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Nacho Roca
Picanya
Jueves, 27 de marzo 2025, 10:45
El Forn Baixauli, uno de los hornos más antiguos de la Comunitat Valenciana, reabre este sábado, 29 de marzo, tras haber quedado gravemente afectado por la dana que arrasó parte de la provincia de Valencia el pasado otoño. Fundado en 1745 y con casi tres siglos de historia a sus espaldas, el obrador vuelve a la actividad de la mano de la octava generación de la familia Baixauli, que ha decidido continuar la tradición gracias al impulso de una red de apoyo vecinal y profesional sin precedentes.
Ubicado actualmente en la calle Major, 22 de Picaña, el Forn Baixauli ha sido durante siglos un punto neurálgico de la vida del municipio, manteniendo vivas las técnicas tradicionales de panadería artesanal. «Más que un negocio, el horno es un espacio cargado de significado. Aquí se han cocido no solo panes, sino también historias familiares y sociales», resume Batiste Rubio, uno de los actuales responsables.
Rubio y Vicent Baixauli, sobrino e hijo del anterior propietario, tomaron las riendas del negocio el pasado verano. Apenas dos meses después, la dana arrasó el obrador. «Nos planteamos no seguir. Ver el horno destrozado fue devastador. Pero la respuesta de la gente fue tan abrumadora, tan emocionante, que no podíamos rendirnos», recuerda Rubio.
Solidaridad que levanta muros
El 80% del equipamiento y mobiliario del renovado horno proviene de donaciones particulares. Desde vecinos y clientes de toda la vida hasta personas anónimas de distintos puntos del país, cientos de manos se tendieron para reconstruir el Forn Baixauli.
El Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia también ha desempeñado un papel crucial. No solo ha ofrecido asesoramiento técnico y logístico, sino que impulsó una campaña de donaciones para los obradores afectados. «Hornos como el Baixauli, el Galán o el Velarte representan la esencia de la panadería valenciana. Por ellos vale la pena luchar», asegura Juanjo Rausell, presidente del Gremio.
A pesar de la reapertura de algunos negocios, no todos han podido superar el golpe. «Sabemos que algunos no volverán a abrir. Pero el espíritu del gremio sigue firme. La tradición panadera de nuestra tierra es fuerte y saldrá adelante», concluye Rausell.
Este sábado, cuando las puertas del Forn Baixauli se abran de nuevo y el olor a pan recién hecho vuelva a recorrer las calles de Picaña, no será solo una reapertura: será un homenaje a la memoria, a la resistencia y a la fuerza de una comunidad que no deja que su historia se apague.
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