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Nacho Roca
Catarroja
Martes, 13 de mayo 2025, 01:06
El negocio lo inició la madre de Esmeralda Olmos tras quedarse viuda. Tras fallecer también su padre se quedaba también huérfana la fábrica de muebles, y asesorada por familiares convirtió la industria mobiliaria en un kiosco. Tras su jubilación, Esmeralda siguió el camino emprendido por su madre «hace treinta años, y que ahora sigo yo».
«Mi madre lo abrió. Esto era una fábrica de muebles por eso es muy grande. Ella se quedó viuda, se quedó también a la vez sin su padre, que eran los que llevaban el negocio de los muebles, entonces ella decidió abrir un kiosco de prensa. Y cuando ya ella se fue a jubilar, pues no sabíamos qué hacer, yo estaba trabajando y tal, me lo pensé muchísimo y al final lo cogí yo en el 2007», comenta Esmeralda.
El quiosco ha tenido sus altibajos, la pandemia le afectó seriamente y ahora la barrancada le llegó a metro de altura, y «tenía la persiana rota, el cristal roto, y aunque pudimos abrir al mes, todavía estamos intentando sacar a flote muchas cosas porque aquí hay que cambiar muchos elementos que todavía no tengo cambiadas», comenta Esmeralda, quien explica que « el negocio cae un poquito porque con todo el tema digital, pues la verdad es que lo estamos notando».
Ubicado en la avenida Corts Valencianes, número 96, el negocio se ha adaptado y es también punto de recogida de paquetería, venta de loterías, venta de golosinas y punto de encuentro del vecindario que apoya al comercio local y a Esmeralda.
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