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Picassent
Miércoles, 4 de agosto 2021
La tala de varios ejemplares de árboles de distintas especies, entre ellos pinos y palmeras, del parque de Ermita de Picassent ha estado rodeada de ... una polémica vecinal que pretendía frenar lo que parecía algo que ya no tenía remedio. Los defensores insistían en el respeto por la naturaleza y la función de la vegetación para minimizar los efectos de las emisiones de CO2, además del sentimiento que les une a estos ejemplares que llevaban más de tres décadas observando el devenir diario de los habitantes del municipio y formaban parte de los "recuerdos de infancia" de muchos de ellos.
No obstante, estas opiniones confrontan con la de los residentes cercanos que han sentido un gran alivio tras su tala, ya que "cuando hacía aire pensábamos que se nos caerían encima", como señala uno de ellos, haciendo referencia a que "eran un peligro por su altura". A esto se suma los problemas causados por la procesionaria en la zona de lo juegos infantiles.
La tala se enmarca en la remodelación de la plaza de la Ermita, la de Ausiàs March y su entorno que según explican desde el consistorio, "incluye también numerosos árboles de diversas variedades que en un futuro inmediato cubrirán de sombra el recinto". La alcaldesa, Conxa Garcia advierte de que la eliminación se sustenta en "numerosos informes policiales cada vez que ha habido temporales de lluvia y viento", que obligaban a cerrar el parque por posibles caídas, como ya ocurrió en una ocasión en la que ese desplomó un pino sobre los juegos infantiles.
Según señala el arbolado "presentaba un grave deterioro porque no se había podado adecuadamente para que creciera a lo ancho" y se ha comprobado a través de un informe a cargo de la Diputación que ningún ejemplar está catalogado como protegido. Garcia asegura que solo algunos de ellos, las palmeras, se han podido trasplantar a otras zonas del municipio.
La intervención en el arbolado es el comienzo de la segunda fase de las obras del proyecto para remodelar este espacio que cuenta con una inversión de más de 730.000 euros, cofinanciada con fondos europeos. Tras la primera parte de la actuación en la que se renovó y regeneró la explanada de la Ermita, ahora le toca el turno a esta plaza y su entorno.
Los objetivos son el de recuperar y conseguir más espacio peatonal, con mayor accesibilidad y la consecuente eliminación de barreras arquitectónicas. Además, también se ha previsto la instalación de nuevos juegos infantiles adaptados y mejor arbolado. También se dotará de un moderno mobiliario urbano con bancos, papeleras y una fuente de agua, y un alumbrado público de bajo consumo energético que repercutirá en una menor contaminación lumínica.
En definitiva, un parque del siglo XXI con todo lo necesario para que los ciudadanos disfruten de las instalaciones con las mejores condiciones en este céntrico enclave, diseñado por el prestigioso arquitecto valenciano, José María Tomás Llavador. Según Garcia "este parque necesitaba una mejora inminente para adaptarse y convertirse así en un espacio seguro para todos".
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