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Ada Dasí
La Pobla de Farnals
Martes, 15 de febrero 2022, 01:53
Lo que comienza siendo un apartamento para pasar el verano se convierte con el paso de los años, en muchos casos, en una vivienda habitual. Esta situación se repite con mucha frecuencia en la zona de costa de l'Horta Nord, donde los veraneantes acaban convirtiéndose en vecinos "encubiertos", atraídos por la tranquilidad de las playas y su cercanía a la capital. El problema es que mientras su población crece, los servicios que se prestan se quedan como están en detrimento de los vecinos de pleno derecho.
La situación es más complicada especialmente en los municipios más pequeños. Para tratar de resolverlo, La Pobla de Farnals ha puesto en marcha una iniciativa pionera con la que trata de convencer a estos "indecisos" para que se empadronen en el municipio bajo el lema "Yo vivo, yo soy" que repiten algunos de sus habitantes en un vídeo emitido en las redes sociales. Su alcalde, Enric Palanca, explica que "cuantos más seamos, más oportunidades tendremos".
"Aquí vive mucha más gente de la que está empadronada. Esto genera más gastos que ingresos, puesto que el municipio recibe una parte proporcional de los ingresos por tributos del Estado por número de habitantes empadronados", explica Palanca. "La PIE es la segunda fuente de ingresos del Ayuntamiento después de las contribuciones, no vale sólo pagar IBI para contribuir a todos los servicios públicos a los que tenemos derecho", advierte.
"Estar empadronados y empadronadas en nuestro lugar de residencia habitual es solidario, responsable y tiene beneficios inmediatos: a más población, también más personal municipal que mejora la atención ciudadana. Si tú vives en La Pobla de Farnals, tú eres de La Pobla de Farnals", argumenta el primer edil.
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El confinamiento disparó en este municipio de l'Horta Nord la llegada masiva de nuevos vecinos a la zona de playa, con el consecuente crecimiento de la demanda de servicios, sobre todo los sanitarios que es uno de los indicadores mas efectivo. "Los propios médicos del ambulatorio fueron los que nos advirtieron de la atención que prestaban a los no residentes", comenta Palanca, al igual que ocurre con el aparcamiento que también sirve de referencia.
Y es que en esta localidad se ha pasado de 7.978 habitantes en 2019 a 8.128 en 2020 y 8.205 en 2021 (la última cifra oficial que se ha publicado), lo que implica que servicios como la recogida de basura, seguridad, transporte o limpieza, se hayan tenido que reforzar. La campaña ya está dando sus frutos y según el alcalde, "hemos tenido sobre 80 consultas respecto al empadronamiento desde que empezó".
En El Puig de Santa Maria se vive una situación similar. El núcleo de la playa cuenta con cerca de 3.000 viviendas, y según la alcaldesa, Luisa Salvador, hay sobre 1.100 vecinos censados. En la localidad también hubo un intento en legislaturas anteriores de fomentar los empadronamientos, regalando incluso sombrillas, pero no llegó a buen puerto o su incidencia fue mínima.
"Es un tema complicado", advierte la alcaldesa que apunta que "el mayor problema lo tenemos en verano cuando la población se triplica y se tienen que prestar los servicios igual". "Sería bueno que se empadronarán si viven aquí todo el año porque así tendríamos más recursos", asegura.
Por el contrario, Alboraya y Puçol viven una situación diferente, con más habitantes empadronados de los que realmente tienen contabilizados. El Instituto Nacional de Estadística (INE) avala esta cuestión ya que cifra en ambas localidades la población no vinculada que pasa más de 14 noches al año allí en cerca de 3.000 en los dos casos, aunque solo recoge las cantidades de las localidades de más de 10.000 habitantes.
En el caso de Alboraya, según la concejala de Urbanismo, Ana Bru, este exceso de personas empadronadas que en realidad no son residentes habituales, "se debe al gran número de apartamentos turísticos que tenemos en Port Saplaya y La Patacona".
Paz Carceller, la primer edil de Puçol argumenta que en su caso ocurre lo mismo. "Hay cerca de un millar de vecinos empadronados en la zona de playa que no viven habitualmente allí", comenta y explica que el boom llegó "cuando las primeras viviendas desgravaban y la gente se empadronaba aquí", momento que coincidió con la urbanización de la costa de la localidad.
Aunque Carceller afirma que "cada vez hay más gente que se queda a vivir en la playa. Se compran el apartamento y lo utilizan como vivienda habitual", de hecho el censo de Puçol ha aumentado en los últimos años y ya sobrepasa los 20.000 habitantes. Donde sí se ha detectado la situación del aumento de población no censada es en las dos urbanizaciones, Alfinach y Monasterios. "quizás allí sí sería necesaria una campaña para animar a que se censen". y es que las urbanizaciones también son un foco para estos vecinos "encubiertos".
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