Un momento de iluminación

No es un sistema de defensa ante invasiones alienígenas, ni tampoco la ocurrencia de un gamberro que ha llevado demasiado lejos la cargante afición por los punteros: el láser de la imagen forma parte de una iniciativa del planetario de Vaulx-en-Velin, uno de los municipios que forman la metrópolis de Lyon. El proyecto combina espectáculo y ciencia. A la maravilla de contemplar cómo la noche queda partida en dos por ese haz perfecto, que a los franceses les evocará inevitablemente la famosa novela de Verne El rayo verde, se suma el objetivo práctico de medir las variaciones de la velocidad de la luz en la atmósfera, según los experimentos que llevó a cabo en el siglo XIX el físico parisino Hyppolite Fizeau. El láser sale de la basílica de Fourvière y, tras un trayecto de siete kilómetros, se refleja en un espejo colocado en el Ayuntamiento de Vaulx-en-Velin para regresar al punto de partida. Hace el trayecto de ida y vuelta en cincuenta microsegundos: es mucho menos que un suspiro, un fugaz momento de iluminación que nos deja pensando, con vértigo, en las distancias de millones de años luz empleadas para cartografiar el universo.

El más potente, también en Francia

Hace dos meses se inauguraron, cerca de París, las instalaciones subterráneas de Apollon, que está llamado a ser el láser más potente del mundo. El aparato empezará a funcionar a finales del año que viene con una potencia de hasta cinco petavatios: el equivalente a medio millón de reactores nucleares, o 150.000 veces la poterncia eléctrica requerida por toda España. A pleno rendimiento, está previsto que alcance los diez petavatios.