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Albares y Rubio expresan sus discrepancias sobre el gasto en defensa en un encuentro «cordial»

En su primera reunión los responsables de Exteriores de España y EE UU hablan sobre Ucrania, las bases militares y el español

Jueves, 22 de mayo 2025

En febrero pasado, el secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, dejó plantada a la representante de Política Exterior, Kaja Kallas, después de que esta viajara hasta Washington para reunirse con él. Más suerte tuvo ayer el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, que mantuvo su primera reunión con Rubio. «Ha sido un buen encuentro, en un tono muy cordial, que se ha desarrollado parcialmente en español y parcialmente en inglés», resumió al término de la reunión, en la que el gasto en defensa volvió a ser un punto de desencuentro entre ambos gobiernos.

Albares también resaltó la solidez de la relación bilateral en comercio, inversiones e importación de gas natural, así como el papel clave de las bases conjuntas de Rota y Morón en la seguridad euroatlántica. Albares y Rubio también abordaron temas culturales, como la expansión del español en el mundo, la labor de la UNED en EE UU y el papel de ambos países en los Congresos Internacionales de la Lengua.

Es la primera vez que la diplomacia estadounidense tiene al frente a un diplomático con el español como idioma materno, un factor cultural que debe de haber influido para el buen clima de las conversaciones, que destacó el ministro. Salvo un breve contacto en la ministerial de la OTAN en Bruselas, este ha sido el primer encuentro presencial que mantiene con Albares. Eso sí, ambos ministros habían estrenado su relación vía telefónica el pasado 2 de abril, horas antes de que Trump anunciase sus «aranceles recíprocos».

Aquel diálogo de hora y media ya giró en torno al vínculo transatlántico y la cooperación en seguridad y comercio. Ayer, España reafirmó su compromiso con la seguridad común. «He puesto en valor el despliegue de casi 2.500 soldados españoles que garantizan nuestra seguridad en el flanco oeste de la OTAN», dijo el ministro, a un mes de la próxima cumbre de la OTAN en La Haya. Rubio, convertido al «America First» de Trump, insistió en la necesidad de elevar el gasto militar al 5% del PIB, pero el ministro español reiteró que llegar al 2% ya ha sido un «enorme esfuerzo», por lo que el debate debe centrarse en capacidades.

Agenda geopolítica

La conversación también abordó los escenarios de crisis internacionales, como Ucrania y Gaza. «He trasladado la importancia de conseguir una paz justa y duradera en Ucrania y he explicado que la seguridad de Ucrania está íntimamente y estrechamente ligada a la seguridad europea», dijo Albares.

Al hablar de la futura integración de una Ucrania «libre y soberana» a la Unión Europea, el ministro español puso el dedo en la llaga de unas negociaciones que dice apoyar. Con la misma insistencia de paz dijo haber hablado de Gaza y la necesidad de romper el bloqueo humanitario para que la población pueda acceder a la ayuda sin impedimentos, coordinada por Naciones Unidas. «He dejado claro que hay que trabajar en torno a la Autoridad Nacional Palestina para que un día pueda hacerse cargo tanto de Gaza como de Cisjordania», añadió.

El rifirrafe arancelario

En el plano económico, el ministro defendió la relación comercial transatlántica como «mutuamente beneficiosa» y apostó por resolver las diferencias mediante el diálogo, aunque recordó que la política comercial de la UE es común. La conversación no incluyó peticiones concretas. «Somos dos aliados naturales, con intereses sólidos, económicos, comerciales, culturales y lingüísticos», zanjó el ministro. En la misma línea, destacó el deseo de que España participe en las celebraciones por el 250º aniversario de la independencia de Estados Unidos, recordando que también tuvo un papel relevante en esa historia compartida.

Por su parte, el exsenador cubanoamericano dejó claro a su homólogo español que «la política comercial no es parte de su departamento», contó Albares, quien insistió en que, a pesar de ello, «son una parte muy, muy importante» de la relación bilateral.

El ministro ya había adelantado su tranquilidad ante las posibles represalias que pudiera tener el viaje de Pedro Sánchez a China el pasado 11 de abril, en plena Guerra comercial, considerado «una imprudencia» por parte de la oposición. Muchos pensaron que pudo ser visto como una provocación en la administración de Trump, donde hay una alta sensibilidad a la lealtad. Días después, el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, viajó a Washington y aprovechó la visita para reunirse con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, para «reforzar las relaciones».

Ayer, ya en la embajada de España en Washington, Albares remachó que «España tiene una política exterior con identidad propia que es soberana», insistió. «Y yo, como ministro de Asuntos Exteriores de España, tomo las decisiones del gobierno en cada momento que son las mejores para los intereses de España».

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