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borja olaizola
Martes, 21 de julio 2015, 21:22
Hace algo más de un mes los empresarios franceses recibieron una comunicación confidencial de Nicolás de Rivière, el representante del país vecino en las negociaciones con Irán: "Nos estamos acercando a un acuerdo sobre lo nuclear. Daos prisa en llegar a Teherán porque vuestros competidores ya están allí". Los círculos económicos hace tiempo que daban por hecho el pacto que se escenificó el martes entre Irán y los seis países más poderosos del mundo. Que la llegada al poder en 2013 del reformista Hasán Rohani iba a desembocar en un acuerdo era un secreto a voces entre los grupos inversores. Hasta la Embajada de España en Teherán redactó en marzo del año pasado un documento en el que advertía que Francia, Italia o Alemania estaban enviando delegaciones comerciales "muy notorias" a Irán. "Quedarse atrás en esta carrera por lograr un buen posicionamiento -avisaba- puede ser un error difícil de enmendar".
El fin de las restricciones que comporta la renuncia del régimen iraní a las armas nucleares ha supuesto el banderazo de salida para una legión de firmas occidentales, que compiten por hacerse un hueco en el goloso mercado persa. Todos los informes sobre Irán están encabezados por dos cifras: sus 80 millones de habitantes y el cuarto puesto que ocupa en el listado de reservas petrolíferas del planeta. El primer dato sitúa la cifra de potenciales compradores a la altura de Alemania y el segundo anticipa un flujo generoso de petrodólares en cuanto las refinerías se modernicen y recuperen el ritmo previo a las sanciones.
"Es curioso que algunos jóvenes de Teherán saludasen el pacto del martes al grito de ¡fuera fallafel, bienvenido McDonalds!", observa el profesor Rafael Robles, que dio clases en la Universidad de Teherán y sigue de cerca lo que pasa allí. El falafel, para entender la consigna, es una albóndiga de garbanzos, uno de los platos tradicionales de Oriente Medio. Por eso, este inocente eslogan resulta más revelador de lo que parece. Dos de cada tres iraníes no habían nacido cuando en 1979 Jomeini derrocó el sha y el único régimen que conocen es el de los ayatolás. "Todos tienen internet y antenas parabólicas, así que están al tanto de las costumbres y las modas occidentales", observa el profesor Robles. No es difícil concluir que la cultura occidental -y por extensión sus empresas- representa un poderoso imán para unos jóvenes que han vivido sometidos a los estrictos códigos de conducta impuestos por los guardianes de la revolución.
624 penas capitales en un año
Organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han denunciado repetidamente la vulneración de los derechos humanos por parte del régimen de Teherán. Según los datos recopilados, Irán sería el país que más penas de muerte aplica, 624 el año 2013. La mayor parte de los ejecutados están acusados de traficar con droga, aunque también los hay por oponerse al régimen.
Justicia "ejemplarizante"
Muchas de las ejecuciones se hacen en público por su carácter "ejemplarizante". Arriba, el ahorcamiento de un reo que mató a otro joven en una pelea callejera.
"El régimen teocrático es muy severo en todo lo que tiene que ver con la moralidad", observa la periodista y escritora Ana María Briongos, que desde que visitó por primera vez Irán en 1968 no ha dejado de viajar al país. "En la calle hay que guardar las formas, llevar un pañuelo en la cabeza y mantener la compostura en la vestimenta, pero en cuanto llegan a casa dejan a un lado la parafernalia y se comportan como son". Esa doble personalidad hace que los iraníes vivan una cierta esquizofrenia. "Escuché a un diplomático decir que en Irán lo que es no lo ves y lo que ves no es, y me pareció una definición bastante ajustasa de la realidad del país", refrenda el profesor Robles.
El afán de control de la Administración no solo abarca la vestimenta o la prohibición de besarse en público. En un intento de frenar la creciente tendencia de las jóvenes parejas a convivir sin contraer matrimonio, el Gobierno ha lanzado una página web para poner en contacto a personas que buscan su media naranja. El portal se llama Encuentre su igual y ha suscitado airadas críticas de los sectores más ortodoxos, que entienden que vulnera los valores islámicos. Hasta el momento, la fórmula no ha tenido mucho éxito, sobre todo porque hay páginas de contactos alternativas que resultan más atractivas a los ojos de los aspirantes a encontrar pareja.
El embargo aplicado en los últimos años hizo retroceder la economía iraní y ahuyentó a numerosas empresas occidentales que se habían asentado allí. Antón Pipaón, director comercial del Grupo Tubos Reunidos, con más de tres décadas de presencia en Irán, reconoce que las ventas en los últimos años "han sido testimoniales". El país, sin embargo, se presenta como uno de los mercados más interesantes en cuanto desaparezcan las trabas actuales. "Infraestructuras como los transportes o las mismas instalaciones petrolíferas están obsoletas y ahí surge una gran oportunidad", observa. Los iraníes, añade, son clientes exigentes que respetan la palabra dada y que cuidan mucho las relaciones personales. "Son serios en los negocios y les gusta el trabajo bien hecho". Su mayor temor es que empresas de países como China, Turquía o Corea hayan aprovechado la retirada de los europeos y los americanos para hacerse un hueco en el mercado.
El triple de turistas
Ese miedo lo comparten también las empresas alemanas, italianas y francesas, que son los principales socios comerciales de la UE con Irán. Delegaciones de los tres países llevan tiempo preparando el terreno con visitas y encuentros estratégicos. Peugeot, por ejemplo, está a punto de cerrar un acuerdo para que su socio Iran-Khodro, un fabricante de automóviles más conocido como Ikco, se encargue de la producción del modelo 301, un coche para mercados emergentes. Airbus ha vendido a Mahan Air, una aerolínea de la familia del expresidente Rafsanjani, uno de los pilares del régimen, nueve aviones por valor de 300 millones de dólares. La operación se habría realizado a través de una compañía iraquí que actuó de pantalla para sortear la prohibición del embargo.
Aunque Estados Unidos ha sido el principal impulsor de las sanciones a Irán, una de sus principales empresas, Boieng, lleva tiempo sondeando a las autoridades del régimen para suministrar nuevos aparatos a Iran Air, la compañía de bandera iraní. "Muchas multinacionales europeas y americanas han empezado a enviar a sus mejores cuadros a Teherán para preparar el terreno porque hay mucho en juego", señalan fuentes de una organización empresarial. Entre esas firmas habría algunas de capital español -con Repsol e Inditex a la cabeza- interesadas en tomar posiciones.
En esa parrilla de salida hay también codazos para hacerse con una parte del pastel en el emergente sector del turismo, ahora bajo control directo del Gobierno -alrededor de 1,4 millones de visitantes aterrizaron en 2014-. Desde la llegada al poder de Rohaní la cifra de visitantes europeos a Irán se ha triplicado. A la cabeza figuran los alemanes, aunque los viajeros españoles se han multiplicado por dos. "El principal problema es que no hay plazas hoteleras suficientes para atender la demanda", indican desde Oriente Viajes, una agencia vinculada al centro cultural Persépolis de Madrid. La oferta turística de Irán no tiene parangón en Oriente Medio y los viajeros más avezados lo saben. "Es el momento ideal para ir, justo antes de que se masifique".
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