Elijan ustedes el título de película de terror para definir la temporada del Levante. Es una pesadilla que nunca acaba. Un descalabro constante, un mal fario de nunca acabar y una situación al borde de la explosión. Si ya venía el equipo y la afición calentita por lo sucedido en Leganés —y ante el Villarreal B, y el Amorebieta, y varios más—, el arbitraje volvió a ser el factor demoledor. El Levante choca siempre con la misma piedra. Guión similar al de Butarque, inicio competente del equipo, que se pone por delante en dos ocasiones, hasta que llega la polémica. Ahí se desmorona el castillo de naipes. El VAR es el particular Thanos del Levante. Chasquea los dedos y disipa toda forma de vida en Orriols. Un penalti a favor, que estaba ya señalado, anulado por un fuera de juego previo. Un penalti en contra sobre la línea del área, dentro y señalado. Una posible mano en el tercer gol del Racing, toca en el muslo. Todo sale mal. Y eso, afecta psicológicamente al equipo, que se viene abajo y es incapaz de resarcirse y levantarse ante esos factores ajenos y prácticamente incontrolables. Hasta todas esas acciones, el equipo cumplió. Pero es un ciclo sin fin. Es cuestión todo de milímetros. Y siempre caen del lado malo del Levante. Un partido que parecía controlado, con la grada enchufada y el marcador a favor, se desmorona y acaba en tragedia. Del 2-1 al doloroso 2-4, así, en un chasquido de dedos y el Levante directo al hoyo. Son ya cinco jornadas sin ganar en Liga y las plazas de play-off (ya ni hablar del ascenso directo) se alejan. De ahí el «¡Calleja vete ya!» y el «!Directiva, dimisión!» que entonó Levante Fans y que medio acompañó un sector de la grada de tribuna. Así están las cosas. Un equipo hundido en la moral, que juega bien hasta que el arbitraje les desmonta y que acaba mordiendo el polvo en un cuento que se repite ya demasiadas veces.
Publicidad
Levante UD
2
-
4
Racing Santander
Y eso que el partido comenzó bien. Antes del cuarto de hora, llegó el primer gol en una acción que define perfectamente el plan que había ideado Calleja: cuando el Racing robe y salga a la contra, presionar rápidamente y recuperar para transicionar ante un equipo desplegado. Cumplió Vezo, que tras robar en el centro del campo, levantó la cabeza y dibujó con escuadra y cartabón un pase al hueco a los pies de Dani Gómez. El delantero esta vez sí eligió bien —no pasaría lo mismo en otras acciones como viene siendo habitual— y tras superar a su marca, llegó a la línea de fondo para poner uno de esos centros rasos atrás envenenados. Ezkieta despejó con el pie, pero el esférico quedó muerto en el área y ahí fusiló con la zurda Clemente. Demasiado pronto para marcar, pensaría alguno.
El Ciutat celebraba pero aprovechó el parón por la lesión muscular de un jugador del Racing para cantar «¡Tebas vete ya!» y «¡Corrupción, en la Federación!» a modo de protesta por las injusticias arbitrales vividas en las últimas jornadas. La grada de animación además lució cartulinas rojas en señal de protesta a los colegiados.
No duró mucho esa alegría incial, con una relajación se podría decir ya casi que habitual del equipo una vez se pone por delante. Una jugada embarullada en el centro del campo culminó con una pérdida de Clemente, que reclama falta (fue reclamada pero no revisada), el árbitro dejó seguir y un pase al hueco enfiló a Arana ante Femenías, cuya salida no fue la más rápida. La definición del delantero del Racing, impecable, 1-1 y a volver a empezar. El Levante apretó y tuvo que sacar bajo palos Mantilla un remate de Dani Gómez. El nueve granota fue protagonista además de la primera acción polémica, en la que tras quedarse en un mano a mano con Ezkieta, fue claramente derribado por el portero racinguista. El árbitro lo vio y señaló penalti, pero se anuló por un fuera de juego previo. Qué se le va a hacer. Cuando parecía que el arbitraje le echaba un cable al Levante, el VAR, justamente, por lo visto en la imagen aunque por poco, se lo arrebata.
Justo al filo del descanso llegó el 2-1. Un centro de Xavi Grande se paseó por el área y llegó al otro lado, donde Romero la cazó para poner el balón en la cepa del poste. Definición de nivel para volver a poner por delante al equipo azulgrana con uno de esos goles psicológicos dentro de los siete minutos de añadido. Lastimosamente, el Racing no se vino abajo y tras el paso por vestuarios, salió fuerte. Un balón largo hacia la carrera de Arana provocó que Valle tuviese que intervenir, y en su intento de robo, derribó al delantero cántabro. Justo en la línea del área, cosa que revisó al VAR. Los pequeños detalles caen siempre del lado negativo del Levante y en este caso, estaba dentro, por muy poco. La decisión inicial del árbitro se validó y Peque ejecutó la pena máxima para igualar engañando a Femenías.
Publicidad
El Levante recibió otro de esos golpes anímicos y se vino abajo. En un centro al área, Arana gana el duelo ante un Dela muy flojito y define ante un Femenías que, de nuevo, sale tarde y no para una. Protestada una mano, pero en la repetición se ve un contacto en el muslo, y en todo caso, mano de Dela. Increíble pero a perro flaco, todo son pulgas. Esa es la definición de lo ocurrido. Con el equipo volcado a por un empate, el Racing sentenció con el cuarto, de Gerard, que remató a placer en el área ante una defensa pasiva que ya estaba completamente fuera del partido. Para colmo, el susto de Brugué en el final. El jugador granota se desplomó sobre el césped y tuvo que ser atendido. Una acción que dejó helado al Ciutat de València.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Los ríos Adaja y Cega, en nivel rojo a su paso por Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.