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Ada Dasí/ Alicia Talavera
Horta
Jueves, 5 de enero 2023, 00:50
Lunes orgánica y envases ligeros. Martes, nada. Miércoles orgánico y papel y cartón. Jueves resto, y viernes, sábado y domingo se repite la misma ... historia. Los vecinos de Meliana no tienen más remedio que jugar al sudoku para bajar la basura que corresponde, el día que toca y a una hora determinada, poniendo a prueba su memoria.
Un rompecabezas de fechas que cambia dependiendo de las tres zonas (A, B y C) en las que se ha dividido este pueblo de l'Horta Nord, con más de 10.800 habitantes y que ha implantado el sistema de recogida puerta a puerta en el mes de noviembre. «Tienes que tener un organigrama para no equivocarte», explica un vecino. Desde el consistorio defienden que es la opción más adecuada para aumentar la tasa de reciclaje, muy por debajo de la comarca, aunque la oposición vecinal sigue resistiéndose a «hacer el trabajo» que no les corresponde.
Un tablero en la nevera ayuda a recordar cuándo y cómo cumplir con la obligación pero lo que más incomoda a los residentes es tener que utilizar un cubo para bajarla que, además, queda expuesto durante toda la noche, colgado en totems si se vive en una finca, y que debe recogerse al día siguiente para guardarlo de nuevo en el propio domicilio.
Esto es motivo de preocupación para los «insumisos» que se niegan a utilizarlo como «una fuente de bacterias» tras pasar por las manos de los trabajadores de la recogida que tienen que vaciarlo y volver a depositarlo en el mismo poste. Además, «te tienes que hacer responsable de él», comentan varios vecinos.
La oposición a utilizar estos depósitos provoca que toda aquella basura que se saca en bolsas no se la lleve el servicio de recogida selectiva al no estar identificada la fracción a la cual corresponde con el cubo del color determinado y se quede en los totems o en montones en las calles.
Para los comercios la cosa cambia. Disponen de tres contenedores medianos que tienen que sacar a la calle en los días dispuestos en el calendario y luego volver a guardarlos en el interior. La cosa se complica en el sector de la hostelería. «Tienes que guardar la basura orgánica dentro del local y cuando se cocinan alimentos como el pescado es fuente de malos olores hasta que toca sacar esa fracción», comenta el responsable de un restaurante.
Consultado otro comercio, su propietaria advierte de que «no estoy dispuesta a entrar los contenedores a la tienda, porque pasan muchos perros y mean en los cubos, es una cuestión de salud y malos olores», por lo que la opción que le queda es la de dejarlos a las puertas del local.
La picaresca también está a la orden del día y algunos optan por depositar la basura en los contenedores del municipio vecino de Foios. Esto ha hecho que algunos de los depósitos se hayan trasladado de calle para evitar estos desplazamientos que acaban por desbordar su capacidad.
No obstante el Ayuntamiento, destaca las cifras de reciclaje conseguidas en los dos primeros meses de implantación y las subvenciones medioambientales concedidas por la Generalitat y Diputación con la calificación máxima.
Meliana es el primer municipio de l'Horta en instalar este sistema. En la comarca de la Ribera son nueve los que ya lo tienen desde el año pasado y que han aumentado de forma importante el porcentaje de reciclaje, reduciendo la tasa de gestión de residuos. En los primeros meses surgieron críticas y se encontraron bolsas fuera de horario pero se ha ido normalizando.
Además, hay otras dos ciudades más grandes que también utilizan sistemas de separación de basura para cumplir los objetivos de la ley de residuos. Algemesí, desde hace décadas utiliza el puerta a puerta en algunas zonas y está complementado con contenedores.
En Carcaixent, desde 2022 solo sacan por la noche contenedores para tirar la basura según un calendario. Mientras la orgánica se puede sacar todos los días, el plástico tiene dos a la semana y el cartón uno. Pese a las críticas iniciales, la mayoría de vecinos se han adaptado al nuevo sistema aunque sigue habiendo algunos problemas en las islas de contenedores que se han instalado a las afueras. Por ello, el Ayuntamiento ha aprobado instalar cámaras de vigilancia para sancionar a aquellos que utilicen de forma incorrecta este servicio.
En La Costera, La Font de la Figuera también cuenta con el puerta a puerta, aunque con la diferencia de que son los vecinos los que eligen adherirse.
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