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LOURDES MARTÍ
Domingo, 17 de enero 2021, 00:06
El Levante tendrá que esperar para sumar otro título de campeón a sus vitrinas. El equipo azulgrana tenía la intención de refrendar frente al Atlético su buen estado de forma. Aprovechar la final de la Supercopa para constatar su firme candidatura a ser equipo Champions. Pretendía plantar cara a un todopoderoso equipo que días atrás demostró que el Barça no era invencible. Pero el sueño se truncó. Las de María Pry encajaron tres goles en la primera mitad. Tres golpes de los que no supieron rehacerse pese a mejorar tras el descanso.
El primer balón de la final fue para el Levante, pero poco, muy poco más hicieron antes del descanso. Las azulgrana no tuvieron opciones en el Juegos del Mediterráneo. El Atlético se hizo con el control del balón. Y, además, contaba con una debutante Ajara que iba a ser determinante. Poco después del primer cuarto de hora, la camerunesa ponía un balón al área que Deyna remató. Paraluta reaccionó tarde y las colchoneras sumaron el primero. Mientras la guardameta granota lamentaba la jugada, las futbolistas del Atlético preparaban su siguiente ataque. Éste llegó de las piernas de Ludmila. Desbordó por la derecha, recortó y puso en bandeja el balón a Ajara. Paraluta, otra vez, se mostró insegura y vio cómo le marcaban el segundo. Intentó responder el Levante a balón parado con Andonova, pero no vio portería.
El Atlético se sentía cómodo, el sobreesfuerzo del partido frente al Barcelona, la prórroga y el hecho de haber descansado un día menos que las granotas no importaba. Trenzaba jugadas ante una inexistente defensa del Levante. Y llegó el tercero. Ludmila, que ya había obligado a Paraluta a lucirse un minuto antes, se fue de nuevo por velocidad, se la dio a Ajara y ésta hizo lo que quiso ante una impotente Méndez. 3-0. Ya estaba casi todo hecho.
El Levante adelantó las líneas, intentaba hacer algo que incomodase un poco al Atlético, que estaba jugando a placer. Pero un minuto más tarde, Ludmila estuvo a punto de anotar el cuarto. Pero éste no iba a llegar. Y menos mal porque todo apuntaba que si había otro tanto más en el partido iba a caer del lado Atlético.
En el descanso el levantinismo esperaba un golpe de pizarra de Pry. Además de algún que otro tirón de orejas. Salió el Levante algo mejor, pero la tranquilidad que da tener tres goles a cuenta hacía más fácil las tareas defensivas al conjunto colchonero. Eva Navarro buscaba ese centro lateral o gol que metiese al conjunto azulgrana en un partido que preveía iba a hacerse demasiado largo. Pero la canterana de 19 años atacaba prácticamente sola. Y así es imposible. Sus balones al área no los recogía nadie.
Pry dio entrada a Banini y la futbolista argentina le dio un extra al Levante. Obligó a Aleixandri a emplearse a fondo y algunos de sus disparos desde fuera del área aportaron un poco más de peligro a la portería colchonera. Aunque los arreones no eran suficientes. Las piernas empezaban a pesar y ni el constante esfuerzo de Alharilla era recompensado de ningún modo. Alba Redondo la enviaba a las nubes andaluzas mientras Pry apuraba los últimos cambios con futbolistas como Cometti.
El partido estaba totalmente roto. El Levante se veía superado por el Atlético en todas las facetas del juego y aunque Banini seguía intentándolo, en el conjunto madrileño todas las de Sánchez Vera tenían su día. La guardameta Lindahl envió al traste todas las opciones del equipo que ejerció de local. Es infalible bajo palos la guardameta colchonera.
Así comunicó a todo el planeta fútbol el Atlético que ha vuelto. Mientras, al Levante le queda la experiencia, que siempre suma, de haber disputado una final 15 años después y la convicción de que es más fácil ganar partidos con un planteamiento como el de la segunda mitad, pese a quedarse sin la recompensa del gol, que como en el arranque del partido de ayer. Ahora, un tópico: toca levantarse. La tercera plaza en competición regular no se sostiene sola y el próximo fin de semana espera el Sporting de Huelva. La historia continúa y está en sus piernas.
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