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El día de la marmota. Parece increíble, pero vuelve a pasar. Como un fantasma que sobrevuela Orriols. Los mismos ingredientes habituales: bajas por lesión, una decisión del VAR que perjudica al Levante y una desconexión defensiva. Sumado a eso, la mala suerte. El infortunio del despeje de Postigo en el añadido. Ese balón quiso caer a los pies de Martón. Así lo quiso el destino. Dos puntos se esfumaron de un plumazo cuando los tres parecían ya sumados al casillero. Difícil explicar también por qué Bouldini no sentenció en esa que tuvo para el 3-1. Muchas preguntas para hacerse en el vestuario y el club.
Un equipo descompensado el Levante por las bajas. Si el costado diestro con Capa y Álvarez fue punzante, el izquierdo, vulnerable. El esquema 3-5-2 de Calleja con Brugué de carrilero no era el más defensivo y el Mirandés lo aprovechó. Por ahí hizo daño y encontró rédito. Ya avisó a los primeros minutos, y antes del cuarto de hora, gol. Chaira superó a Femenías con un zapatazo al primer palo donde se pudo hacer algo más. Malas sensaciones. El Ciutat, silencioso, hacía que se escucharan las fuertes rachas de viento. El equipo necesitaba más y en situaciones así, jugadores con carácter salen a relucir. Y vaya si lo hizo Kochorashvili. ‘Kocho’, para los amigos.
En una jugada individual, forzó una falta en la frontal del área. Parecía que iba a lanzar Pablo Martínez, pero el georgiano, con confianza, le debió decir: «Déjamela a mí». Y la puso en la escuadra. Sí que es cierto que el portero del Mirandés pudo hacer más. Intentó atraparla en el aire. Lo hizo, pero ya dentro. Tuvo que haber despejado de puños. Pero de esos errores hay que aprovecharse. El Levante igualaba la contienda y el partido se marchaba con tablas al descanso.
Tras la reanudación, Calleja no quiso arriesgar con sus laterales tocados e hizo modificaciones. Muñoz y Capa, al banco. Dentro Navarro y Dela. El Mirandés daba la sensación que daba por bueno el punto. Se echó atrás, y cedió el balón al Levante. Con más espacios, el equipo de Orriols buscó a sus referencias. Conectó con Bouldini, pero su testarazo se estrelló con el travesaño. Y entonces, llegó la polémica. Brugué intenta robar, pero llega tarde, resbalón de por medio, y pisa el talón del jugador del Mirandés. Amarilla. Pero el VAR llama al árbitro. Revisión. Aquí es cuando la tecnología no siempre es positiva. La entrada, en cámara lenta, es criminal. Porque clava los tacos. Es innegable. Pero en directo, parecía una falta normal y corriente. El pobre Brugué, se fue casi llorando. En una jugada involuntaria, casi sin querer, se le va el partido. Y no está pasando por su mejor momento. Debe ser fuerte y rehacerse, porque su mejor versión está lejos.
El Levante se quedó con uno menos y el Ciutat se encendió. Quizá eso hasta fue positivo. Con el ambiente más caldeado y el público más metido, pese a estar con diez, el Levante se fue arriba. Y de nuevo, un libre directo. Esta vez sí, Pablo Martínez la cogió. Y el resultado, calcado al primer gol. Su tiro, ajustado al ángulo, entró. De nuevo, el guardameta rival, intentó sacarla, pero tarde. Ya había superado la línea. Pero ahí sí, la tecnología ayudó. El VAR confirmó que el balón había entrado. Estallido de júbilo. Y Pablo pidió más. Beso al escudo y demostración de que está de vuelta. La tuvo el Mirandés en un saque de esquina, con un testarazo de Barcia. Pero ahí apareció Femenías, esta vez muy acertado, salvando al Levante. Bouldini falló una imperdonable. Mano a mano con el guardameta, y con un compañero al lado para el pase fácil, tiró un sombrero y el balón se fue fuera. Hubiese sido el 3-1 y la sentencia. Lo terminaría pagando caro el Levante. El partido se volvió bronco. Jugadas muy al límite. Lozano fue expulsado también por protestar desde el banquillo. Otro que no estará en Leganés. Con uno menos, el equipo intentó defender el resultado, pero la mala fortuna volvió a relucir.
No está siendo el año del Levante. En un centro lateral, Postigo intentó despejar. Debió haber dejado que Femenías la cogiese por detrás. El balón quedó franco en el área pequeña. A los pies de Martón, que la mandó al fondo de las mallas. Debacle. Dos puntos que se van por el retrete. Un infortunio digno de estudio. Polémicas a un lado, es un gol evitable. Pero quizá con once y no con diez, ese tanto no se encaja. En el cinco de añadido, no se puede dejar escapar una victoria así. Es mala suerte, pero el Levante debe sacar lecturas de este tropiezo para no volver a toparse con la misma piedra otra vez. Toca borrón y cuenta nueva. Y la próxima parada, Leganés, ante el líder. Escenario complicado, pero ideal para dar un golpe sobre la mesa y recuperar sensaciones.
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