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a. d.
Albal
Jueves, 12 de agosto 2021, 19:50
Un pequeño gesto como colocar pelotas de tenis en las patas de las sillas significa para las hermanas Iris y Alba, de ocho y cinco años respectivamente, un paso de gigante para su calidad de vida. Ambas padecen una discapacidad auditiva que no requiere de implantes pero si de audífonos que generan ciertas molestias ante ruidos intensos.
Las pequeñas cursan sus estudios en el colegio de La Balaguera de Albal y su padre, Sergio Olivencia, ha pedido la solidaridad de los amantes del pádel y tenis a través del Ayuntamiento. El progenitor se puso en contacto con la concejala de Educación, Melani Jiménez, para hacer un llamamiento a través de las redes sociales municipales, solicitando pelotas usadas, que evitan la contaminación acústica en sus aulas.
Las bolas, que ya se están recogiendo en el polideportivo La Balaguera, se colocan en las patas de las sillas para eliminar el ruido estridente que producen al moverse y que es altamente molesto para las dos alumnas.
El pasado 25 de febrero se celebró el Día Internacional del Implante Coclear, considerado uno de los mayores avances en la historia de la medicina. Se cumplieron 64 años desde aquel 1957, cuando se realizó el primero en Francia. A España no llegaría hasta 1985. Con motivo de esta jornada, Sergio Olivencia solicitó al Ayuntamiento, dar visibilidad a la jornada.
En el caso de la hija mayor, su detección no fue precoz, por lo que inicialmente tuvo más problemas de adaptación, ya superados. “Como podréis imaginar, fue un palo muy grande porque a los padres nos cuesta asimilar este tipo de noticias”, explica Olivencia y reivindica, “medios, recursos y escuelas inclusivas porque las necesidades suelen ser comunes para los usuarios de audífonos como para las personas que necesitan implantes”, afirma.
Las pequeñas estudian en el colegio La Balaguera, donde toda la comunidad educativa se ha solidarizado con la familia. Muy agradecido, el padre afirma que la mayor ayuda ha venido del centro, “están cien por cien integradas, gracias a que todos y todas han contribuido a normalizar la situación”.
A pesar de que se ha avanzado mucho en las pruebas genéticas que concluyan la causa, en el caso de Iris y Alba sus progenitores desconocen el por qué, nadie de la familia padece o ha padecido sordera, por tanto no es una patología que se hereda. Sus hijas saben leer y hablar, “el concepto del sordomudo ha quedado muy obsoleto con respecto a generaciones anteriores, en la actualidad, salvo casos muy concretos, ya no se da esta situación. Afortunadamente se ha avanzado mucho”, cuenta.
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