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Imagen de vídeo que recoge la manifestación al paso del convoy de Vance. Redes
«Vete a esquiar a Rusia, traidor», espetan a Vance en Vermont

«Vete a esquiar a Rusia, traidor», espetan a Vance en Vermont

Las protestas proucranianas arrecian en varias ciudades mientras una petrolera noruega deja de suministrar combustible a los buques estadounidenses por el «espectáculo de mierda» de la Casa Blanca

M. P.

Domingo, 2 de marzo 2025, 15:54

J. D. Vance ha trasladado este fin de semana sus vacaciones familiares en Vermont a un lugar no revelado después de que cientos de manifestantes tomasen la carretera que conduce a la famosa estación de esquí para abuchearle y tratarle como la «marioneta de Putin». El vicepresidente de Estados Unidos, que el viernes actuó de detonante de la bronca entre Donald Trump y Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, ha sido objeto de las críticas de los partidarios de la ayuda a Ucrania, que también se han manifestado en Nueva York frente a unas oficinas de Space X, la empresa de Elon Musk, en Times Square.

El delfín de Trump tenía intención de pasar unos días en el Resort Sugarbush, una de las estaciones más grandes de Nueva Inglaterra. Pero en las inmediacione le esperaron los manifestantes, que enarbolaban carteles con frases como 'Vete a esquiar a Rusia' y 'Traidor'. Los convocados tildaron a Vance como un «peón de Putin» mientras reivindicaban que Vermont «apoya a Ucrania».

Pese a que antes de la bochornosa sesión del viernes ya se había organizado una movilización para denunciar las negociaciones de la Casa Blanca con el Kremlin en torno a Ucrania, la manera en que Zelenski fue tratado en el Despacho Oval «motivó que mucha más gente saliera a plantarle cara» al vicepresidente quien, sobre la marcha, cambió el destino de sus vacaciones.

También en decenas de ciudades del país se están registrando manifestaciones delante de los concesionarios de Tesla y las oficinas de las empresas de Elon Musk. 'No a los dictadores en los Estados Unidos', han sido algunos de los lemas esgrimidos por los movilizados, entre quienes se han producido varias detenciones». En Nueva York se ha registrado la concentración mayor de activistas pro-Kiev y de miembros de la comunidad ucraniana en el Estado, que asciende a unas 150.000 personas. Paradójicamente, la mayoría de este colectivo votó a favor de Trump en las pasadas elecciones de enero y algunos de sus líderes han dado la cara por el republicano en vez de respaldar a Zelenski.

En cambio, otros se han mostrado escandalizados, como en el caso de Ivan Makar, director de una escuela de estudios ucranianos, quien ha denunciado que «nunca me había sentido tan disgustado con el presidente de este país». Makar ha explicado en 'The New York Times' que él y su familia llegaron al condado de Westchester huyendo de la inseguridad en Ucrania y que esta era la primera vez que se sentía «furioso y devastado» por un episodio que revelaba la nueva actitud de la Casa Blanca hacia su país. «Fue un comportamiento típico de los matones, y Zelenski se enfrentó. Como ucraniano, estoy orgulloso. Como estadounidense, estoy disgustado», manifestó.

Por su parte, la concejala de Brooklyn Inna Vernikov, de origen ucraniano y republicana, alertó de que una mala relación «podría ser desastrosa» para ambos países. «Trabajar juntos para poner fin a esta guerra y ayudar al pueblo de Ucrania a restablecer su seguridad y soberanía es lo mejor para ambos países y para el mundo», afirmó en las redes sociales.

Submarino de regreso

Por otra parte, una compañía petrolera noruega ha decidido cortar el suministro a los barcos de guerra estadounidenses en protesta por el «espectáculo de mierda» que ofrecieron Trump y Vance en su reunión con Zelenski. La empresa, Haltbakk Bunkers, explica que cuenta con numerosos trabajadores ucranianos «y sabemos lo terriblemente que esta guerra les afecta a ellos y a sus familias», de modo que «no se entregará ni un litro hasta que Trump haya terminado» con su postura de rechazo a Kiev.

La petrolera está desplegada a lo largo de la costa noruega y surte de combustible a los buques que navegan por la zona. Un submarino estadounidense ha tenido que variar ya su rumbo al no haber conseguido reabastecerse en plena travesía. En 2022, la compañía ya tomó la medida de dejar de abastecer a la flota rusa en protesta por la invasión de Ucrania.

Este fin de semana, su dirección ha pedido a otras empresas del país y del resto de Europa que adopten decisiones similares a la suya con Estados Unidos y los barcos militares de esta nacionalidad que hagan escala en puertos noruegos. «EE UU montó un programa televisivo de puñaladas por la espalda. Nos dio asco». Haltbakk Bunkers suministró unos tres millones de litros de combustible a la Armada estadounidense en 2024.

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