efe/las provincias
Jueves, 6 de octubre 2016, 20:56
La Oktoberfest de Múnich clausura su edición de 2016. En el primer fin de semana, el festival acogió a medio millón de visitantes, a pesar de la lluvia y los reforzados dispositivos de seguridad por temor a ataques yihadistas.
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"La situación meteorológica ha afectado especialmente a los expositores. Esperemos que mejore el tiempo", indicaba el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, ante las protestas expresadas por las empresas que tienen sus puestos en el recinto, sean de comida, bebida o atracciones.
Sin estos expositores "no sería posible la Oktoberfest", admitió el alcalde, tras mostrar su comprensión hacia esas reacciones.
El arranque de la Oktoberfest estuvo marcado por las imágenes de los asistentes protegidos por paraguas o impermeables, así como los controles de seguridad a que debía someterse todo visitante en los accesos a su recinto.
De acuerdo con las estimaciones de años anteriores, la Oktoberfest esperaba una asistencia de hasta seis millones de personas hasta su cierre, que tuvo lugar el 3 de octubre.
A pesar de todos los contratiempos, el ambiente de este año ha sido similar al de siempre: alegría, cerveza, comida y hermandad, bañadas con altas dosis de folklore bávaro.
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