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Van Gucht ofrece a diario los datos de la pandemia. Benoit Doppagne/dpa
«Como virólogo hubiera preferido aplazar unas semanas la desescalada»

«Como virólogo hubiera preferido aplazar unas semanas la desescalada»

Steven Van Gucht - Presidente del comité belga de crisis contra el coronavirus ·

Mantener un «equilibrio delicado» entre salud pública y economía, «el otro sufrimiento de esta pandemia», es ahora el reto, asume el experto

salvador arroyo

Corresponsal. Bruselas

Sábado, 16 de mayo 2020, 00:15

Steven Van Gucht es responsable del departamento de enfermedades virales de Sciensano, el instituto público de investigación belga sobre salud humana y animal. La imagen de este virólogo trilingüe (neerlandés-francés-inglés) está asociada a la evolución del coronavirus desde el minuto cero en este país. Presidente del comité científico de la pandemia, comparece casi a diario con otros expertos, como portavoz inter-federal, en esa rueda de prensa cargada de cifras. Se le podría considerar el equivalente flamenco del epidemiólogo español Fernando Simón. Discurso tranquilo, reflexivo y cauto. En esta entrevista a este diario, el también profesor de la Universidad de Gante no oculta su temor a que una relajación excesiva durante el proceso de desescalada acabe truncando el esfuerzo de los últimos meses. «Desde un punto de vista estrictamente virológico hubiera sido mucho mejor esperar unas semanas más», admite.

- ¿Por qué?

- Porque aunque las cifras están descendiendo, todavía tenemos gente en los hospitales y nuevas infecciones diarias, del orden de cuatrocientas. Esos números permiten algunas medidas de desconfinamiento, pero, ya le digo, hubiera preferido esperar al menos otras dos semanas más.

- ¿Ha pesado la necesidad de empezar ya a amortiguar el grave impacto económico de la pandemia?

- Los objetivos económicos están ahí, por supuesto. Y por supuesto que entiendo que era importante no esperar demasiado tiempo para avanzar hacia el desconfinamiento. Pero esto nunca había sucedido en el pasado y no podemos predecir lo que va a ocurrir. Así que tiene que darse ese equilibrio delicado entre los objetivos de salud pública y los económicos, que son otra forma de sufrimiento derivada de la pandemia.

- Bélgica se prepara para reforzar el seguimiento de nuevos casos con un ejército de rastreadores, unos dos mil en todo el país, más test, mayor control…

- Exacto. Hay un cambio de estrategia. Hay que examinar todos los nuevos casos y sus contactos y que estos últimos también se aíslen por si mismos para frenar más transmisiones. Como le comento, los cuatrocientos nuevos positivos diarios aún son demasiados. Sería mucho más fácil el control con una media de cincuenta, por ejemplo, por eso comentaba lo de esperar unas semanas desde una visión estrictamente virológica… No sabemos cómo evolucionarán los números en el futuro.

- Como otros virus respiratorios ¿el Covid-19 se aplacará durante el verano?

- No podemos estar totalmente seguros. Yo pienso que el buen tiempo (temperaturas de más de 25 grados, humedad, etcétera) nos ayudará a controlarlo mejor, pero no a pararlo. Decir eso sería ingenuo. El virus va a seguir circulando aunque vaya a ser menos poderoso. Esa es mi hipótesis. El gran problema nos lo vamos a encontrar en otoño e invierno.

- ¿La insistencia en el distanciamiento social ha calado ya en los ciudadanos?

- Pienso que sí. Pero no es un problema de que la gente no esté concienciada. Quiero decir que hasta ahora se han respetado las normas relativamente bien, el problema es que se deje de hacer. Porque cada vez es más difícil estar separados de los demás y todo el mundo quiere relajarse, mantener contactos con sus amigos con otras familias, con los nietos… La clave está ahora en mantener ese esfuerzo y es comprensible que cueste.

- Desde el domingo se autorizan en el país los reencuentros familiares. Visitas a un hogar de un máximo de cuatro personas. ¿Por qué ese límite?

- No se trata tanto de si son tres o cuatro sino de que sea la misma entidad, para no extender la red de posibles contagios. Cuatro personas del mismo hogar que eviten acudir a otros hogares, a otros ambientes, y viceversa. De esa forma el riesgo es manejable, lo contrario da muchas oportunidades al virus para expandirse.

No olvidar la higiene

- El uso generalizado de mascarillas ¿ayudará a que la posible segunda ola del virus sea menos grave?

- Las mascarillas nunca van a reemplazar las reglas básicas de mantener las distancias, limitar tus contactos, y la higiene. Recomendamos su uso, pero tenemos miedo de que eso lleve a pensar que se pueden incrementar los contactos y no respetar las distancias, lo que tendría un peor efecto.

- ¿Qué porcentaje de la población belga se calcula que puede ser inmune en estos momentos?

- Estaríamos hablando de un 6%, según un estudio de la Universidad de Amberes. Eso significa que más del 90% no tienen ningún tipo de protección…

- ¿Y la vacuna?

- Yo tengo bastante confianza en que cuando se consiga, funcionará, porque el virus no es tan complicado. En este tiempo más gente va a ir desarrollando anticuerpos que van a funcionar contra la enfermedad, pero no necesariamente contra la infección. Quiero decir que, probablemente, se puedan reinfectar quizás una segunda vez, una tercera vez… pero ya no costará sobrevivir a la enfermedad. La vacuna protegerá contra las necesidades de supervivencia, pero no llegará hasta mediados del próximo año. Si fuera antes, me sentiría extremadamente contento.

«Vigilar sólo las muertes confirmadas subestima la magnitud de la pandemia»

54.644 personas infectadas y 8.959 fallecidos. Son los datos del Covid-19 en Bélgica, un país de apenas 11,4 millones de habitantes con uno de los índices de letalidad por millón más altos del planeta. El dato estadístico provocó semanas atrás un debate sobre el método empleado para el cómputo de los muertos. Las críticas arreciaron por sumar decesos confirmados por una prueba de laboratorio o escáner de tórax, con los casos «sospechosos» o «probables» (sin diagnóstico o con una prueba negativa o no concluyente, pero que cumplieron criterios clínicos vinculados a la enfermedad).

De esos 8.959 fallecimientos, el 48% se ha producido en el hospital (todos sucumbieron por la enfermedad) y el 51% en residencias de mayores. De estos últimos, algo más del 20% fueron casos confirmados. El resto, sospechosos. «Seguimos las pautas del Centro Europeo para la prevención y el control de enfermedades que indican que la vigilancia de las muertes de casos confirmados hospitalizados no refleja la verdadera magnitud de la mortalidad relacionada con la Covid-19 en una población», explica a este periódico la coordinadora para el seguimiento de la mortalidad por el coronavirus en Bélgica, Natalia Bustos.

La epidemióloga especializada en enfermedades infecciosas subraya que Bélgica ha conseguido desarrollar una red de seguimiento que le permite obtener datos diariamente para componer esa fotografía más ajustada a la realidad. «Desde el principio, las muertes que ocurrieron en hospitales, hogares de ancianos, hogares privados o en cualquier otro lugar son informadas por los médicos a las autoridades regionales» que, a continuación, se notifican a Sciensano. «La vigilancia basada únicamente en el número de muertes de casos confirmados solo puede subestimar la verdadera magnitud de la mortalidad de la pandemia», insiste Bustos, quien explica que desde finales de abril, la diferencia entre el número de muertes «confirmadas» y «confirmadas y posibles» está disminuyendo con el despliegue de pruebas de detección en las residencias.

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