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El enterrador de Catarroja, Salva Pons, recibe su diploma de manos del alcalde y el concejal. LP
El oficio de enterrador: Una vida entre los muertos

El oficio de enterrador: Una vida entre los muertos

Personas que desempeñan este oficio en la comarca de l'Horta Sud se citaron en Catarroja para celebrar los 25 años de trabajo de su responsable Salvador Pons Piqueras

Ada Dasí

Catarroja

Martes, 17 de mayo 2022, 17:28

Todos los oficios tienen sus más y sus menos pero sin duda el de enterrador es uno de los más complicados por la carga sentimental que acarrea y las connotaciones negativas que lleva aparejado. Ellos son los que acompañan a los muertos en su último recorrido y los que le dan sepultura con el respeto que se merecen, y vigilan que nada ocurra en el recinto del cementerio.

Después de 25 años ejerciendo en el camposanto de Catarroja, Salvador Pons ('Cacau'), ha normalizado el oficio, tanto que para celebrar esta efemérides reunió en un encuentro sin precedentes organizado por él a enterradores, entre ellos una sola mujer, de 19 pueblos de la comarca y también de Valencia y Sollana, y a su compañero de trabajo Toni Soriano que lleva un año en el municipio.

Además de disfrutar del all i pebre catarrogí, sirvió para poner en común las experiencias, anécdotas y los secretos mejor guardados de estos recintos donde permanece el recuerdo de los que ya no están. “Fue como un proceso catártico”, comenta Salva porque a veces también hay que curar el espíritu en una profesión que “está mal mirada y poco valorada”.

Los peores momentos en la pandemia

En sus años como enterrador ha vivido de todo, incluso se ha quedado encerrado hasta tres veces en los nichos y una en uno de los panteones pero coincidió con los demás que los peores momentos para la profesión fueron durante la pandemia.

Su presencia fue indispensable para dar sepultura a las víctimas del Covid-19 que llegaban en ataúdes precintados, algunos sin ningún familiar que pudiera despedirlo sin completar el duelo. “Luego a los tres meses venían y me preguntaban por ellos”, explica “yo los tranquilizaba diciendo que no habían estado solos, como si fuera parte de su familia”, palabras que rasgan el corazón y sentimientos que Salva se llevaba a casa al terminar su jornada. Imposible no empatizar.

Más duro fue aplicar la restricciones en el acceso al cementerio a solo tres familiares en los momentos más complicados de la pandemia. “Teníamos que hacer turnos para que pudieran despedirse”, comenta, “hemos vivido dramas muy intensos”.

Historias y leyendas

Pero al margen de los sentimientos, Salva, como el resto de sus compañeros, son guardianes de las historias que se esconden entre las paredes de los cementerios de la comarca, entre los que destaca el de Catarroja por la arquitectura de sus panteones.

La visita de los enterradores al cementerio de Catarroja. LP
Imagen principal - La visita de los enterradores al cementerio de Catarroja.

En este recinto, el enterrador, desvela las ofrendas que los estudiantes dejan en época de exámenes en el panteón de Bertomeu Llorens, que dio nombre a un colegio de la localidad, y que fue enterrado con sus títulos de filosofía y letras en sus manos. También fue el encargado de adecentar la zona reservada para los protestantes, donde yacían los restos de una persona desconocida y que, tras una investigación, lograron averiguar quién era y dignificar su descanso eterno.

Salva ha heredado la historia del camposanto y sus leyendas, como la del tío Buliró, que, tras la muerte de su mujer, encargó el pago de cinco pesetas a todos los que fueran a su entierro al trote, acompañando al carruaje de caballos, o la del torero Antonio Carpio que fue enterrado en la plaza de toros donde murió tras una cogida y cinco años después sus restos regresaron a Catarroja, donde descansan. O de los responsables del camposanto que vivieron las primeras cuatro décadas en el propio recinto junto a sus familias.

El cementerio en las redes sociales

El concejal de Cementerio, Xavi Bellot, le ha dado un vuelco al camposanto que ya está presente en las redes sociales con su propia cuenta de Twitter que se utiliza para difundir todas las informaciones referentes a la historia de uno de los recintos arquitectónicamente más bellos de la comarca y contar alguna de sus curiosidades. «El objetivo es ponerlo en valor como un espacio dedicado a la memoria y la reflexión como en otros países europeos», señala. Desde la cuenta de Twitter «se hará un retrato de la historia de Catarroja a través de la arquitectura, la revisión de lo que fue otra sociedad y el respeto a la memoria». A su vez, «servirá para aprender un poco más sobre nuestro municipio y sus personajes ilustres que dejaron su huella en nuestro pueblo», añade.

El encuentro, en el que Salva recibió un diploma conmemorativo por su dedicación de manos del alcalde, Jesús Monzó y del concejal de Cementerio, Xavi Bellot, también sirvió para poner en común las reivindicaciones de los enterradores de la comarca, como en la pandemia, cuando el sector funerario, entre los que se encuentran, no fueron considerados como grupo prioritario para recibir la vacuna. “Compartimos experiencias, pero cada uno trabaja en su propia soledad”, concluye Salva.

Cada uno de los participantes se llevó su identificación con su nombre y en la parte delantera la fachada del cementerio de Catarroja, “el más bonito de la comarca”, como apunta su responsable, y realizaron un visita por el camposanto.

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