Luca y la asignatura pendiente

Mientras en Catar se resolvía en la tanda de penaltis la trepidante final del Mundial, miles de aficionados que ya ocupaban sus butacas en el Ciutat de València recurrían al teléfono móvil para seguir como podían el desenlace del Argentina-Francia. Terminó apenas cinco minutos antes de que se escuchara el pitido inicial en Orriols. A partir de ese instante, el único trofeo que existía eran los tres puntos en juego en busca del ascenso a Primera. Y es que, para el Levante, volver a la máxima categoría es mucho más que un título. Por motivos deportivos y económicos. Y anoche, ante otro firme aspirante como el Eibar, los de Javier Calleja tenían la ilusionante oportunidad de escalar a uno de esos dos primeros puestos que representan el billete directo.

No pudo ser. Como ha ocurrido en varias ocasiones a lo largo de la temporada, los azulgrana carecieron de la puntería necesaria para batir al rival. Y ayer, precisamente, Luca, el hijo de una leyenda de la selección gala como Zinedine Zidane, se convirtió en la pesadilla de los granotas.

Después de la victoria por la mínima de Las Palmas frente al Villarreal B, el Levane estaba obligado a ganar al Eibar por una diferencia de tres tantos o más para situarse como líder de la clasificación gracias al gol averaje. Para colocarse en la zona de ascenso directo bastaba con una simple victoria. Sin embargo, el conjunto azulgrana no logró pasar de un empate que sabe a poco en Orriols.

El Levante, a escasos días de la apertura del mercado invernal, volvió a adolecer de falta de pólvora. En el otro lado de la balanza hay que poner la meritoria solidez defensiva alcanzada por el equipo, que encadena cuatro jornadas sin encajar gol. Esta circunstancia permite a los granotas tener a tiro un récord. Suman 12 partidos de Liga consecutivos puntuando y el mejor registro de su historia en Segunda es de 13. Fue obrado en la campaña 2005-06 con Mané en el banquillo.

El Levante sigue sin conocer la derrota desde la llegada de Calleja. Ayer, los primeros acercamientos apuntaron a la portería de Cárdenas, pero los azulgrana iban a tardar muy poco tiempo en adueñarse del balón. Eso sí, la posesión resultaba infructuosa.El conjunto granota trataba de hacer daño, sobre todo, con la movilidad de Brugui y De Frutos. Sin embargo, faltaba profundidad. Las conducciones de balón se reducían a zonas de escasa influencia. El Eibar vivía tranquilo. Y uno de esos futbolistas llamados a romper el orden establecido durante los partidos es Campaña, quien tuvo que abandonar el campo unos minutos antes del descanso debido a unos problemas físicos. Otra vez. Su rostro en el banquillo lo decía todo. En su lugar entró Montiel, dispuesto a dotar de una mayor verticalidad al equipo.

Más espacios halló el Levante tras el descanso. El equipo dio un paso adelante y entonces emergió la figura de Luca Zidane. El arquero del Eibar se lució ante Bouldini y Pepelu. Los azulgrana, especialmente incisivos en el tramo final, no tuvieron el premio del gol. Y se quedaron sin despedir como anhelaban el 2022 en Liga.