Ada Dasí
Albal
Viernes, 23 de septiembre 2022, 21:16
Más luz, es lo que reclama la asociación vecinal de la urbanización Santa Anna de Albal para aumentar la sensación de seguridad y acabar con la intranquilidad que impera en este sector residencial, con solo un 30% de terreno construido, ante las visitas inesperadas de los amigos de lo ajeno.
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La petición llega después de que el Ayuntamiento se comprometiera a llevar a cabo la instalación de nuevas farolas perimetrales tras una oleada de robos que se produjo el pasado mes de mayo y que despertó todas las alarmas entre los vecinos. Estos elementos del mobiliario urbano reforzarán la sensación de seguridad en la carretera de acceso al sector.
La urbanización ya cuenta, desde que se sucedieron los hechos, con cámaras de seguridad conectadas a la Policía Local y que vigilan las entradas y salidas a la zona, delimitada por las vías del AVE y el campo de fútbol, además del Bosque Mediterráneo, que es por donde los vecinos reclaman la instalaciones de las farolas.
No obstante, desde el Ayuntamiento, el alcalde Ramón Marí, apunta que está previsto el proyecto para dotar de farolas la carretera que conduce al sector hacia las vías del AVE y que ya cuenta con una partida presupuestaria de 49.000 euros.
"Pensábamos que se resolvería con una contrato menor pero tras el informe desfavorable de la interventora tenemos que licitarlo en el mismo paquete junto a otras instalaciones eléctricas en el municipio que asciende a 350.000 euros y que irá más lento por el proceso administrativo", explica. "El Ayuntamiento tiene que cumplir la ley", apostilla.
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Y es que este vial ya contaba con unos apliques bajos, pero la primera vez que se pusieron en marcha robaron todas las bombillas led y tras asegurarlas con tornillos acabaron llevándoselos enteros dejando de nuevo a oscuras la zona.
Esta no es la única queja de la entidad vecinal que pone también el acento en el trato "discriminatorio" por parte del consistorio respecto al casco urbano y reclaman más inversiones como nuevos puntos de contenedores, la instalaciones de carteles de prohibición de jugar a la pelota y la advertencia de radar, y el traslado del punto de reciclaje de la basura orgánica.
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Además, todavía está pendiente la reparación de aceras, "mientras que en el casco urbano se van a invertir más de 300.000 euros en esta materia", como apuntan desde la asociación, que se queja del mal estado en el que se encuentran, así como de los numerosos solares privados sin limpiar que suponen un grave peligro por los incendios.
Los vecinos también se quejan y consideran como "discriminación" que desde el consistorio los consideren los "ricos", "como se ha oído en más de una ocasión refiriéndose a los asociados como 'els rics' y 'els rics que paguen'”.
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