Justo al lado de la valla de acero que da acceso al parking del Ciutat de València, un aficionado hacía cábalas junto a su padre. Faltaba una hora para el Levante-Getafe y comentaban que de haber ganado «sólo» dos de esos partidos en que lo merecieron, la situación del equipo no sería tan agónica. A lo lejos, entre el ir y venir de numerosas camisetas azulgranas y alguna que otra con los colores de la senyera, un aficionado les gritaba: «¿A partir de ahora nos aburriremos o qué?». «Mientras ganemos», respondía el chaval a la vez que le chocaba el puño.
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Minutos previos a su debut en el banquillo azulgrana, Javi Pereira se daba un abrazo y se deseaba suerte con otro que se estrenaba, Quique Sánchez Flores. Precisamente sobre eso de aburrirse sabe el técnico del Getafe que leyó en Mestalla una pancarta que el dedicó un aficionado del Valencia hace algunos años.
La grada granota le dio la bienvenida a su nuevo aunque viejo conocido técnico con un fuerte aplauso que tampoco llegó a ser ovación. Pereira, para su puesta de largo escogió un vestuario más clásico que el que solía lucir Paco López que prefería ir más de sport, como precisamente vestía Quique ayer. No se sabe si algún aficionado que ayer acudió al Ciutat hubiese improvisado una pancarta diciendo aquello de «Pereira, me aburro», de haberlo previsto, pero lo cierto es que hasta el minuto 60 el estadio completo no se enganchó en ningún cántico. Y duró bien poco. A los aficionados se les termina la paciencia y la música de viento empieza a sonar en algunos momentos del encuentro.
Pereira no es de esos entrenadores pesados. Siempre al límite del área técnica, pero correcto, reconocía el técnico que la procesión va por dentro: «He sentido nervios algunos momentos, pero intentaba pensar en soluciones». Los que no pudieron controlar la presión por sumar esos tres puntos fueron los futbolistas: «Quique ha dicho que los futbolistas de los dos equipos jugaban con ansiedad, y es así al cien por cien. Eso se trasluce en el campo donde se ve que todavía falta ese poso, los jugadores tienen la sensación de que no llega. Nadie quería perder. Ningún equipo ha sido capaz de desequilibrar la balanza».
Le agradó especialmente a Pereira la pareja de centrales y se mostró satisfecho por su «solidez defensiva». De hecho adujo este equilibrio para justificar que no agotase los cambios disponibles: «Vi el partido muy equilibrado y he intentado refrescar la banda con Enric o con Cantero cuando De Frutos se agotó. Atrás no quise tocar nada porque vi solidez y coordinación. Radoja también ha hecho buena labor. He tocado piezas arriba con Morales. No he querido tocar en exceso para no desestabilizar».
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Defendió haber mantenido dentro del terreno de juego a Soldado aunque se le veía cansado porque el mismo futbolista se lo pidió. Pereira dejó claro que Aitor es su guardameta titular antes de explicar que Melero arrastraba molestias en una cicatriz de una lesión anterior y que no quería forzarlo más.
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