Picanya fue uno de los municipios víctimas del barranco del Poyo con una decena de fallecidos debido a las inundaciones del pasado 29 de octubre, además de cuantiosas pérdidas económicas. Entre las más difíciles de reponer se encuentran las viviendas derribabas por el empuje del agua o que han quedado seriamente dañadas. De ahí el interés del convenio firmado entre el Ayuntamiento y la Sareb para el realojo temporal de los damnificados. Los pisos, todos amueblados, se encuentran en Montserrat y Riba-roja.
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El Ayuntamiento publicó este martes las bases del acuerdo para dar inicio al plazo de presentación de solicitudes. Los interesados tendrán 21 días naturales para presentar la documentación, tras lo que se procederá al chequeo y puntuación antes de adjudicar los arrendamientos.
Los primeros días de la dana, el gobierno municipal ya activó por la vía de emergencia el realojo de 39 personas en una residencia de personas mayores en el municipio. La mayoría ya han encontrado alternativa, precisaron fuentes municipales, a través de segundas residencias o familiares, entre otros recursos.
El desbordamiento del barranco del Poyo dejó un reguero de viviendas derribadas, sobre todo entre las situadas prácticamente en el borde del cauce. Picanya tiene una superficie de unos siete kilómetros cuadrados, de los que el territorio urbanizado consume un par. Eso da pie a futuros proyectos inmobiliarios, aunque ninguno con la velocidad que necesitan los damnificados.
Esa es la cuestión a la que ahora se enfrentan los ayuntamientos afectados por la dana. La retirada de miles de vehículos de las calles se ha convertido en uno de los emblemas de la destrucción causada por el agua, lo que ha dejado en segundo plano el gravísimo problema de falta de vivienda en varios municipios.
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De ahí que la solución de viviendas de la Sareb en Montserrat y Riba-roja pueda parecer demasiado alejada de Picanya. En el pleno celebrado estos días, una vecina realojada en la pedanía de La Torre en Valencia destacó su deseo de volver a residir en este municipio de l'Horta.
Eso sí, un PAI tarda una media de cinco años desde que se proyecta hasta la entrega de las primeras llaves, mientras que en los solares donde se encuentran las viviendas arrasadas por el agua falta por decidir si se volverá a edificar o las instituciones públicas regulan las normas urbanísticas con más restricciones debido a lo ocurrido.
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