El Levante enseña su cara reconocible demasiado tarde

Ayer costó empezar a reconocer al Levante. El equipo, con numerosas y sensibles modificaciones en el once titular, se encogió durante la primera parte ante un Atlético de Madrid que llevaba una marcha más sobre el césped. El panorama cambió el tras el descanso, aunque el gol en contra iba a pesar demasiado. Los de Simeone son especialistas en blindar su portería y convierten en oro puro cada tanto a favor. El conjunto granota dio un paso adelante y el encuentro se abrió. Había alternativas. Incluso la polémica de un posible penalti sobre Sergio León. Pero los de Paco López se toparon con el muro rojiblanco. Y, al mismo tiempo, se despedieron de firmar el triplete de matagigantes.

El Estadi Olímpic Camilo Cano se engalanaba para recibir a otro rival imponente. Sin embargo, el desenlace no fue el mismo de la semana pasada. Esta vez, los azulgrana no consiguieron sobreponerse al tanto en contra. Tampoco consiguieron redondear el círculo para firmar un hito histórico. Y es que tenían la ilusionante posibilidad de ganar en una misma Líga al Barcelona, el Real Madrid y el Atlético. Con la permanencia en Primera División prácticamente amarrada, el equipo saltó al césped timorato. Enfrente, un rival que multiplica su presupuesto, que se juega una plaza de Champions League y que en absoluto iba a perdonar.

Hasta seis cambios introdujo Paco López en el once inicial. Incluso concedió descanso a un jugador intocable como José Campaña. El director de orquesta granota empezaba en el banquillo, mientras que Vukcevic y Radoja formaban un doble pivote de músculo para enfrentarse a un Atlético que nunca escatima esfuerzos. En punta de lanza, Roger cambió de socio y tuvo como acompañante a Sergio León. El ariete cordobés no era titular en Liga desde el 5 de octubre. Morales, por su parte, sumó su segunda suplencia consecutiva.

El Levante saltó al césped de La Nucía con muchas dudas. Demasiadas. Algo que desembocaba en falta de fluidez e imprecisiones en la medular. El Atlético, en cambio, arrancó dispuesto a arrollar. En apenas unos minutos, Marcos Llorente encontró hasta en dos ocasiones un agujero entre Vezo y Toño para penetrar en el área e inquietar a Aitor. El centrrocampista madrileño, convertido en delantero, actuaba como un estilete.

Hasta el guardameta vasco se contagiaba de la incertidumbre que envolvía al Levante y se le escapaba de las manos un balón lanzado por Carrasco desde la frontal. Ahí estaba Diego Costa con la caña preparada, pero la zaga granota supo deshacer el entuerto. El Atlético estaba desatado y los azulgrana eran incapaces de sobrepasar la línea del centro del campo con cierta clarividencia.

Al cuarto de hora, cuando el Levante empezaba a contener las embestidas del Atlético, Llorente abrió la lata. Recogióun excepcional pase en profundidad y se revolvió entre Toño y Vezo para dejarlos atrás y sacar un disparo que, a regañadientes y tras tocar en Bruno, acabó en la red.

El Levante trataba de generar peligro a balón parado, pero con el esférico en los pies se mostraba como un conjunto inocuo. Nadie en el centro del campo azulgrana era capaz de tomar la iniciativa y construir, mientras que tampoco había profundidad por las bandas, salvo por alguna internada aislada de Toño o intermitentes destellos de Rochina. Era un equipo tímido, plano y estático en le centro del salvo. Y superado por la intensidad y la calidad del Atlético. Los de Simeone buscaban con ímpetu el segundo. Hacían daño por fuera, por dentro, con centro al área, con potentes disparos de larga distancia...

El segundo acto comenzó con más sustos. Un gol de Thomas era anulado por fuera de juego de Diego Costa, quien había tocado el balón previamente. A partir de ahí, el Levante empezó a reaccionar, a dar un paso adelante y a estirarse. A explotar sus virtudes. Los jugadores se encontraban y las asociaciones entre hombres como Bardhi, Toño y Rochina permitían inquietar a la zaga rojiblanca. El talento despertaba. Los azulgrana necesitaban conectar y que sus hombres de más talento marcaran la diferencia.

Con esa idea llegó el triple cambio en el minuto 59. Campaña, Morales y Miramón sustituyeron a Vukcevic, Rochina y Coke. Sin embargo, la primera acción del mediocentro sevillano fue una pérdida de balón que estuvo a punto de costar el 0-2, pero Aitor respondió bien al disparo de Joao Félix.

El Levante tenía más iniciativa y presencia en campo contrario. Había uenas combianciones y llegada por las bandas. Y así se produjo un posible penalti de Savic sobre Sergio León, aunque Munuera Montero ni lo revisó en el VAR. Los granotas se apoderaban del cuero y corrían excesivos riesgos en zonas comprometidas. Un floritura de Toño dentro del área dejó a Joao Félix en una situación propicia para sentencia, aunque el luso no estaba entonado.

El encuentro estaba más abierot que nunca. Y Toño se lucía con un caño a Arias y un preciso centro a Mayoral, cuyo testarazo se marchó rozando el palo. Ahí tuvo el empate el Levante, que apretó hasta el final y se topó con la solidez del Atlético. Los granota acabaron dando la talla, pero el pobre primer acto pesó demasiado.