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mARCELA vALENTE
Viernes, 24 de noviembre 2017, 00:44
Tras seis días de una búsqueda amarga e infructuosa, la Armada argentina entregó este jueves la peor noticia a los familiares de los 44 tripulantes del submarino ‘ARA San Juan’, perdido desde hace nueve días.
Si bien aún el navío no ha sido localizado, la Marina admitió que «una explosión violenta», registrada por dos fuentes coincidentes, ocurrió el miércoles 15 en un área del Mar Argentino donde se cree que estaba el sumergible. La explosión subacuática se produjo tres horas después del último contacto del comandante del ‘ARA San Juan’ con la base terrestre y fue detectada por tres micrófonos ubicados en estaciones en la isla Ascensión (en medio del Atlántico sur, a medio camino entre América y África) y en la isla Crozet (al sudeste de África, ya en el Océano Índico).
La noticia sobre una segura catástrofe causó una conmoción entre los familiares, que hasta ahora aguardaban cada última noticia con angustia pero también con esperanza. La incierta espera se concentra en la Base Naval de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, donde el buque debió haber atracado hace cinco días. Ayer el jefe del Comando de Submarinos, el contralmirante Gabriel González, no pudo siquiera terminar de leer el informe sobre la explosión cuando empezaron los insultos, las acusaciones y el llanto desconsolado de los familiares, que estallaron por la acumulación de impaciencia, cansancio, rabia, congoja e incertidumbre. «Mataron a mi hermano, hijos de puta. Mataron a mi hermano porque los sacaron a navegar con un alambre», clamó un familiar.
Conscientes de las fatales consecuencias de una explosión dentro de un navío remendado para prolongar su vida útil, los padres, las esposas y los hermanos de los submarinistas entienden que la tripulación no ha sobrevivido, aun cuando nadie se lo ha comunicado oficialmente. Para muchos, es el final de toda esperanza. Hubo gritos, amenazas, desmayos. Dos ambulancias partieron de la Base Naval con las sirenas encendidas. Entretanto, en la sede de la Armada en Buenos Aires, el portavoz de la Marina, Enrique Balbi, comunicaba a medios periodísticos que estaba confirmada la existencia de «un evento anómalo singular, corto, violento y no nuclear, que se compadece con una explosión». El incidente habría ocurrido el miércoles 15 a las 10.31 de la mañana. Ayer ese dato coincidió con otro recogido por Estados Unidos, que informó de «una anomalía hidroacústica» el mismo día y a la misma hora. A pesar de la gravedad de los informes, la búsqueda continúa con recursos de Argentina y de otros doce países, España entre ellos, que intervienen con barcos, aviones y dispositivos de rescate. «Seguimos buscando hasta tener evidencia concreta del submarino y de nuestros 44 tripulantes», aseguró el portavoz. «Hasta no tener certeza, vamos a seguir», remarcó.
La información sobre la explosión violenta fue suministrada ayer al Gobierno por el embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, que fue director adjunto del Organismo Internacional de Energía Atómica en Viena y hoy integra el Organismo del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares. Esta última organización tiene una red de estaciones sísmicas e hidroacústicas para verificar que no se realicen ensayos nucleares prohibidos. De ahí la detección con los micrófonos situados en las islas Ascensión y Crozet. «Hay que ser cautos. Hay cierta morfología que es análoga a la de una explosión», dijo Grossi.
La información se entregó a través de la cancillería, pero, según versiones periodísticas, un exsubmarinista de EE UU que intervino en la elaboración del informe recomendó seguir buscando al ‘San Juan’. «Es posible que estén vivos en un compartimento estanco», especuló. El presidente argentino, Mauricio Macri, ha ordenado de hecho continuar la operación. Esta versión optimista choca con la información que viene dando la Armada acerca de la provisión de oxígeno dentro del submarino, que ya se habría agotado debido a la imposibilidad de la nave de subir a la superficie. Desde hace 48 horas se está en una «fase crítica», pues el oxígeno se extingue tras siete días de inmersión y ese plazo ya se ha cumplido. El patrullaje se realiza ahora en un radio de 120 kilómetros en una zona ubicada a 400 kilómetros al este del golfo de San Jorge, en el Océano Atlántico. Las profundidades varían allí de manera dramática. En la plataforma continental, el fondo está a 200 ó 300 metros, pero luego comienza abruptamente el talud continental, que alcanza una profundidad de entre 2.000 y 3.000 metros. Más desasosiego para los familiares, que saben que no hay milagros posibles en ese abismo de oscuridad y silencio que es el lecho del talud.
El portavoz de la Marina explicó que la información aportada por Estados Unidos y Austria se ha corroborado en las últimas horas. Según Balbi, Washington recibe una cantidad de datos sonoros del fondo del mar que son analizados junto con el material enviado por «otras agencias» extranjeras. El miércoles 22 a última hora, se pudo confirmar que hace siete días hubo una «anomalía hidroacústica» en la zona del siniestro. El portavoz aclaró que no hay evidencia que indique que el submarino haya sido atacado. Sobre la ausencia total de rastros del navío en la superficie marina, Balbi explicó que las explosiones en buques confinados son implosiones: «Nada sale afuera del submarino». El ‘ARA San Juan’ había partido el lunes 13 de Ushuaia, en la provincia austral de Tierra del Fuego, para controlar la pesca ilegal en el límite de la zona económica exclusiva argentina. Tenía previsto llegar el domingo 19 a Mar del Plata. Pero el miércoles 15, a las 7.30 de la mañana, el comandante informó de una avería que «fue subsanada», según la Armada. Lo que no está claro es por qué se tardó dos días en comunicar la desaparición del navío, por qué no se contó nada de esa avería y por qué no fue informado de inmediato el ministro de Defensa, Óscar Aguad. En las primeras horas, algunas fuentes oficiosas hablaron de un incendio a bordo, lo que fue descartado. Balbi dijo entonces que sólo brindaría información debidamente corroborada. Y eso ocurrió este jueves.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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