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íñigo domínguez
Jueves, 27 de agosto 2015, 19:00
El 26 de junio estaba en el aeropuerto de Doha y tenía delante dos teles. En una estaba la CNN y en otra, Al Jazeera. Como me creo muy listo y observador me puse a compararlas hasta la hora de mi vuelo. La CNN estaba volcada en una extraña decapitación en Francia que se temía asociada a islamistas. En Al Jazeera, documental de cetrería. Mira, me dije, esto de Francia les importa un pimiento. Luego arrancaron las noticias, pero con otra cosa. Algo grave había pasado en algún lugar del mundo árabe, se veían imágenes de un atentado, gente ensangrentada. Todo estaba en árabe y no entendía nada. En la CNN, ni palabra. Las dos teles, una al lado de otra, eran como dos mundos que hablan idiomas distintos. La bomba había sido en una mezquita de Kuwait, y es donde iba mi avión.
El viernes negro de EI
Terroristas afines al Ejército Islámico realizaron atentados y matanzas simultáneas en Túnez, Kuwait, Somalia y Siria el 26 de junio, cuando se cumplía un año de su aparición pública en Irak. Entonces fue el autoproclamado califa Abu Bakr al Baghdadi quien lo anunció en un vídeo.
Un golpe en el Golfo
El ataque en una mezquita chií de Kuwait ha sido la señal definitiva de la peligrosa penetración del EI en el Golfo Pérsico, hasta ahora inmune, tras dos atentados similares en mayo en Arabia Saudí, contra templos chiíes. EE UU acusa a donantes de Kuwait, Catar y Arabia Saudí, entre otros, de financiar este grupo.
Entonces no sabía nada del espantoso ataque de ese día en la playa de Túnez, pero en Kuwait tampoco se hablaba mucho de eso. Les preocupaba lo suyo. Un seguidor del Ejército Islámico (EI) había entrado en una mezquita chií y entre hombres, ancianos y niños se había volado por los aires gritando que Dios es grande. Murieron 27 personas. En el vídeo de seguridad se veía al tarado entrar como si llevara bajo la chilaba un saco de patatas. Yo creía estar lejos de estos tipejos y hoy, cuando cumplen un año, al final me los encuentro. Lo mismo me cruzo alguno. El lugar del atentado está a diez minutos en taxi de la casa de Óscar, otro amigo generoso que me acoge.
Óscar lleva tres años aquí y con él veo a varios kuwaitíes de todo tipo. Están asombrados. Hay que ponerse en el lugar de un musulmán normal y corriente, como casi todos, y el de un kuwaití, de un país tranquilo, nada extremista, para comprender su estupor: este terrorista mata a musulmanes que rezan en una mezquita, en ramadán, el viernes, día sagrado, y en la oración del mediodía, la más importante, y encima piensa que así es un buen musulmán. «Es lo más sacrílego que se puede imaginar. No tiene ningún sentido. Son perdedores y lunáticos», cabecea preocupado Fahed, un importante empresario, conversando en un centro comercial. En Occidente estamos muy asustados, pero más los propios musulmanes, porque estos chalados son gente como ellos, que mata musulmanes y están en sus propios países. Para nosotros los vídeos del EI son de lugares remotos y un día que salió el mar y dijeron que era el Mediterráneo en Italia ya decían que estaban a las puertas de Roma.
«Esta gente lee el Corán fuera de contexto, debes leerlo completo. Hay una frase, por ejemplo, que dice: no tienes que rezar. Pero si sigues dice: no tienes que rezar... borracho. No te puedes quedar con lo que te interesa». Fahed piensa que no conseguirán confundir al pueblo kuwaití. El problema es que el EI, con táctica de manual, se ha especializado en acentuar las líneas de fractura, con Occidente y en el Islam, y quiere desestabilizar todo el mundo árabe. También el Golfo. En mayo hubo dos atentados similares en mezquitas chiíes de Arabia Saudí, con 24 muertos. En Kuwait los chiíes son un tercio de la población y siempre ha habido buena convivencia, aunque desde la primavera árabe, en 2011, protestan por la situación de su comunidad en Bahrein.
