Recreación del estadio Al Rayyan, el quinto en construcción.

Prolegómenos del Mundial

Nepalíes, bengalíes, filipinos... trabajan mil horas por 250 euros al mes y a veces ni les pagan. Más de 4.000 operarios morirán en accidente laboral en las obras del Mundial de fútbol, sale a 62 víctimas por partido

íñigo domínguez

Jueves, 20 de agosto 2015, 19:17

stoy sesteando en Doha en casa de Paco, tomando cervezas y viendo Juego de tronos. No el que piensan, sino un reality americano en el que fabrican retretes. Fuera hay 43 grados y nada que hacer. He ido al museo de arte islámico, pero estaba cerrado y así todo. Me lo vuelve a decir Paco: no tenía que haber ido en ramadán. Pensaba que no podía ser para tanto, pero sí, es para tanto. Siempre me puede este personaje del turista patoso.

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La ruta

  • Ricos

  • Catar es el tercer productor de gas natural del mundo, tras Rusia e Irán, y el país con mayor renta per cápita del planeta. En la última década se ha volcado en un gran desarrollo económico y de inversiones en el extranjero. Ha comprado medio centro financiero de Londres y patrocina el Barcelona. El FMI alerta de que su economía se ha recalentado y quizá está creando una burbuja.

  • Protagonismo

  • Ha intentado también ganar protagonismo en el mundo árabe ha plantado cara al liderazgo de Arabia Saudí y revolucionó la televisión con Al Jazeera. Aspira a ser un centro cultural de referencia y su gran logro ha sido adjudicarse el Mundial 2022, aunque el escándalo de la FIFA lo ha dejado en el aire.

Paco es uno de los amigos de la infancia de la panda macarra de mi hermano. Aunque luego salió arquitecto. Durante el delirio del ladrillo español estuvo en la Manga del Mar Menor haciendo adosados y ahora aquí construye un barrio entero. Se mueve por el mundo con las burbujas inmobiliarias. Porque lo de Catar, un país en obras, lo ve así: "No sé para quién hacemos esto. Es un país sin gente. Los rascacielos están vacíos. Por las noches encienden luces en las ventanas pero no hay nadie". Uno de los emblemas de la ciudad, la Doha Tower -el condón, para los amigos- de Jean Nouvel, ha estado vacío dos años y medio, ahora han puesto una oficina en unos pisos.

Catar es un decorado, y lo completan con estadios para el Mundial 2022, aunque las obras están medio paradas desde que estalló el escándalo de la FIFA y temen que se lo quiten. Hombre, es que tienen a medias con el hijo de Blatter la empresa que lo organiza. He hecho la prueba de jugar al fútbol dos minutos en junio en Doha y certifico que es imposible.

Paco solo descansa un día, el viernes, lleva tres años aquí, pagando su hipoteca, y cuenta los días para irse. Soy el primero que va a verle. «No viene nadie, pero soy yo el que les digo que no vengan, es tirar el dinero», matiza. Paco no es muy del tipo Españoles en el mundo. Dice que en un fin de semana agotas los planes y luego solo te dedicas a repetirlos. Vive en un chalé de 15 expatriados, cada uno de un país. Hay un chino obsesionado por la pasta que te cobran por acercarte al centro. Parece que una vez le dejó la novia, también china, al descubrir que ganaba más que él. El ambiente es de piso de estudiantes, pero la media es de treinta y muchos años.

Paco hizo el Erasmus y parte de su generación ha tenido que seguir viviendo igual. Paga 850 euros por una habitación con ducha. En la cocina me enseña las neveras: llenas de cervezas hasta los topes. Con el ramadán la gente compra alcohol como si no hubiera un mañana. Mientras vemos la tele entra un belga retaco con una japonesa que está tremenda. Pero claro, es piloto. Ella es azafata. Las azafatas de Qatar Airways y las de Emirates son un mito del Golfo por su fama de golfas. Los azafatos, con alto porcentaje de gays, también. Se trata probablemente de exageraciones, pero sí es cierto que por contrato las azafatas de Qatar Airways deben estar cinco años solteras y sin hijos, si no las echan.

