Hungría exige a Bruselas que negocie con Putin el final de la guerra

La cumbre londinense de este domingo se antojaba en principio como una reunión de cierta rutina; una cita intermedia entre las celebradas a principios de esta semana por Emmanuel Macron en París y la que tendrá lugar el próximo jueves en Bruselas entre los Veintisiete. En esta sesión, que aparenta ser larga y controvertida con socios como Hungría, remisos a mantener el repaldo a Kiev, la UE debería formalizar el compromiso de enviar 3.500 millones de euros a Ucrania en soporte militar y humanitario. Pero todo apunta a que habrá una indudable tensión ambiental.

El húngaro Viktor Órban exigió ayer a la Unión que inicie conversaciones directas con Rusia, de modo semejante a como ha hecho el presidente estadounidense con Vladímir Putin. El líder ultranacionalista amenaza con romper el consenso y, en una carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, lamentó las «diferencias estratégicas en nuestro enfoque sobre Ucrania», que «no se pueden superar mediante borradores o comunicados».

El primer ministro de Eslovaquia, Roberto Fico, se pronunció de la misma manera y aseguró que su país «no apoyará a Ucrania ni financiera ni militarmente para continuar la guerra» porque «Kiev nunca será tan fuerte para negociar desde la posición de poder militar». El dirigente eslovaco señaló que su postura es idependiente de la que adopten otros gobiernos continentales. «Lo que hagan, lo respetaremos», escribió en una red social, donde reiteró que su Ejecutivo »tiene reservas« respecto a la »estrategia poco realista de 'paz a través de la fuerza', que se supone que solo sirve como motivo para continuar la guerra en Ucrania».