El hijo del leprosero

Un reciente estudio destapó que el 40% de la riqueza de Perú está en manos de los millonarios, no más de 6.800 familias. Tras las elecciones, la nación queda también en manos de un potentado llamado Pedro Pablo Kuczynski (Lima, 1938), el líder de Peruanos Por el Kambio, con k, para que las siglas coincidan con las de su nombre: PPK.

Sus orígenes son humildes, pero el presidente de Perú hizo un dineral invirtiendo el capital de varios ricachones de Estados Unidos. Ahora vive en una mansión en el barrio limeño de San Isidro, el centro financiero de la capital, y ha sudado tinta para conectar con el pueblo. Los politólogos, de hecho, señalan que no ha ganado él sino que ha perdido Keiko Fujimori, la candidata que es hija del autócrata condenado a 25 años de cárcel por los crímenes y robos cometidos durante su gobierno. El antifujimorismo le ha dado este apretado triunfo.

El padre del virtual presidente, el alemán Maxime Kuczynski, doctor en Fisiología, combatió en la I Guerra Mundial, después fue destinado a formar una universidad de Medicina en Minsk (Rusia) y también viajó por China, Sierra Leona y Brasil. La irrupción de Hitler obligó a este hombre de estirpe polaca a huir de Alemania. Primero se estableció en París y luego viajó hasta Perú. Con él se mudó su mujer, la franco-suiza Madeleine Godard (tía del cineasta Jean-Luc Godard, premiado con un Oscar honorífico), una profesora de Literatura que inculcó a su hijo su pasión por las artes.

Maxime Kuczynski era especialista en enfermedades tropicales y decidió adentrarse en la selva para trabajar sobre el terreno. Allí descubrió el leprosario de San Pablo, donde los enfermos eran encerrados en unas jaulas que el nuevo director se apresuró a destruir.

Aquellos padres nómadas no tardaron en inculcar esa forma de vida a sus dos hijos. PPK y su hermano vivieron en diferentes domicilios de Lima, en Iquitos (cuando el médico estuvo en la Amazonia) y en Puno. Y cuando su madre enfermó los mandaron a un internado de corte militar al norte de Inglaterra. Eran tiempos de posguerra y racionamiento -solo un huevo por semana- en los que los hermanos viajaban en tren hasta Ginebra para ver a su madre antes de que muriera de cáncer. No era una familia adinerada, pero Pedro Pablo consiguió una beca para estudiar Filosofía, Economía y Política en la Universidad de Oxford, y luego otra para hacer un postgrado en Estados Unidos, en la Universidad de Princeton. Antes de volver de Europa desarrolló sus dotes musicales estudiando en Suiza y, posteriormente, composición, piano y flauta -en algunos mítines exhibe su habilidad con la flauta travesera-en el Royal College Music de Londres.

Familia de Jessica Lange

Nunca ha sido considerado un peruano de pura cepa y fue muy criticado por tener la doble nacionalidad y pasaporte estadounidense. Pedro Pablo no se parece mucho a su padre, aquel hombre entregado a sus pacientes que recibió en el leprosario la visita del Che Guevara durante su ya famoso recorrido por Sudamérica.

PPK se casó en 1962 con Janet Casey, descendiente de un representante demócrata de Massachusetts. La pareja tuvo tres hijos antes de separarse a los 30 años de matrimonio. En los circulos financieros en los que se movía este tiburón conoció a una analista llamada Nancy Lange -apellido que comparte con su prima, la actriz Jessica Lange-, que se convertiría en su nueva mujer y la madre de un nuevo hijo.

En algunas etapas de su vida formó parte del gobierno. En otras, cuando el país caía en manos de dictadores, se iba exiliado a Estados Unidos, donde seguía amasando una fortuna invirtiendo en Latinoamérica. Llegó a ser ministro de Energía y Minas (1980-82) y de Economía y Finanzas (2001-02 y 2004-05), así como presidente del consejo de ministros (2005-06).

Siempre se movió en círculos elitistas e influyentes, pero nunca logró conectar con el pueblo llano y tal vez por eso fundó la ONG Agua Limpia, dedicada a potabilizar y dotar de alcantarillado las zonas rurales, una operación que algunos sospechan poco cristalina.

Su primer intento de convertirse en presidente del Perú, en 2011, fue un fracaso pese a que trató de llegar a todos los estratos con una mascota, el PPKuy (el cui es un roedor, parecido a un hámster o una cobaya, típico de las regiones andinas, que es patrimonio de la nación), y el uso de las redes sociales. Ahora ha tenido más suerte: primero con la eliminación de dos candidatos por la junta electoral y después dando la vuelta a las encuestas en el último momento gracias a los detractores de Keiko Fujimori.

Esta responsabilidad le llega con 77 años y Kuczynski se apresura a recordar que sus tías vivieron hasta los 98 años y que goza de buena salud. De hecho realiza ejercicio, como el uso de la elíptica, casi a diario. Aunque bromea al tranquilizar al electorado diciendo que lo dejará antes de esa edad. Es el momento de cambiar la flauta por el cetro y hacer un gobierno que no piense solo en 6.800 familias.