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Una de las piezas que representa el cuento de 'Blancanieves'. LP
El Museo del Palmito de Aldaia amplía su colección con 237 nuevas piezas

El Museo del Palmito de Aldaia amplía su colección con 237 nuevas piezas

Las más representativas son 45 abanicos de la compositora Matilde Salvador y 137 piezas de los siglos XIX y XX del caladero Francisco Garrido Haro

A. D.

Aldaia

Martes, 1 de febrero 2022, 22:54

La colección del Museo del Palmito de Aldaia (MUPA) ha aumentado con la reciente donación, cesión y depósito de 237 nuevas piezas, gracias a las aportaciones de Matilde Asensio Salvador (hija de la compositora Matilde Salvador), Penélope Garrido Milla (hija del caladero de palmitos Francisco José Garrido Haro), Mireia Fernández Sanchez, Montserrat Navarro Ramón, Amparo Ramón Gisbert, Salvador Folgado Iglesia y Salvador Pascual Nieves.

De este modo, los fondos del MUPA superan actualmente los 700 objetos, mayoritariamente palmitos de 15 países distintos de Europa y Asia con cronologías que van desde el siglo XVII hasta el XXI.

Entre las novedades destaca el depósito de Matilde Asensio Salvador, que aporta 45 palmitos de su madre, la compositora Matilde Salvador (Castellón de la Plana, 1918-Valencia, 2007), gran amante y usuaria de los abanicos, la cual recibió por la su trayectoria artística la Medalla al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana (1997) y la Cruz de San Jorge de la Generalidad de Cataluña (2005).

Algunos de ellos son de uso personal y presentan varetajes y países tradicionales elaborados con materiales y pinturas de gran calidad. Otros palmitos, más sencillos, destacan por el valor histórico artístico de sus países pintados a mano y que recogen momentos emotivos de la vida artística de la compositora e incluso dedicatorias de grandes artistas con los que trabajó.

Salvador usaba palmitos para plasmar recuerdos de algunas de las representaciones musicales que compuso. Uno de estos abanicos es “El ruiseñor y la rosa”, que representa la obra de Óscar Wilde estrenada en el Teatro Principal de Valencia en 1958.

Igualmente trascendente es el palmito “Isis”, que representa la diosa egipcia del mismo nombre, que está pintado (y dedicado a la compositora) por Ángeles Ballester del grupo Los Siete, que tuvo una gran incidencia en las primeras huellas del arte de vanguardia valenciano de los años 1948-1954.

En la colección de Matilde Salvador hay también abanicos conmemorativos, como “Homenaje de Aldaia a Matilde Salvador” (23 de octubre de 1988) pintado por Carmen Mateu, así como otras con pinturas que evocan eventos culturales en los que participó la compositora, como el Certamen de Guitarra de Benicasim, el ballet Blancanieves o la obra Los títeres de cachiporra de Federico García Lorca; y otros con dedicatorias de artistas como Francis Montesinos o Joan Voltés e incluso grandes figuras del toreo.

137 piezas

En las nuevas adquisiciones del MUPA destaca la entrega de Penélope Garrido, que ha cedido 137 piezas de la colección particular de su padre, Francisco José Garrido, caladero de Mislata quien trabajó para talleres de Aldaia y Valencia entre las décadas de 1960 y 1990.

Se trata de una caladera manual de madera y otra eléctrica de 1972 usadas por el propio Garrido, además de 135 palmitos de tipología floral, escenas galantes, regionales y ceremoniales (comunión, boda y luto). Son palmitos españoles e italianos de los siglos XIX y XX, en su mayoría hechos en Aldaia.

De todos ellos merece la atención el abanico "Exposición Regional de Valencia 1883". Se trata del palmito publicitario de la Exposición Regional de Agricultura, Industria y Artes organizada ese año por la Real Sociedad de Amigos del País con el fin de mostrar el desarrollo económico valenciano y facilitar los intercambios comerciales y los adelantamientos tecnológicos.

Palmitos contemporáneos

De un estilo más actual e innovador son los 46 palmitos aportados por Mireia Fernández, hechos la mayoría de ellos en 2020, entre los que destacan abanicos de novia diseñados por Patricia Avendaño, florales abstractas del diseñador Alejandro López, combinados con plumas de colores , así como los realizados con país de telas recicladas cosidas por Gloria Sánchez.

Por último, destaca el palmito “Priscila o el jardín coloreado”, cedido por Montserrat Navarro. Una pieza exclusiva y única elaborada por los artesanos Blay Villa de Aldaia durante los meses de fuertes restricciones a causa del Covid-19. Este abanico tipo baraja está hecho de nácares de Tahití tintados en frío, con combinaciones de colores azules, verdes y rosas que forman un conjunto de gran originalidad. Las varillas de motivos florales presentan un trabajo muy sofisticado ya que están caladas, cortadas y cuidadosamente adornadas con la técnica del buril.

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