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El huracán diplomático de Donald Trump ha llegado a Irán a través de una carta que el presidente estadounidense asegura haber enviado a Alí Jamenei ... para negociar el programa nuclear. El líder republicano sorprendió a todos al hablar de esta misiva en el transcurso de una entrevista en la cadena de televisión Fox en la que dijo que «hay dos maneras de manejar a Irán: militarmente o haciendo un trato. Preferiría hacer un trato, porque no busco lastimar a Irán. Son gente grandiosa». El magnate aportó detalles de un texto en el que escribió que «espero que negocien porque será mucho mejor para Irán. Si tenemos que intervenir militarmente, será algo terrible».
La misión iraní en Naciones Unidas negó haber recibido carta alguna y no hubo reacción desde Teherán. Este movimiento de Trump llegó tras la oferta que realizó Rusia para mediar entre Washington y Teherán, cuyas diferencias se remontan a 1979, cuando triunfó la revolución islámica. En 2015 se produjo un acercamiento sin precedentes gracias al acuerdo nuclear alcanzado durante el mandato de Barack Obama, pero fue Trump quien, de forma unilateral y siguiendo los consejos de Benjamín Netanyahu, rompió el pacto y reimpuso sanciones al régimen de los ayatolás en 2018. Joe Biden prometió en campaña levantar esos castigos, pero nunca lo hizo, y tras la segunda llegada de Trump a la Casa Blanca se han reforzado las medidas de castigo.
La reacción iraní a la violación del acuerdo por parte de Trump fue distanciarse del texto acordado y aumentar el grado de enriquecimiento de uranio de un 3,67 hasta un 60 %, según el último informe de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), cada vez más cerca del 90 % necesario para fabricar armamento.
El presidente estadounidense combina el palo y la zanahoria con Irán. Intensifica las sanciones y amenaza con un ataque a gran escala al tiempo que tiende la mano al diálogo. Esta es una fórmula que no suele funcionar con un país acostumbrado a vivir bajo las sanciones, que no acepta negociar bajo presión y que desconfía enormemente de Trump por su experiencia durante el primer mandato.
A la espera de una reacción oficial tras el anuncio de Trump, esta misma semana el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, rechazó categóricamente la posibilidad de negociar con Washington mientras se mantenga la política de «máxima presión» de Trump. Araghchi dejó claro que «mientras la administración Trump mantenga su máxima presión, Irán no reanudará las negociaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear». Un cambio de actitud estadounidense facilitaría el camino ya que Trump se encuentra ahora un Gobierno liderado por el reformista Masoud Pezeshkian, que teme un ataque directo a las centrales nucleares y apela a la negociación, nada que ver con su antecesor, el clérigo ultraconservador Ebrahim Raisi.
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