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Los líderes europeos aprobaron a última hora de este jueves el plan de Defensa propuesto por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ... que quiere movilizar hasta 800.000 millones de euros en inversiones militares. Se trata de un proyecto muy ambicioso que incluye la flexibilización de las reglas fiscales. La UE financiará 150.000 millones en forma de endeudamiento conjunto mediante préstamos y los 650.000 restantes irán a cargo del aumento del gasto en Defensa de cada país, que para manejarse en este terreno tendrán un límite fiscal del 1,5% del PIB anual.
Los Veintisiete dan luz verde así a un histórico rearme de su territorio, urgidos por el distanciamiento de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, envía mensajes inquietantes sobre su futuro respaldo a la OTAN y ha decidido negociar directamente con su homólogo ruso, Vladímir Putin, la paz en Ucrania. Los gobernantes tienen como principal objetivo reforzar la seguridad en el flanco oriental del bloque para proteger a los países fronterizos con Rusia, pero también aumentar los niveles de seguridad en el resto del territorio comunitario. En definitiva, promover una defensa integral de toda la Unión, como requirió el presidente español, Pedro Sánchez. España, por su parte, acelerará su en Defensa para llegar al 2% lo antes posible.
El Consejo ha ensayado una especie de doble fórmula para conseguir su propósito sin amenazas de bloqueo ni discusiones graves. Al incremento de la Defensa de Europa aprobado por el conjunto de los socios se ha añadido un texto de apoyo a Ucrania que han firmado veintiséis países, con la excepción de Hungría, con Viktor Orbán al frente, próximo a la órbita del jefe del Kremlin. Este documento señala la importancia de «lograr la paz desde la fuerza», la necesidad de que cualquier tregua en el país lleve a una negociación de paz y que hacen falta «garantías de seguridad robustas y creíbles» para Kiev, que sirvan para evitar un nuevo ataque por parte de Rusia. Sobre el 'no' de Hungría, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, destacó que «un solo país no crea división» y destacó que Orbán «está solo».
La aprobación remató así una jornada con claro protagonismo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que agradeció a los europeos no haber «dejado solo» a su país, durante una intervención en Bruselas al inicio de la cumbre. También sobrevoló el consejo un inédito enfrentamiento entre Francia y Rusia.
El ofrecimiento de Emmanuel Macron a Europa del paraguas nuclear galo para defenderse de la «amenaza rusa» provocó una potente escalada de tensión con Putin. «Todavía hay quienes quieren revivir los tiempos de Napoleón, olvidando cómo terminó», le recriminó el jefe del Kremlin sin citarle, pero cargado de intención al referirse al militar y emperador Bonaparte, que fue derrotado por Rusia en 1812 y acabó en el destierro.
Horas antes de la cumbre sobre seguridad europea y de apoyo a Kiev celebrada este jueves en Bruselas, el líder francés quiso marcar perfil como adalid de la defensa continental, de manera parecida a como el primer ministro británico, Keir Starmer, trata de hacer desde el Reino Unido. Macron lanzó el mensaje de que Moscú «no se conformará» con invadir Ucrania y representa un peligro para Europa, que debe «prepararse» ante un eventual abandono de Estados Unidos de su compromiso de protección.
Putin recomendó al inquilino del Elíseo que no cometiera el «error» de «subestimar» a Moscú como han hecho históricamente «todos los enemigos» de la nación. Y más tarde, su aviso lo reforzó el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, quien señaló que si Macron «dice que es necesario prepararse para usar armas nucleares contra Rusia, por supuesto que es una amenaza».
París y Moscú han tenido otros ásperos episodios anteriores desde el inicio de la guerra en Ucrania, pero ninguno introdujo el factor atómico. Francia es la única potencia nuclear de la UE y esta es la primera vez que un presidente del país se ofrece a compartir su arsenal con otros gobiernos, aun con el rechazo expreso de la oposición.
Un segundo encontronazo se produjo cuando, en el transcurso de la cumbre, pudo conocerse que una veintena de países están dispuestos a colaborar con la seguridad de Ucrania mediante una misión de paz. Según el diario inglés 'The Telegraph', los gobiernos favorables a la coalición propuesta por Starmer son europeos y de la Commonwealth, como Australia, Irlanda, Luxemburgo, Bélgica y Turquía. Sin embargo, el jefe de la diplomacia rusa advirtió que el Kremlin considerará la presencia de soldados europeos en territorio ucraniano como una «intervención directa de la OTAN».
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, incidió que ante la situación internacional actual «es momento de tomar decisiones» y añadió que la seguridad europea y la ucraniana «van de la mano». Por su parte, Von der Leyen destacó que es necesario que la UE apoye a Kiev y que estarán a su lado «el tiempo que sea necesario». El primer ministro belga, Bar de Wever, fue uno de los líderes más contundentes y calificó a Trump de «verdadero matón». También adelantó que, «por lógica», su país sería uno de los que enviaría a soldados a Ucrania en misión de paz. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, deslizó la posibilidad de activar el artículo 5 para darle a Ucrania el paraguas de la OTAN, incluso aunque no forme parte de la alianza.
Lo que cada vez está más claro es que a Ucrania le hacen falta mucho más que palabras. En ese sentido, el presidente lituano, Gitanas Nauseda, propuso mostrar un «gesto político fuerte» y planteó que 2030 sea considerada como una «fecha orientativa» para que el país entre en la UE. Von der Leyen ya ha apuntado en varias ocasiones que se podría considerar ese año como horizonte para la adhesión al bloque, pero que el proceso se basa en méritos y que el país aún tiene un largo camino por recorrer en materia de reformas.
La dirigente letona, Evika Silina, celebró la propuesta de Bruselas para rearmar Europa, con la flexibilización de las reglas fiscales y de los fondos de cohesión para las inversiones militares, más aportaciones para Defensa del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y préstamos por valor de 150.000 millones de euros. «Vamos por buena dirección, pero hacen falta más pasos», destacó la letona mientras la danesa Mette Frederiksen subrayó que es momento de «gastar, gastar y gastar en Defensa».
En lo relativo a de dónde saldrán los fondos necesarios para rearmar Europa, sigue habiendo debate entre los Veintisiete. A España, por ejemplo, le interesa explorar la financiación común, con la emisión de eurobonos, mientras que los gobiernos austeros prefieren que el esfuerzo recaiga en los presupuestos nacionales de cada Estado miembro.
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