Elgezabal, en Riazor. LUD

Raza de ganador

El Levante da un golpe de autoridad en Riazor a base de contundencia y oficio | Álvarez y Morales aprovechan los errores del portero rival y el equipo se sitúa a un punto del ascenso directo

Sábado, 25 de enero 2025

Castigó sin contemplaciones los errores del rival. Se recompuso del gol encajado prácticamente sin tiempo para pestañear. Y defendió con uñas y dientes y con inteligencia cuando el Deportivo trató de ponerle contra las cuerdas. El Levante desplegó en Riazor mimbres de ganador. Contundencia, oficio y raza. Son los atributos que le hicieron llevarse de tierras gallegas tres puntos con los que da un golpe de autoridad en la zona alta de la clasificación. El equipo ha evolucionado en las últimas semanas para alcanzar una consistencia y una personalidad que le permiten refrendar su candidatura a lo máximo. A falta del resultado que obtenga este domingo el Almería en Albacete, los de Julián Calero se sitúan cuartos a sólo un punto del ascenso directo. Este sábado, se remangó y no falló.

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No fue un encuentro para deleitarse. La intensidad y los recursos del Deportivo obligaron al Levante a emplearse a fondo en tareas defensivas en diferentes tramos del encuentro. «Este tipo de partidos son los que te hacen estar arriba. Cuando están igualados y al final caen de tu lado. No era el planteamiento inicial, pero el partido se puso duro y al final nosotros con nuestras armas conseguimos sacarlo adelante», reflexionó Calero tras celebrar el triunfo. Hay un dato que satisface especialmente al preparador madrileño, ya que los azulgrana sólo han encajado tres goles en las seis últimas jornadas.

La sensación de crecimiento que transmite el Levante ilusiona. Igual que el rendimiento que pueda ofrecer Álex Forés, el delantero recién llegado que este sábado ya disfrutó de sus primeros minutos en el tramo final del encuentro. El atacante cedido por el Villarreal no será el único fichaje que va a llegar a Orriols en este mercado invernal, ya que Calero persigue desde verano un central corpulento. Precisamente, en Riazor, Elgezabal y Dela se comportaron como una pareja infranqueable dentro del área. También debe llegar un lateral derecho que supla la baja de Andrés García, vendido al Aston Villa por una cifra difícil de rechazar en la delicada situación financiera del club. Los siete millones percibidos conceden cierto alivio en las cuentas del club y dejan un pequeño margen para dar un retoque a la plantilla.

Crece el optimismo en Orriols. Aunque en una categoría en la que la pelea por el ascenso y el descenso se reduce a la mínima expresión, no valen las distracciones. Y Calero aprieta. Lo sabe. El equipo va siendo, cada vez más, un espejo del carácter del técnico. Un espíritu que sirve, por ejemplo, para conquistar Riazor.

El Levante comenzó el duelo con dificultades para salir de su campo. Había un dominio claro del Deportivo. Instantes en los que se echaba de menos a un todoterreno como Giorgi Kochorashvili, tocado del tobillo. Con Algobia en la enfermería por enésima vez, Calero recurrió a Lozano, de un perfil más creativo.

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El Levante se mantenía ordenado y encomendándose al juego directo, canalizado por el escurridizo y genial Carlos Álvarez. Y en una de esas ofensivas encabezadas por el sevillano, los azulgrana protagonizaron la primera acción de peligro del encuentro poco antes de la media hora.

El Levante iba de menos a más. Y el Deportivo, por medio de Yeremay y Obrador, volcaba sus ofensivas en la banda defendida por Xavi Grande. Al joven lateral derecho, quien el martes cumplirá 20 años, no le está pesando la responsabilidad de tomar el relevo de uno de Andrés García. Además, el de Almàssera respiraba tranquilo sabiendo que tenía a Elgezabal cubriéndole las espaldas. El central vasco puso la raya. Desde la sobriedad defensiva, el Levante creció. Carlos Álvarez, Lozano, Brugui y Romero conectaban entre líneas.

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Calero: «A ver si es posible que alguien ya le dé el perdón a Morales»

José Luis Morales firmó el gol decisivo del encuentro. Y Julián Calero ejerció de líder del vestuario echando un capote al Comandante, cuestionado por una parte de la afición tras su polémica salida del club en 2022. «Estoy encantado con él por cómo se comporta, por cómo es y por lo que da al equipo. A ver si es posible que, con todas las cosas que está dando, alguien ya le dé el perdón. Yo entiendo su circunstancia, pero yo creo que ya, porque el chico se lo está ganando y merece la pena. Nos va a ayudar mucho», afirmó.

Pero el paso por vestuarios dio oxígeno al Deportivo, que llegó a asfixiar a los granotas. Y en el peor momento, apareció él. El que es capaz de todo. Carlos Álvarez se vistió en esta ocasión de delantero centro oportunista para cazar un fallido rechace de Helton Leite tras un remate de Pablo Martínez.

El gol no amilanó al Deportivo, que insistió. Momentos de tensión y apuros. Subían de nivel las amenazas por la banda derecha azulgrana y Calero decidió dar descanso a Xavi Grande. Dela pasó a ocupar el lateral y Cabello entró en el eje de la zaga. Morales también saltó al césped. El técnico tenía claro que la principal arma para sentenciar el encuentro iba a residir en los espacios. Y ahí, el Comandante es un especialista.

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Tardó tres minutos en hacer temblar al Deportivo. Pero también en hacer que Carlos Álvarez se tirara de los pelos. Morales aceleró, superó al arquero y, ya en posición forzada, se precipitó. Remató sin acierto olvidándose de que el sevillano estaba en una posición idílica para empujar el esférico al interior de las mallas.

En busca de la solidez, Iborra reapareció tras seis semanas ausente. Y el encuentro se volvió loco en la recta final. Yeremay, un dolor de cabeza en la banda, desmontó a Dela y a Pablo Martínez y asistió a Villarres, que puso el empate en una acción algo desafortunada, ya que el balón fue desviado por Cabello. El lamentó duro un minuto. El tiempo que tardó Morales es resarcirse de su anterior oportunidad y devolver la ventaja al Levante. Otro contragolpe. Y como en el 0-1, un despiste de Helton Leite. Un malentendido entre el portero y Pablo Vázquez se convirtió en un regalo que el Comandante no iba a desaprovechar. Un gol celebrado con rabia. Y tanto. Carlos Álvarez saltó sobre su compañeros y tuvo que ser sustituido. «Se le ha subido el gemelo y le ha contracturado un poco. En principio sólo es eso», tranquilizó Calero tras el partido. Una victoria de raza.

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