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Hay victorias que forjan un sentimiento. Y la de este viernes en
El Levante comenzó ejerciendo una presión alta, aunque iba a encontrarse con serios problemas para contener la calidad de futbolistas como Mikel Merino. Los de Imanol Alguacil se asociaban cada vez con más claridad, descubriendo lagunas a la espalda de los centrocampistas y los defensas granotas. El conjunto azulgrana, que asumía riesgos al adelantar sus líneas, sufría unos desajustes que podían costar muy caro.
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La Real se estiraba y desplegaba sus múltiples recursos ofensivos. Sorloth creaba problemas con su corpulencia. Y al cuarto de hora de juego, emergió la figura de Cárdenas. Isak dribló a Duarte y se topó con una providencial mano del arquero catalán. El sueco, con su velocidad, se alzaba como la principal amenaza txurdi urdin.
El Levante, que había entrado con valentía, se mostraba cada vez más atenazado. Más encerrado. Merino, un centrocampista total, aparecía con clase. Entonces, como no podía ser de otra manera, los azulgrana se encomendaron a las galopadas de Morales. En un contragolpe, el Comandante devoró 40 metros y, tras una finta, fabricó un disparo demasiado centrado. Era el primer acercamiento con serio peligro de los granotas.
A partir de ahí, el duelo entró en una fase trepidante en la que el Levante jugó con fuego. En apenas un cuarto de hora, Sorloth cabeceó el balón al poste, Isak mandó un misil al travesaño, Son se arrastró sobre el césped para evitar el tanto de Gorosabel cuando Cárdenas ya estaba superado y Morales desperdició dos ocasiones de oro. Remiro se convirtió en la peor pesadilla del Comandante, quien careció de puntería.
En el segundo acto iban a precipitarse los acontecimientos. En el minuto 53, Miramón aprovechó una apertura perfecta de Campaña para cruzar el esférico y batir a Remiro. El lateral sumaba su segundo gol como levantinista. El anterior se remontaba al 15 de junio de 2020 ante el Sevilla.
Alessio apostó por reforzar el centro del campo con dos futbolistas con llegada, así que introdujo a Melero y Bardhi en lugar de Campaña y Dani Gómez. Pero el plan del técnico se fue al traste sólo cuatro minutos después, cuando la Real puso el 1-1. Tras otro lanzamiento al larguero de Isak, Silva cabeceó completamente solo en el área pequeña para marcar.
Los granotas se volcaron en busca del triunfo. El entrenador romano sacó más artillería: Roger reapareció. No ganar suponía el descenso virtual. Y el partido se rompió, ya que a la Real tampoco le servía el empate para luchar por los puestos de Champions.
Podía pasar cualquier cosa. El Levante sufría en defensa y atacaba con fe. Roger se llevó las manos a la cabeza cuando, en el minuto 78, Alberola Rojas anuló un gol suyo por fuera de juego de Morales. Una acción polémica. Pero el Pistolero iba a cobrar más protagonismo y provocó el penalti definitivo, ya que fue golpeado en la cara por Rico. Bardhi cogió el balón con la firme intención de tirar la pena máxima, aunque Morales entregó el esférico a Melero. Momentos de máxima tensión. El madrileño no falló y el Ciutat explotó.
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