Kuwait reaccionó bien al atentado. El emir fue al lugar, los suníes acudieron a rezar a los templos chiíes y el funeral se celebró en la gran mezquita chií. Para decir que son la misma cosa. Pero todo el mundo sabe que algo ha cambiado y que las autoridades no han estado tan bien. «Están aquí, han ido entrando, y si tienes una serpiente en casa un día te puede morder», opina Jaber. Es un kuwaití descreído, agnóstico, que habla mal de los musulmanes, como crédulos que se dejan llevar por clérigos mentecatos.
Las corrientes suníes radicales han cobrado fuerza en Kuwait en los últimos tres años. En las elecciones de 2013 llegaron a siete escaños, de 50. Sin hacer ruido, se han ido formado círculos peligrosos. El jeque kuwaití Shafi al Ajmi, un conocido cabecilla de estos grupos y acusado por Estados Unidos de financiar el EI, vive en el país y nunca ha sido arrestado. Les han dejado hacer, quizá pensando que en casa no la liarían. Pero mira, sí.
Es en este punto de las conversaciones con kuwaitíes donde saco la pregunta que me da corte por eso de arruinar la cortesía: ¿por qué apoyarles, pues acusan a Kuwait, Catar y Arabia de hacerlo, si ahora les ponen una bomba? Lo curioso es que nadie niega que de aquí salga dinero para estos fanáticos, pero argumentan que es como sin querer. Dan una explicación pasmosamente inocente. Señalan a las urnas de limosna que se ven en los centros comerciales y a ciertas organizaciones de caridad que desvían fondos de forma oculta. "La gente da dinero sin saber a dónde va o quién está detrás, es irresponsable pero es así y es difícil de controlar", explica Usama. La limosna, el zakat, es una obligación para un musulmán. Debe destinar a ello al menos el 2,5% de su sueldo. Yo no creo que te compres unos tanques con una hucha del Domund, pero bueno. También me parece que si un Gobierno quiere eso lo controla, y más en un país tan pequeño. Para Jaber está todo un poco mezclado: "La gente da dinero porque te cuentan que son hermanos que sufren, que necesitan ayuda. Pero es el típico modo árabe de pensar. Los europeos programáis el futuro, teníais cosechas. Aquí solo se piensa en el presente. Mañana, inshallah, Dios dirá".
Por la noche abro el Corán a ver qué dice Dios. Según dónde leas. Corán 9. 38: "¡Oh, creyentes! ¿Por qué cuándo se les convoca a combatir por la causa de Dios responden con desgana? ¿Acaso prefieren la vida mundanal a la otra? Los placeres son insignificantes respecto a los de la otra vida". Y sigue el versículo 39: "Si no responden a la llamada a combatir les azotará un castigo doloroso". Y 41: "Salgan a combatir, tengan una situación fácil o difícil. Contribuyan a la causa de Dios con sus bienes y luchen". Esto, claro, era en el siglo VII, a Mahoma le habían echado de La Meca y dirigía un ejército frente a los no creyentes. Era como decir que tu país te necesita. Parece que esto se escribió por la batalla de Tobuk, en octubre de 630. Los imanes deberían explicarlo un poco.
Ya, el Antiguo Testamento también dice cosas muy bestias, pero sinceramente: ¿quién lo lee? El Corán lo memorizan como en Farenheit 451 y el otro día en Dubai había un concurso mundial con gente de 82 países a ver quién se lo sabía mejor. Con 60.000 euros de premio. Un amigo estudió árabe en una escuela coránica de El Cairo y todos eran alegres y candorosos, tan imbuidos de fervor y amor por los demás que salían cogidos de la mano como en un musical. Pero la religión también se puede aprovechar de la mala fe de las personas, no solo de la buena.
Otras partes del Corán avalan la violencia solo en legítima defensa. Por ejemplo, en la segunda sura, 190: "Combatan por la causa de Dios a quienes los agredan, pero no se excedan, porque Dios no ama a los agresores. (...) Combátanlos hasta que cese la opresión y puedan adorar tranquilamente a Dios, pero si ellos cesan de combatir, que no haya más hostilidades". El día que explicaron esto algunos debieron de faltar a clase. Ahora bien, si yo quisiera comer el coco a una célula durmiente tendría muy claro las partes que les leería por las noches antes de ir a dormir.
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