NURIA VEGA
Domingo, 16 de noviembre 2014, 02:48
El presidente ruso, Vladímir Putin, se ha marchado de Brisbane (Australia) antes del final oficial de la cumbre del G-20, tras unas tensas horas por las críticas vertidas por varios dirigentes occidentales a su gestión de la crisis ucraniana. El avión de Putin despegó antes de la publicación del comunicado final del G-20. Previamente, advirtió de que la imposición de sanciones "daña a todas las partes".
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El mandatario ha vuelto a convertirse en el protagonista incómodo en el encuentro de las principales economías del mundo. La presión de la comunidad internacional por el conflicto en el este de Ucrania ha tensado todas las reuniones en las que ha participado Putin. Se ha visto con la canciller alemana, Angela Merkel, con el primer ministro británico y con el nuevo presidente de la Comisión Europea. Y existe una unanimidad absoluta al reclamar a Putin que cumpla los acuerdos de Minsk y evite injerencias en territorio ucranio.
El presidente del Consejo Europeo, pendiente del intento de los rebeldes prorrusos de tomar el aeropuerto de Donetsk, lanzó ayer una advertencia Moscú. Vamos a seguir utilizando todas las herramientas diplomáticas, incluidas las sanciones, a nuestra disposición, avanzó.
Herman Van Rompuy confía, sin embargo, en que se frene la escalada y Rusia empleé su influencia en detener el flujo de armas y tropas hacia Ucrania. El lunes los ministros de Exteriores de la UE viajarán a la zona para analizar la situación y resolver los próximos pasos a dar.
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