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ALBERTO MARTÍNEZ
Lunes, 18 de diciembre 2017, 00:50
El año pasado, por estas fechas, las aguas bajaban revueltas en Orriols. No en el plano deportivo, ya que el Levante había cogido velocidad de crucero hacia el ascenso a Primera, sino a nivel social. La reestructuración de la Fundación Cent Anys desató un cisma sobre los criterios de selección de sus nuevos integrantes y el sistema de votación que se debía emplear. Había viejas rencillas. El objetivo inicial consistía en inyectar más pluralidad e independencia al organismo, que posee el 69 por ciento del capital social del club. El proceso resultó decepcionante para una parte. Finalmente, la configuración del nuevo patronato no sirvió para encontrar la concordia, pero la tensión fue disminuyendo paulatinamente. Hoy, los accionistas minoritarios podrán expresar sus inquietudes durante la junta general ordinaria. La asamblea, que arrancará a las 19 horas, permitirá a Quico Catalán aportar luz sobre los pocos asuntos que rompen la armonía actualmente. El presupuesto para la presente temporada, que reflejará un superávit de 3,5 millones de euros netos, recibirá una aprobación aplastante.
1Desde noviembre de 2016, el proceso está detenido. Una paralización que coincidió con la oferta de José Luis López para hacerse con 6.000 acciones del Levante. Con esta maniobra, el empresario pretendía obtener un mayor peso en la junta general, durante la que se iba a votar a 12 de los nuevos patronos de la Fundación Cent Anys. Su propuesta, que ascendió a 406.800 euros, fue rechazada y se abrió un debate sobre el valor real de los títulos, que hasta ese momento era de 67,80.
La Fundación todavía no ha reactivado la venta de acciones, aunque tiene el objetivo de hacerlo a corto plazo. De momento, el patronato está analizando diferentes fórmulas y ha solicitado asesoramiento legal para evitar sorpresas desagradables. El primer paso consiste en fijar un nuevo precio para los títulos teniendo en cuenta la situación financiera y deportiva del Levante, así como sus activos. Un informe económico llevado a cabo hace un año llegó a tasarlas en 280 euros.
2Un viejo anhelo de Quico Catalán pasa por trasladar la ciudad deportiva de Buñol a la capital del Turia. Y, salvo contratiempo, el acuerdo para construirla en el barrio de Nazaret será anunciado muy pronto. La previsión del Levante era que, para estas fechas, ya se hubiese hecho oficial, pero las negociaciones con la Autoridad Portuaria están resultando más duras de lo esperado. El club va a apretar para reducir al máximo el coste del proyecto.
Las instalaciones deportivas se construirían sobre una superficie de 85.000 metros cuadrados en Nazaret. Los terrenos pertenecen a Puertos del Estado, que exige unos 200.000 euros anuales por su cesión al Levante. El club está tratando de rebajar aún más un canon que está supeditado al uso que se le vaya a dar al suelo. Los dirigentes han mantenido numerosas reuniones y las posturas se encuentran muy cercanas. El optimismo reina entre la entidad granota, la Autoridad Portuaria de Valencia y el Ayuntamiento.
3El Levante arrancó el verano con el desafío de hallar un patrocinador principal que superase los ingresos del East United, que durante la pasada temporada incumplió con el pago, de cerca de un millón de euros. El club puso el asunto en manos de sus abogados, dando paso a un litigio que sigue sin resolverse. Al mismo tiempo, los dirigentes aspiraban a encontrar un espónsor potente en China, algo que todavía no ha ocurrido.
Quico Catalán viajó en dos ocasiones al país asiático con tal de entablar conversaciones con diferentes empresarios. Se abrió el diálogo con varias compañías dispuestas a invertir en el fútbol español, aunque de momento no ha dado sus frutos. El Levante no cierra la puerta a alcanzar un pacto para la segunda parte de la temporada. Mientras tanto, ha llegado a acuerdos con firmas para que se conviertan en patrocinadores para un sólo partido, como ha ocurrido ante el Atlético de Madrid y Athletic. En Orriols consideran que esta alternativa muy interesante económicamente.
4Quico Catalán considera que su etapa como presidente del Levante está llegando a su fin. Accedió en 2009 y ha marcado diciembre de 2019 como fecha para su adiós. Ahí concluirá su último mandato e insiste en que no va a renovarlo.
«En esta vida, hay que saber elegir el momento. En 2019 cumpliré 10 años. Se cumplen ciclos. Es bueno para todos que lleguen otras personas con más frescura. 2019 me parece perfecto porque, conforme va nuestro plan estratégico, habremos cumplido con esos retos», ha explicado Catalán, quien se resiste a desvelar qué camino tomará cuando abandone la presidencia. Con él, la deuda del club ha pasado de casi 90 millones a cerca de 20. Al margen del asentamiento del equipo en Primera, el dirigente tiene otros desafíos antes de su despedida: la profunda remodelación del estadio y la nueva ciudad deportiva.
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