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"Golfos todo el año"

Catar es más rígido que los Emiratos, aunque la gente luego hace lo que le da la gana. Predomina una civilizada hipocresía general. "Entre mis compañeros musulmanes hay muchos que son golfos todo el año pero se toman el ramadán como el mes de portarse bien", comenta Paco. Es como si la religión fuera la identidad más fuerte en países que apenas la tenían, o es muy débil o la han perdido. Los jóvenes parecen tener una ligera empanada, porque están forrados, viajan y parecen más modernos, pero se hacen un lío con la tradición. "Al principio te impresiona. Ves chicos que beben, chicas más abiertas, visten marcas. Luego te aburres, son como adolescentes americanos, todo muy falso", me comenta un ejecutivo francés.

Luego están los otros expatriados. La mano de obra de nepalíes, bengalíes, filipinos, más de un millón. Trabajan mil horas con temperaturas infernales por 250-350 euros al mes y a veces ni les pagan. Es el sistema tradicional de la kafala: no tienen derechos y les quitan el pasaporte. En 2014 murieron 441 personas en accidentes laborales. La International Trade Union Confederation estima que morirán 4.000 en las obras del Mundial. Salen a 62 muertos por partido.

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Estos pobres diablos viven en campos de barracones y pasan el día libre tirados en los parques a la sombra con la camisa limpia. Ni les dejan entrar en los centros comerciales y encima quien les echa es un policía de su país. Se fabrican peligrosos brebajes o se beben hasta la colonia y a veces se quedan ciegos o se cogen tales trompas que se pelean hasta que se matan. Pero se supone que esto es jauja comparado con sus países.

El cumpleaños feliz

Cuando cae el sol salimos con el todoterreno destartalado de Paco y me enseña la ciudad. Todo está en obras. El nuevo ministerio de Interior es como la pirámide de la corporación de Blade Runner, pero no lo llenarán ni aunque metan allí a todos los cataríes. "Están pensando en el país de dentro de 50 años, pero ahora no hay gente suficiente", dice Paco. La pregunta del millón es: ¿quién va a venir a vivir aquí? Es una cuestión de fe, tienes que creerte que esto algún día tendrá sentido. Paco una cosa la tiene clara: "Como un día pase algo, una crisis fuerte o una movida religiosa nos vamos todos y estos no saben ni hacer la o con un canuto. A las empresas extranjeras nos imponen contratar a gente de aquí, pero son unos inútiles", explica. Son tan ricos que pasan de todo.

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Pasamos por las obras del nuevo museo de Nouvel, un diseño espectacular con forma de rosa del desierto. Un nuevo metro. Campos de fútbol. En Rayyan, donde hay uno de los estadios en obras, van a hacer el centro comercial más grande del mundo. En medio de la nada absoluta. Vamos a otro que está al pie de The Torch, la antorcha, el rascacielos más alto de Doha, y proyectan otro tres veces más alto, de 560 metros. Este centro comercial es famoso porque está decorado como si fueran calles de Italia y Francia. Hay un canal de Venecia con góndolas a motor y un tipo que hace como si rema. Todo ello bajo un techo con un falso cielo, muy logrado. Aunque se ve el truco porque hay globos chocando con las nubes. Hay otros cinco grandes centros comerciales y están haciendo cuatro más.

Vamos a cenar a un restaurante italiano que se llama Italian Job, por aquella gran película de Michael Caine de los minis. La panda de expatriados de Paco ha quedado allí para combatir el muermo del ramadán, porque los camareros, todos filipinos, van vestidos con mono de garaje y hacen números musicales. Pero al llegar nos dicen que con el ramadán no pueden cantar. Simulamos que es el cumpleaños de una y al final, cuando se van todos los clientes, y aún con el temor de que irrumpan policías con luchacos, nos cantan el cumpleaños feliz. Los filipinos son la gente más maja de Asia.

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El resto del año hay alcohol en algunos hoteles. "Pero son de cinco estrellas, y yo que soy de tugurios no me veo ahí mamado en el lobby", confiesa Paco. Encima los musulmanes de la oficina le torturan con Julio Iglesias, que les encanta. En los momentos de bajón Paco se pone en el coche a Los Suaves a todo volumen con las ventanillas bajadas. Fue un estilo de educación que ha dado a la humanidad ejemplares como Paco. Gente resistente.

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