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Militares de la base valenciana de Bétera durante las maniobras del ejercicio Steadfast Leda en Vitoria. CGTAD

Bétera dirigiría combates de alta intensidad si Rusia ataca países de la OTAN

La base valenciana aliada está de guardia este año para mandar una fuerza internacional de hasta 120.000 militares

Viernes, 25 de febrero 2022, 00:07

La invasión de Ucrania por decisión del líder ruso Vladímir Putin coincide con un papel de máxima relevancia del cuartel valenciano de Bétera en el seno de la Alianza Atlántica. La base española de la OTAN está de guardia (en 'stand by' en términos ... del protocolo aliado) para responder ante operaciones de alta intensidad, preparada para dirigir una fuerza internacional de hasta 120.000 efectivos en un eventual conflicto.

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Esta situación supone un compromiso, firme y ya formalizado, de responder ante un conflicto de estas características siempre y cuando lo aprueben los aliados. Se adquirió desde el 1 de enero, tras examinar y aprobar la OTAN esas nuevas capacidades mediante un ejercicio militar, el Steadfast Leda, que se desarrolló en la base militar de Araca (Vitoria) el pasado mes de noviembre.

En este caso, el de Bétera es el único país aliado de guardia para este tipo de respuesta militar. Se trata de un proceso rotacional y ninguna otra base europea o norteamericana comparte durante este año este compromiso para una eventual intervención.

El teniente general Fernando García-Vaquero es el máximo responsable institucional de las Fuerzas Armadas en la Comunitat. Ejerce como jefe del cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad, comandante de la base aliada. El alto mando lo dejó muy claro en declaraciones a la Revista Española de Defensa que edita el Ministerio de Defensa.

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«Estaremos un año en periodo de alerta. Es decir, que si hay una crisis en la que la OTAN necesita emplear estas capacidades, sería el cuartel de Bétera el que tomaría el liderazgo», expuso García-Vaquero.

Técnicamente, Bétera es este año la fuerza de guardia que la OTAN ha bautizado como Warfighting Corps (Cuerpo de Ejército). Y supone un notable aumento de la responsabilidad de la base valenciana en caso de un conflicto armado global, cuya posibilidad se contempla en el peor de los escenarios tras la invasión rusa de Ucrania.

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Así describió el teniente general ese aumento de competencias: «Significa que nuestro cuartel puede asumir un mando mayor del que habitualmente tiene, pasando de unos 50.000 efectivos a poder liderar hasta 120.000 hombres y mujeres en una operación de alta intensidad».

¿En qué supuesto sería activada la base de Bétera? Esencialmente, en el caso de que el conflicto ucraniano o el despliegue de fuerzas de Putin llegue a amenazar o se produzca un ataque a alguno de los 30 estados miembros de la OTAN.

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La clave, el artículo 5

Así lo explicó el teniente general: Bétera «lideraría una fuerza multinacional, con las aportaciones de los distintos países miembros en una operación militar de alta intensidad que en términos de la OTAN se denomina operación-artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte».

Este artículo es la esencia misma de la Alianza Atlántica. Indica que un ataque a un Estado miembro se considera un ataque a todos, pudiéndose llegar entonces al uso de la fuerza. Hasta el momento sólo se ha invocado una vez tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos por parte de los terroristas de Bin Laden.

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Actualmente, la OTAN cuenta con 30 países miembros. De ellos, siete son limítrofes con Ucrania, bien por frontera terrestre o por su proximidad al Mar Negro. Son Turquía, Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Grecia y Eslovaquia. Más al norte, los también aliados Estonia, Letonia y Lituania limitan por tierra con Rusia.

En la actual tesitura, el refuerzo militar de la OTAN en estos países miembros cercanos al conflicto es inminente. La clave que podría suponer una antesala a la posible intervención de Bétera sería un ataque ruso a alguna de estas naciones o bien a fuerzas aliadas desplegadas en apoyo de Ucrania.

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Según ha podido saber este diario, los recientes ejercicios militares en el seno de la Alianza (entre ellos el Steadfast Leda con el que se aprobó a Bétera para su periodo de guardia) trabajan con simulacros más centrados en la amenaza del flanco este (Rusia) que en la del sur. Ese la que se están entrenando los ejércitos aliados se confirmó ayer con creces.

Tal es la importancia de la actual guardia de Bétera en el marco de la OTAN que, en enero del año pasado, el cuartel recibió la visita del teniente general de los Estados Unidos Roger L. Cloutier, comandante del Mando Terrestre Aliado (LANDCOM) con base en Turquía.

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El alto mando fue recibido por el teniente general García-Vaquero, quien informó a Cloutier sobre la preparación del cuartel valenciano para dirigir operaciones de alta intensidad, el compromiso que podría implicar a la base valenciana en primera línea si Rusia extiende su acción bélica más allá de Ucrania.

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Bétera, 'cerebro' de las operaciones militares en Afganistán

La base valenciana ya fue activada a principios de 2012, hace ahora una década, para dirigir la misión internacional en Afganistán. Los miembros de la base de la OTAN se desplazaron a Kabul tras un año de formación para intentar restablecer la paz y proteger a ciudadanos y enclaves de los ataques talibanes.

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Los efectivos de la base valenciana formaron parte entonces del contingente destinado al mando conjunto de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF).

La misión se produjo seis años después del último envío de hombres de Bétera a este país al servicio de la OTAN. La principal amenaza con la que se encontraron eran los traicioneros ataques terroristas o el fuego contra convoyes militares.

Ese anterior movimiento de soldados procedentes de la base de Bétera se produjo en 2005, pero siete años después hubo un importante salto: los especialistas de Bétera trabajaron en labores de decisión y mando.

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Los efectivos valencianos asumieron el segundo escalafón ejecutivo. Por encima sólo se situaba el cuartel general de la ISAF, con base en Kabul. Los militares de Bétera se desplegaron en el denominado IJC (Isaf Joint Command), situado junto al aeropuerto de la ciudad afgana.

Allí recibían órdenes de los más altos mandos y diferentes expertos de todo el mundo se encargaban de ejecutar los movimientos militares de apoyo al país. A grandes rasgos, Bétera componía desde el IJC el sistema nervioso del despliegue internacional en Afganistán. El cuartel aportó especialistas en inteligencia, logística, informática o transportes.

En total viajaron a Afganistán 252 militares en dos rotaciones de seis meses cada una. El grueso de los destinados, 218, eran españoles, mientras que 34 procedían de países aliados.

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