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Efe
Jueves, 15 de enero 2015, 10:44
Casi la mitad de las inspecciones alimentarias realizadas en China dieron resultados negativos el año pasado, marcado por un escándalo de venta de carne podrida que afectó a establecimientos de cadenas internacionales como McDonalds, KFC o Burger King.
Según publica hoy el diario hongkonés 'South China Morning Post' (SCMP), de las 7.000 auditorías llevadas a cabo en China en 2014 por la empresa especialista AsiaInspection, con sede en Hong Kong, el 48,1 por ciento de las plantas de procesamiento de alimentos no alcanzaron estándares aceptables de calidad.
La compañía señala que la industria china de este sector va alrededor de quince años por detrás de otras fábricas no alimentarias en cuanto a regulaciones y tecnología.
Entre las razones principales de los suspensos en las inspecciones se encuentran la falsificación de la fecha de caducidad de los ingredientes, etiquetar de forma errónea y deliberada algunos productos, y la presencia de pesticidas, antibióticos, metales, bacterias y virus en los alimentos.
"La industria alimentaria china es todavía inmadura", dice al SCMP Mathieu Labasse, vicepresidente de AsiaInspection, y agrega que se requiere un inmenso esfuerzo compartido entre las fábricas, las agencias gubernamentales, los vendedores y los consumidores para que la producción en China logre estándares modernos.
A partir del pasado agosto, McDonalds, KFC, Burger King, Dicos y Carls Jr. fueron obligadas a informar del origen de los ingredientes que usan en sus menús en Shanghái, después de que un escándalo de venta de carne podrida afectara a sus establecimientos en China.
La administración de alimentación y fármacos de la ciudad oriental china emitió esta orden a raíz del descubrimiento de que la firma local Husi había vendido remesas de carne podrida a algunos establecimientos de estas compañías.
La inseguridad alimentaria es un problema frecuente en la potencia asiática, donde irregularidades de este tipo se acumulan mientras crece la preocupación de la sociedad, cansada de no encontrar alimentos seguros desde los más básicos como la leche hasta ahora los de restaurantes extranjeros.
Precisamente, uno de los escándalos más sonados ocurrió en 2008, cuando seis bebés murieron y 300.000 sufrieron intoxicaciones al consumir leche adulterada con melamina.
Aunque a partir de entonces las autoridades chinas aumentaron los controles sobre la industria láctea, años después se reincidió en el delito.
En abril de 2011 la policía en la ciudad central de Chongqing interceptó 26.000 kilos de leche con melamina, procedente de una compañía láctea de Mongolia Interior, destinada a la fabricación de helados, y que no llegó a la población.
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