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A la segunda, y después de un tropezón histórico, el conservador Friedrich Merz fue este martes confirmado como canciller de Alemania por el Bundestag, el ... Parlamento federal, en una jornada de enormes turbulencias. La inesperada humillación y derrota sufrida en la primera votación, atribuida a quienes debían respaldarle, le dejan tocado nada más asumir su mandato.
En un trámite sin precedentes Merz requirió de dos votaciones en la Cámara Baja para ser investido. El desbarajuste hizo que los grupos parlamentarios necesitaran horas para asesorarse y ponerse de acuerdo para celebrar el mismo día una segunda sesión. Los partidos de la nueva coalición de gobierno -Unión Cristianodemócrata (CDU) y Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)- y la oposición coincidieron en que el país y Europa no podían esperar más.
No hubo alivio hasta que la presidenta del Bundestag, la también conservadora Julia Klöckner, anunció tras la segunda votación celebrada en la tarde que, de los 618 votos registrados, Merz sumó 325 a su favor y 289 en contra, mientras que un diputado se abstuvo y tres papeletas resultaron nulas. El presidente de los cristianodemócratas recibió el respaldo de 15 escaños más que en el primer intento, en el que contra todo pronóstico no alcanzó la mayoría necesaria para ser investido.
La perplejidad y el desconcierto pudieron apreciarse incluso en la propia Klöckner durante la lectura del resultado de la votación inicial que anunciaba la derrota del aspirante a la jefatura del Gobierno alemán. Un asombro que se extendió por toda la Cámara Baja, que se vio sumida en una situación desconocida. Nunca en la historia de la República federal un candidato designado para ser canciller había sido rechazado a la primera. Hasta este martes. Un fracaso que denota la falta de respaldo de Merz en su formación y entre sus socios socialdemócratas.
Un total de 18 diputados de los 328 que conforman las formaciones integradas en la coalición de gobierno no respaldaron al candidato por la mañana. No votaron, se abstuvieron o lo hicieron en contra. Quizás nunca se sepa el nombre de los rebeldes -el proceso es secreto- y, probablemente, estos no contaban con ser tantos ni con causar tal revuelo.
Pero son muchos los socialdemócratas que no perdonan a Merz su maniobra de buscar el apoyo de la ultraderecha con el fin de aprobar en enero una moción parlamentaria para endurecer la legislación sobre migración, pero también entre los conservadores ha provocado irritación por prometer ahorro en la campaña electoral y defender ahora un generoso gasto público. El escándalo de este martes deja patente la falta de confianza del canciller entre sus propios diputados y los de su aliado progresista, pero también los recelos hacia el presidente de estos últimos, Lars Klingbeil, ahora ministro de Finanzas y vicecanciller federal. El jefe del SPD parece haberse ganado enemigos internos tras el cambio generacional que ha impulsado con los elegidos para los cargos ministeriales y el hecho de que se ha convertido en el hombre más poderoso de su formación.
Quien volvió a sacar partido del desaguisado político en este país es la extremista Alternativa para Alemania (AfD). Convertida en principal grupo de la oposición en el Bundestag y segunda fuerza política nacional tras los comicios legislativos de febrero, la ultraderecha celebró el caos parlamentario, insistió de nuevo en ofrecerse como socio ideal a los conservadores y criticó a Merz, al que calificó poco menos que de inútil.
Pero mientras AfD sigue aislada por el cortafuegos de las formaciones democráticas, los partidos de la Unión derribaron este martes el cordón sanitario que habían levantado en solitario contra La Izquierda. Para cambiar el orden del día en el Bundestag y poder celebrar la segunda votación que permitió la investidura de Merz, CDU/CSU y SPD necesitaban una mayoría de dos tercios. Negociaron con Los Verdes y La Izquierda, que apoyaron la iniciativa.
Ahora, el nuevo canciller federal tiene intención de asumir responsabilidades internacionales inmediatamente. Hoy mismo viajará a las vecinas Francia y Polonia para presentarse oficialmente a sus presidentes, Emmanuel Macron y Donald Tusk, respectivamente. Merz, además, se sumará previsiblemente a la iniciativa del dirigente galo y del primer ministro británico, Keir Starmer, para aumentar el compromiso de Europa con Ucrania. Frente a su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, el nuevo jefe del Ejecutivo de Berlín es partidario de suministrar modernos y precisos misiles alemanes de crucero tipo Taurus a Kiev.
A nivel nacional tampoco quiere perder el tiempo. Este martes celebró su primer Consejo de Ministros después de que sus miembros pasaran por el Palacio de Bellevue para recibir sus acreditaciones de manos del presidente federal. Merz anunció antes que cenaría con el nuevo gabinete y que aportaría un barril de cerveza de diez litros traído expresamente desde Sauerland, su región natal en Westfalia. Desde ya mismo entran además en vigor las medidas anunciadas para endurecer drásticamente la política de migración y asilo en Alemania, con controles estrictos en las fronteras y el rechazo en las mismas de toda persona indocumentada. El mandatario quiere además poner inmediatamente en marcha medidas para relanzar la economía germana tras dos años de recesión. Para ello dispone de un fondo extraordinario de medio billón de euros para inversiones en infraestructuras que beneficiará a industrias y empresas.
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