mercedes gallego
Corresponsal. Nueva York
Martes, 4 de agosto 2020, 21:19
A final de marzo, cuando lo peor de la pandemia azotaba EE UU por sorpresa, el yerno del presidente, Jared Kushner, montó un grupo de WhatsApp con sus amigos para idear un plan de acción con el que poner freno a la epidemia.
Publicidad
«Se veían a sí mismos como el Equipo A», dijo uno de los participantes a Político. La mayoría no tenía ninguna experiencia en salud pública. Se trataba de un compañero de piso de la universidad, Adam Boheler, que ahora trabaja de jefe ejecutivo en la organización financiera US International Development Finance Corporation, además de sus amigos de Morgan Stanley Jason Yeung y Nat Turner, consejero delegado de Flatiron Health, entre otros. Juntos pidieron ayuda a otros amigos multimillonarios de Silicon Valley, que a su vez reclutaron a expertos internacionales.
Diagnosticaron los principales problemas para controlar la pandemia: limitada capacidad de laboratorios, escasez de materiales para los kits de pruebas, discrepancias económicas para que las empresas cubrieran las pruebas de sus trabajadores, fragmentación del mercado de test de diagnóstico y alto número de estadounidenses sin seguro médico.
El plan incluía un sistema de vigilancia nacional en tiempo real basado en capacidades de inteligencia que monitorearon los principales indicadores para detectar rápidamente los focos de contagio a medida que la población volviera al trabajo. Pero, sobre todo, ponía al Gobierno federal al cargo de adquirir los materiales de diagnóstico y repartirlos entre las ciudades y Estados, eliminando la burocracia y el monopolio de dos grandes grupos de laboratorios para reducir significativamente el tiempo de los resultados.
El grupo de Kushner trabajaba en su propia burbuja, sin coordinarse con otros equipos de la Casa Blanca, con el yerno del presidente al cargo de la última decision. Se esperaba que presentara el plan al mandatario a principios de abril, pero el anuncio se fue posponiendo y para cuando Trump tomó los micrófonos el 27 de abril, lo que presentó no tenía nada que ver con lo que habían propuesto. Por el contrario, Trump delegó la responsabilidad de las pruebas en los gobiernos estatales y dio libertad a los Estados para decidir su propio calendario de reapertura de acuerdo a unos vagos indicadores.
Publicidad
La idea que hundió el plan de Kushner, contaron algunos de los participantes a la revista 'Vanity Fair', fue la de que el virus se propagaba en los Estados de mayoría demócrata. El presidente estaba en contra de la expansión de pruebas de diagnóstico porque le hacían quedar mal y para entonces incluso la coordinadora de la Casa Blanca para el coronavirus, la doctora Deborah Birx, compartía modelos que proyectaban un retroceso de la pandemia. Políticamente era tentador culpar a los gobernadores demócratas del avance del Covid-19 en sus Estados, particularmente en año electoral.
La estrategia era miope. El virus no tiene fronteras y pronto se extendió por la América rural. Los primeros Estados en reabrir, como Texas, Alabama y Georgia, se convirtieron en los nuevos focos y hoy los Estados con gobernadores republicanas encabezan el cementerio al que se añaden cada día más de 1.000 muertos. «Está controlado», aseguró el lunes el presidente a Axios. Para algunos Trump es responsable de los más de 150.000 muertos que deja ya la pandemia, pero el articulo de 'Vanity Fair' indica que no fue solo por negligencia profesional, sino por pura alevosía política.
Publicidad
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.