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El Levante saltó al césped con máxima intensidad, volcándose en ataque y ejerciendo una presión alta. El objetivo estaba claro: que los futbolistas del Sevilla no pudieran respirar. Lo estaban consiguiendo. Y cada vez que se hacían con la posesión del esférico, enseñaban los dientes.
Son, quien había relevado a Coke en el lateral derecho, aparecía constantemente con sus atrevidas incorporaciones en ataque. El futbolista andaluz, muy activo, no sufría atrás como en otras ocasiones. Sin embargo, la amenaza del gol sobrevoló primero el área del Levante. Era el minuto 8. Joan Jordán desplegó una de sus múltiples virtudes. Recibió el esférico en la frontal y disparó un cañonazo que obligó a volar a Cárdenas. El arquero catalán desvió lo justo el cuero, que impactó en el travesaño antes de acabar en córner. El joven guardameta estaba dispuesto a aprovechar su oportunidad.
La apuesta de Paco López tenía un carácter más físico de lo habitual. Un mayor músculo para tratar de frenar a un Sevilla lanzado. El Levante, a través de fluidas asociaciones, rondaba el área de Bono. Y así llegó una oportunidad que hizo vibrar. De Frutos penetró y conectó con Melero, cuyo golpeo se convirtió en un centro envenenado al que no llegó Bardhi por poco. Lástima. No iban a cundir los acercamientos claros.
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El Levante aspiraba a hacer daño con las apariciones de sus futbolistas de segunda línea. Los de Paco López se mostraban como un bloque compacto e insistían por la banda derecha. Pero iban perdiendo peso paulatinamente. El Sevilla, sin llegar a hacer daño, cogían la batuta.
Los azulgrana estaban bien plantados. Sólidos y concentrados. Atentos en los balones colgados al área por el Sevilla. A partir de un sistema defensivo engranado, el Levante buscaba sorprender trenzando rápidas ofensivas en cuanto recuperaba el esférico. En cualquier caso, los arqueros apenas tenían faena. Llegó el descanso con el partido equilibrado y prácticamente sin ocasiones de gol. El único tiro a puerta, el de Jordán.
El Sevilla entró en el segundo acto con soltura, hallando más espacios en territorio granota. El conjunto hispalense empezó a sentirse más cómodo, mientras que el Levante ya no se movía con tanta agilidad. Y con este panorama, una pérdida en el centro del campo resultó demoledora.
El Levante regaló un balón en la medular y Suso desnudó a la retaguardia azulgrana. El gaditano controló el cuero y filtró un pase que agarró completamente desprevenidos a los granotas. En-Nesyri, quien huele la sangre, aceleró, se abrió hueco entre Vezo y Duarte, superó a Cárdenas en el mano a mano y definió con una templanza extraordinaria. 0-1.
Paco López reaccionó rápido y, antes de la media hora, introdujo a Morales y Rochina con la intención de dar un paso adelante. Pero el Sevilla se había adueñado del encuentro. Los de Lopetegui, uno de los equipos más rocosos de la Liga, no pasaba apuros. El Levante se mostraba incapaz de generar peligro. En una acción trabada, Malsa lo intentó con un disparo de larga distancia. Precisamente, la movilidad e iniciativa del mediocentro francés se alzó como una de las notas más positivas del encuentro. Pero sus conducciones no bastaron. Faltaba lucidez en el último pase.
De Jong pudo dejar visto el partido visto para sentencia con un testarazo, mientras que el Levante no lograba romper el partido. Los cambios apenas ofrecieron soluciones y Rochina vio la quinta amarilla en su cuenta particular, por lo que se perderá el encuentro contra el Elche. En el Martínez Valero, los granotas tratarán de completar la redención.
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