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El Levante encadena tres victorias consecutivas. LEVANTE UD

El Levante se gradúa en el oficio de ganar

Un gol de Bouldini afianza al Levante en puestos de ascenso

Moisés Rodríguez

Valencia

Sábado, 11 de febrero 2023 | Actualizado 12/02/2023 00:20h.

Javier Calleja es un profesor de lo que siempre se ha conocido como FP. Desde que llegó, el técnico madrileño ha enseñado a sus futbolistas un oficio: el de ganar partidos. Y ellos, alumnos aplicados, se han sacado ya el grado medio y se esfuerzan al máximo para tener en mayo el superior. El ascenso directo, cuyos puestos asaltaron la pasada jornada y en los que se han afianzado una semana después. La competición encara ya el momento decisivo y los candidatos aprietan: Alavés, Granada.. Ambos habían ganado pero a los jugadores granotas no les temblaron las piernas: vencieron sin completar una actuación brillante, pero firmando un sobrio +3 puntos frente a un rival siempre incómodo como es el Andorra de Eder Sarabia.

El conjunto del Principado, entrenado por el discípulo aventajado de Quique Setién, está en crisis pero no por ello renuncia a su estilo de autor. Quiere el balón y lo amasa hasta encontrar espacios. Pero ayer no lo encontró, como sí hizo antes de Navidad en Copa, más allá de la ocasión de Bakis, revolviéndose en el punto de penalti como si fuera un pívot de balonmano. Lo repelió Cárdenas como pudo, y es cierto que con algo de mala suerte este remate habría sido el 1-1 y ahora se estaría hablando de otro tropezón en los minutos finales de un encuentro.

Pero no. Le salió centrado. Los ascensos también deben llevar su pizca de suerte, algo así como la dosis de sal del fútbol. Ese pellizco donde el cocinero, la plantilla y su cuerpo técnico, se juegan que el guiso salga bien o mal. Todo lo demás lo hizo perfecto el Levante. Calleja tenía estudiado al Andorra de su amigo Sarabia y sus futbolistas ejecutaron el plan como tocaba. Sabían, además, que en el ADN del rival está también asumir riesgos, muchas veces excesivos, cuestionando incluso el rigor defensivo.

Manejan bien el esférico pero cometen fallos infantiles como el de que un defensa vaya a por un balón que es claro y fácilmente atajable por el portero. Y así llegó el tanto del Levante. En una falta lateral que iba a blocar Nico Ratti cuando chocó contra él su compañero Mika Mármol. Bouldini aprovechó el regalo para poner el interior y conseguir el tanto que sería decisivo.

El tanto sirvió para endulzar el disgusto de una nueva lesión de Campaña. Ya no por el Levante, que en este momento tiene un centro del campo envidiable, con futbolistas en un estado de forma óptimo: Iborra –que por fin ha pasado el via crucis llamado sanciones–, Pepelu –que completó uno de sus mejores partidos como profesional–, o un Pablo Martínez que justifica en cada encuentro su renovación. A nadie se le escapa que el sevillano aporta un plus cuando está y, sobre todo, hay ganas de que al fin esté un tiempo prolongado sin lastimarse. Pero no hay manera.

Como tampoco parece haber forma de que el Levante de Calleja pierda. El equipo no tembló en ese contraste de emociones. Si el Andorra quería el balón, para ellos. Los granotas sí elevaron la intensidad cuando el rival trataba de merodear el área de Cárdenas. Durante la primera parte se generaba más peligro con las galopadas con DO De Frutos que con los ataques estáticos del conjunto de Eder Sarabia.

Después del descanso sí. El Andorra apretó el acelerador y el Levante dio un paso atrás. Sin sufrir demasiado, pero defendiendo más cerca del área propia. Y con los atacantes cada vez más fatigados: Bouldini ganaba menos balones a los centrales y De Frutos vio como la electricidad que había plasmado al campo se trasladaba a sus piernas en forma de calambres.

Aquí fue donde intervino el Calleja entrenador. Dio entrada primero a Wesley y luego a Cantero. En esa última ventana ya tocaba padecer y el técnico cambió el sistema para protegerse, poniendo sobre el césped a Álex Muñoz. En los últimos minutos apenas se jugó. Daba igual. Nadie se acordará del Levante-Andorra si se asciende. Hay días, casi todos, que en Segunda se gana más por oficio que con fútbol vistoso.