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juan carlos barrena
Berlín
Viernes, 25 de septiembre 2020, 16:41
El opositor ruso Alexei Navalni agradeció este viernes seguir con vida a los «desconocidos y buenos amigos», que supieron reaccionar a tiempo cuando fue envenenado con el agente químico de uso bélico Novichok. «No sucede probablemente con frecuencia contar con amigos muy importantes en la vida de los que no conocemos ni el nombre. Este es mi caso», escribe Navalni en un nuevo mensaje en las redes sociales después de ser dado de alta y abandonar la Charité, el Hospital Universitario de Berlín.
Explica que esa gente ha jugado «casualmente» un papel clave en su vida, ya que hicieron fracasar los planes de sus asesinos con una serie de actos que formaron «una cadena de casualidades afortunadas». Navalni presume que quienes le administraron el veneno tenían intención de que colapsara a los 20 minutos de despegar el avión comercial que le transportaba desde la ciudad siberiana de Tomsk a Moscú el pasado 20 de agosto, para que «quince minutos después perdiera el conocimiento».
Contaban, dice el abogado de 44 años, con su muerte segura ante la falta de la asistencia médica necesaria en el aparato y que acabara «colocado en la última fila del avión con una bolsa de plástico negra en la cabeza». El activista anticorrupción y crítico con el régimen del presidente ruso, Vladímir Putin, destaca que entonces sucedió el milagro, porque los pilotos del avión aterrizaron de emergencia en Omsk y los médicos de ese aeropuerto «no contaron la mentira de la diabetes», sino que diagnosticaron inmediatamente «un envenenamiento tóxico» y le administraron atropina, una reacción correcta, ya que de esa manera le «regalaron de 15 a 20 horas más de vida».
Navalni afirma que «no tendría nada que contar si no habría sido por toda esa gente». El mensaje que va acompañado de un selfi con su esposa Yulia acaba con las palabras: «Gracias desconocidos y buenos amigos. Sois buenas personas».
El líder opositor ruso fue ingresado dos días después en la Charité, a donde fue trasladado en un avión especial medicalizado fletado por un grupo de amigos en Alemania. Según afirmó la propia canciller federal, Angela Merkel, Navalni fue víctima de «un atentado para acabar con su vida» llevado a cabo con un agente tóxico del grupo Novichok, según concluyeron los análisis realizados por un laboratorio especial del Ejército federal y otros dos laboratorios independientes de Francia y Suecia.
Desde que abandonara el hospital el miércoles pasado, el disidente reside en una vivienda privada en el centro de Berlín fuertemente custodiada por la policía alemana. Moscú, entre tanto, niega tajantemente que Navalni fuera envenenado por agentes rusos y rechaza cualquier relación con el caso.
Kira Jarmisch, portavoz de Navalni, señaló por su parte que la recuperación del abogado «durará todavía un tiempo». Permanecerá por ahora en Alemania porque debe someterse a una terapia de recuperación. «Esa no es una cuestión que se resuelva en un par de días y probablemente tampoco en unas semanas», dijo Jarmisch, quien comentó que tiene dificultades aún para manejarse con la mano izquierda, parcialmente paralizada aún.
Los médicos alemanes consideran pese a todo que es posible una recuperación total del paciente, aunque reconocen desconocer si se producirán secuelas a largo plazo por el envenenamiento. La portavoz de Navalni reiteró que la intención del opositor es regresar a Rusia en cuanto finalice su proceso de recuperación para continuar con su trabajo de denuncia de los casos de corrupción entre las autoridades de su país.
Jarmisch reveló anoche, sin embargo, que un tribunal en Moscú ha congelado todos los bienes de Navalni e intervenido también su domicilio particular. La orden judicial fue ejecutada al parecer el 27 de agosto, cuando el afectado se encontraba aún en coma inducido en la sección de cuidados intensivos de la Charité. La intervención judicial impide a Navalni hacer cualquier transacción a través de sus cuentas bancarias o la venta, cesión o embargo de su vivienda en un edificio de pisos al sureste de Moscú, aunque sigue teniendo derecho al disfrute de la misma.
Al parecer la intervención judicial se debe a que los Fondos para la Lucha contra la Corrupción (FBK) fundados por el abogado disidente deben responder tras una polémica sentencia al pago de una indemnización por ofensas de 88 millones de rublos, un millón de euros al cambio, ante la empresa de catering Moskowskj Schkolnik, relacionada con el multimillonario ruso Eugeni Prigoschin, antiguo cocinero de Putin. Los FBK habían destapado recientemente varios oscuros negocios corruptos con los que el excocinero de Putin había pasado de trabajar en los fogones a llevar una vida de lujo.
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