![Bofetada por despreocupados](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/13/Racing%20Levante%201-RoxxPq3dlRq94HiSVdMBnNP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Para ser líderes hay que currárselo pero de verdad. En esta categoría hay días que sin hacer grandes alardes puedes sobrevivir pero otros que es mejor no andarse con muchas tonterías. A veces puedes ser tan aburrido y soso como el contrario y hasta repartirse ... la merienda como buenos amiguetes, pero hay días que cuando vas con demasiados miedos y te acaban dando una bofetada para que en las horas de autobús del viaje de vuelta le vayas sientas el escozor y le des vueltas a qué has hecho mal para que te castiguen así. Porque te pueden perdonar una vez, es probable que hasta dos, raro que lo hagan tres pero a la cuarta te la enchufan por bobo. No se puede achicar un balón y salir con tanta alegría perdiendo de vista la marca. Entonces pasa lo que pasa. Que dejas no a uno sino a dos tíos solos dentro del área y por muy limitados que sean, acaban disfrutando de un rechace de Andrés Fernández para que tan solo tengan que empujarla. Eso duele. No por lo que significa en sí mismo el gol, sino por la forma en que acabas colaborando generosamente con el adversario en un momento tan crucial. A nueve minutos de final, eso sólo significa la muerte.
Y así fue, el Levante le puso gentilmente el cuello para que el Racing se deleitara en el corte, poniéndole en bandeja a los cántabros la oportunidad de ponerse líderes en solitario. Es justo lo que hubieran podido hacer los azulgrana de haberse mostrados más contundentes, más duros, más concentrados, más listos y hasta mucho más ambiciosos. Si Calero planteó el partido con tantos miedos, mal por el entrenador. Si fueron los jugadores de motu propio los que echaron el ancla, mal por ellos. Porque el Racing tampoco es el City de Guardiola. Es un equipo aseado, sí, bastante apañado pero ni mucho menos tiene una calidad tan descomunal para encabezar una Liga siempre llena de vaivenes.
El Racing le puso tantas ganas que convirtió al Levante en la primera parte en un equipo tremendamente vulgar. Algo no cuadraba. Y no sirve de excusa suficiente que se te caiga a los once minutos Iborra y que a los 38' se te descabalgue Brugué. Cuando el de Moncada se tuvo que retirar lesionado, el Racing ya había ejecutado cuatro saques de esquina. Sólo por las ganas habían arrinconado a los azulgrana de una manera tan descarada que costaba imaginar que al final pudieran sorprender en alguna de las malvadas contras que hasta ese momento había mantenido al Levante en el grupo de favoritos. Y eso, que Andrés no había tenido que utilizar sus guantes para desbaratar algún balón de esos que te deja sin aliento. El Racing metió al Levante en la cueva demasiados minutos y de manera ciertamente preocupante. Dañaba a la vista ver la facilidad con la que se perdía el balón, la falta de concordancia entre unas líneas y otras y la incapacidad para echar a correr con espacios para al menos bajarle los humos al Racing.
Solo un apunte reseñable hubo en este primer acto. Carlos Álvarez despertó de su letargo, metió al espacio para Andrés y el centro de este lo acabó rematando como pudo el joven Marcos Navarro. La acción valió la pena porque estaba bien pensada. Pon fin después de más de media hora de tostón, el Levante ofrecía algo de luz. Con ese tono gris tirando a oscuro se marcharon los de Calero al vestuario, viéndose el técnico obligado a desplazar a Morales a la banda para que Romero actuara como punta después del problema en el isquio de Brugué. La variable fue modificándose después conforme fueron avanzando los minutos, pero ni en un sitio ni en otro Morales estuvo certero ni Romero demostró ser fiable en sus funciones.
Eso sí, de justicia es decir que en ese cuarto de hora de reflexión Calero debió echarles un pozal de agua fría a cada uno de sus jugadores. ¡Eh, despertad, que ellos se pueden poner líderes pero también nosotros! Disparó Lozano con muy mala leche al minuto de la reanudación y una a una fueron sucediéndose las intenciones granotas. Hizo más el Levante en ese cuarto de hora que en todo el partido. Lástima que no fue ni mucho menos suficiente. Más que nada porque el temor de perder en casa no le acabó pasando factura al Racing. Fallaba Arana –completamente solo– un claro remate con la cabeza dentro del área pequeña y luego la cosa se mantuvo en un quiero y no puedo por ambas partes.
Se le anulaba un golazo a Lozano por un fuera de juego de Pablo Martínez después de una espectacular combinación colectiva y hasta Calero optó por dar una vuelta de tuerca más cuando a poco para el final metió de golpe a Carlos Espí, a un Fabricio que todavía anda demasiado perdido y al joven Borja Cortina en el lateral. Pero las intenciones quedaron en un plis plas anuladas. Al Levante se le olvidó que puedes dar pasos hacia adelante pero siempre echando un ojo a tus espaldas. Y va que dejan la puerta de par en par abierta para que en una acción que parecía casi solventada, acaban por colarse en tu casa, te vacían la nevera y encima te birlan el título de líder en mayúsculas al que aspiraba, con más ilusión que certeza dicho sea de paso. El VAR confirmó la posición correcta tanto del primer rematador como del segundo. El Sardinero explotó de júbilo y Calero de rabia. Es injusto exigirle al Levante lo que no tiene, pero a veces se vale más por lo que quieres que por lo que puedes. Si hubieran querido un poquito más, es probable que esos 700 kilómetros de vuelta se hubieran hecho con una sonrisa y no con la cara marcada.
Racing de Santander: Ezkieta, Michelin (Sangalli, m. 68), Castro, Montero, Mario García (Saúl, m. 68), Unai Vencedor, Aldasoro, Pablo Rodríguez (Lago Jr, m. 57), Andrés, Íñigo Vicente (Carrascal, m. 83) Arana (Karrikaburu, m. 68)
Levante UD: Andrés Fernández, Andrés García, Elgezábal, Dela, Marcos Navarro (Cortina, m. 77), Oriol Rey, Iborra (Lozano, m. 10), Pablo Martínez, Carlos Álvarez (Fabrício, m. 77), Brugui (Romero, m. 40), Morales (Espí, m. 77)
Gol: Íñigo Vicente (1-0, m. 81)
Tarjetas: Íñigo Vicente (m. 21), Saúl (m. 82) por el Racing; Dela (m. 29), Brugui (m. 38), Lozano (m. 49) por el Levante
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