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De un expediente notable a dos suspensos consecutivos que le han puesto contra las cuerdas, presionado además por una deuda que se arrastra de más de cuarenta millones. La Fundación del Levante le dará este miércoles a Quico Catalán la peor de las malas calificaciones que el presidente del club podía imaginar en sus trece años de mandato. Catalán afronta el examen anual más angustioso de cuantos se ha presentado, ante un Patronato que ha pasado de asumir con complicidad el influjo presidencial a revolverse para incentivar nuevos escenarios, tanto para el club como para su propio devenir.
Más allá de la espontánea y algo cándida propuesta de Miguel Ángel Valiente de suceder a Catalán (un empresario que maneja los hilos del Saguntino y del Paterna y que adquirió unas acciones que tenía a su nombre Manolo Salvador a 60 euros cada título), el levantinismo y sobre todo la Fundación –poseedora del 60% accionarial– espera conocer de boca del propio presidente no sólo los pecados cometidos sino cuáles son las soluciones que propone ante la zozobra financiera que se dibuja. Sobre todo teniendo en cuenta que en diciembre termina su mandato (sus propios consejeros han admitido que ha llegado la hora del adiós) y hay meses de margen para plantear desde una ampliación de capital al uso hasta la búsqueda de inversores extranjeros por medio de LaLiga.
El problema con el que se encuentra la Fundación es que de cara a la afición ha visto seriamente dañada su condición de voz autorizada. Salvo su presidente (Vicente Furió) y el representante del FROG (Carlos Ayats), el resto de miembros se han caracterizado desde casi su origen por su inactividad fiscalizadora hacia la directiva. Ellos mismos lo tienen asumido. «Hemos pecado seguramente de exceso de confianza y al final la bofetada ha sido muy grande. La situación es muy mala, no sabemos todavía qué nos va a decir Catalán, pero pienso que debería dejarlo cuanto antes. Vienen tiempos duros», afirma José Manuel Moyano, patrono y voz de los veteranos.
Algo más ácido en su reflexión es Rafa Poveda. «La situación está muy mal... aunque se hubiera subido. No se han hecho las cosas como se debían hacer. El presidente ya viene de un suspenso y ha vuelto a suspender ahora, pero no es tan fácil decidir qué se va a hacer. Cambios hay que hacer, eso lo tenemos todos claro, pero no puede quedar un vacío en el club. Si quiere continuar, al menos debe cambiar de táctica».
Furió ya se ha pronunciado varias veces en el sentido de que el Levante debe basarse en un principio de sostenibilidad, cuestión que ahora no se cumple de largo. Y Ayats, posiblemente la voz más combativa dentro de la propia Fundación, insiste en esa teoría del punto final: «Ha llegado el momento del cambio. Que se modifiquen cosas porque no tiene sentido repetir lo que pasó el año pasado, suspender al presidente pero darle continuidad. No tiene ningún sentido. Pero también en la Fundación debemos reflexionar porque hemos cometido un grave pecado en la falta de exigencia y en el desconocimiento de la realidad económica. No puede ser que el máximo accionista desconozca ciertos detalles».
La posición que más ha tomado fuerza es que posiblemente en esta cita del miércoles no se vaya a producir ningún terremoto considerable, más allá de que Catalán exponga una hoja de ruta en la búsqueda de un modelo de viabilidad granota.
Pechuán, segundo máximo accionista: «Nunca me opondré a lo que diga el Patronato»
De Fundaciones y de su papel decisivo para el destino de los clubes se tiene sobrada experiencia en Valencia. Tanto el club de Mestalla como el Levante acabaron en su momento en manos de sus respectivas fundaciones. La del Valencia tuvo que pedir un préstamo a Bancaja (que nunca pudo devolver) y al final llegó Peter Lim y la del Levante acabó haciéndose con las acciones que tenía Pedro Villarroel en 2009 hasta pagar su propio crédito y mantenerse como máximo accionista. Pero en el Levante. A diferencia del Valencia, en el Levante los grandes tenedores de acciones no han influido tanto como en la casa blanquinegra. El segundo máximo accionista granota es actualmente Emilio Pechuán, propietario de salas de cine en Valencia y que a sus casi 99 años tiene bastante claro cuál es su posicionamiento en este escenario que se puede abrir para el Levante. «Nunca actuaría contra los intereses generales el club y nunca me opondría a lo que diga el Patronato», asegura a LAS PROVINCIAS.
Representantes institucionales
representantes de las instituciones están convocados. Con el cambio de Gobierno, legalmente sólo pueden votar Manuel Mata (Generalitat), Andrés Campos (Diputación), y Javier Mateo (Ayuntamiento). Aún así, están invitados los nuevos representantes políticos pero como observadores.
Reformar los Estatutos
La reunión del Patronato de este miércoles se dividirá en dos actos. En la primera parte se planteará la reforma de los Estatutos del propio Patronato (la idea es reducir los tres representantes del club pero se tendría que votar en el pleno de diciembre) y se aprobarán las cuentas de la Fundación, que a día de hoy están completamente saneadas.
Opción de abstenerse
En el Valencia uno de los lemas que más se escuchan es que el escenario ideal sería un accionista, un voto. En el Levante, algunas voces ya se pronuncian en el sentido de que la Fundación se abstenga (Villarroel se lo pidió por escrito) y que voten los accionistas.
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