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Corría el año 2015 cuando los vecinos de El Puig asistieron estupefactos, entre la impotencia y la tristeza, a los efectos de la voracidad del tomicus, el escarabajo que acabó con miles de pinos en la montaña de la Patà. Aquel año, debido a la prolongada sequía, los árboles estaban frágiles, no tenían defensas y la plaga arrasó más de un millón y medio de ejemplares en la provincia de Valencia.
En El Puig fue una tragedia. La montaña de la Patà no es sólo un lugar de descanso y paseo para los vecinos, sino un paisaje perenne y también un vestigio de la historia del Reino de Valencia, ya que cuentan que fue el castillo erigido en la montaña, del que quedan unos restos visibles -y mucho más por excavar- el lugar desde el que Jaume I comenzó la reconquista de Valencia, allá por 1276.
Tras la voracidad del tomicus, tocó talar. Miles de árboles sucumbieron bajo el estruendo de las motosierras. La montaña, que había lucido durante décadas completamente verde, se veía desprotegida. Efectivamente, lo estaba. Tras aquella actuación de emergencia llegaron los anuncios de una repoblación de la que, siete años después, el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de El Puig, Fernando Checa, admite que apenas se ha ejecutado una mínima parte. Un retraso que ha agravado todavía más el frágil ecosistema de la montaña, que sufrió los efectos de la erosión en las primeras lluvias tras las talas.
Desde Acció Ecologista Agró advirtieron al Ayuntamiento de la urgencia de medidas que no se ejecutaron, como la instalación de barreras protectoras para evitar que el agua arrastrara la tierra. Así, un suelo que ya contaba con poco sustrato quedó todavía más desnudo.
Ahora el Ayuntamiento ha anunciado una repoblación inminente de árboles autóctonos que en realidad está financiada por una empresa privada, Thyssen, que pretende invertir los fondos de su Responsabilidad Social Corporativa en esta actuación.
El edil de Medio Ambiente explica que desde la empresa se pusieron en contacto con el Consistorio para proponerles la reforestación de la Patà, en el que hacen partícipes a sus trabajadores y, en extensión, a los vecinos de El Puig que quieran colaborar. Desde el Ayuntamiento aseguran que toda esta actuación, que se alargará durante varios años y en todo momento financiada por la empresa, está supervisada por una empresa especializada.
Desde Acció Ecologista Agró son prudentes. Explican que las actuaciones necesarias en la montaña de la Patà deberían de haberse ejecutado hace años, y que desde la organización propusieron un plan de acción que fue rechazado. "No conocemos cuál es el proyecto que se va a ejecutar, y cualquier acción es bienvenida, siempre que esté bien planteada", explican.
En realidad, fue en los años sesenta del pasado siglo cuando la montaña de la Patà fue convertida en un espacio forestal con la plantación de 12.000 pinos que, debido a las características del terreno y la falta de planificación, eran ejemplares de escaso crecimiento y muy frágiles a cualquier plaga, como efectivamente acabó sucediendo. Hasta mediados del siglo XX, la montaña de la Patà tenía otro aspecto distinto, y es ese paisaje el que se pretende recuperar.
El historiador y experto Julio Badenes ya hablaba en aquellas reuniones que se convocaron tras la tala de árboles «la necesidad de conocer la realidad de la montaña, pero no sólo la que vemos ahora, sino la de toda su historia con datos de hasta donde podemos remontarnos. Disponemos de documentación desde el 1600, aproximadamente».
El aspecto de este enclave durante los últimos 400 años «no varió demasiado. En un primer momento la montaña no tuvo árboles, ya que habrían eliminado la visibilidad en un importante punto defensivo, ya que aquí se encuentra el castillo, que es de origen musulmán».
Cuando la fortificación dejó de estar activa, el paisaje de la montaña fue cambiando. Crecían alcornoques, oliveras, esparto o almendros. Y ese es el proyecto que finalmente se aprobó por el Ayuntamiento y no se ha ejecutado todos estos años, y que los vecinos de El Puig quieren recuperar. "Con pinos o con los árboles que sea, queremos que vuelva a ser un pulmón verde", reclaman.
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