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LUD

Un Levante descafeinado

Los azulgrana, sin chispa, salen del play off al empatar contra el Tenerife | Los de Calleja juegan con fuego en la segunda parte y, con un hombre más por la roja a León, acusan la precipitación

Sábado, 27 de enero 2024

Los futbolistas del Levante saltaron al césped del Ciutat de València fuera de esos puestos de play off que habían recuperado en las dos anteriores ... jornadas. Y es que el Oviedo acababa de desbancar a los azulgrana de la sexta plaza merced a su victoria por la mínima ante el autoritario líder de la categoría, el Leganés. 40 minutos antes del pitido inicial en Orriols, Paulino marcaba en el Carlos Tartiere para recordar la elevada exigencia de la Segunda División. Este resultado suponía una presión añadida para los granotas a pesar de que Javier Calleja insiste, semana tras semana, en los peligros de obsesionarse con la clasificación. Hacía falta ganar al Tenerife para volver a esa zona que abre la puerta de Primera. Pues no pudo ser. El empate contra el cuadro canario dejó una versión descafeinada del equipo. Fue de más a menos. Perdonó cuando pudo derribar al rival en el primer acto. Y ya en el tramo final, con un hombre más por la roja a León, acusó la precipitación. Se le nubló la vista.

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Con los mismos puntos que el Oviedo, ahora sexto, el Levante cae a la séptima posición. Calleja sabe de sobra que tiene armas para acabar en los puestos de promoción. Por eso, superado el ecuador de la temporada, la ambición va ganando la partida a las reservas, tal y como reflejaron las palabras del técnico madrileño horas antes del choque: «El objetivo es ganar cada partido y la ilusión es ascender. Un sueño que queremos alcanzar y vemos alcanzable. Cada vez creemos más en él».

Este sábado, sin embargo, el Levante se vio sobrepasado por momentos. Tras un primer acto ilusionante, reculó tras el descanso de una manera preocupante. Se atascó. Perdió la chispa. Y jugó con fuego. De ahí los pitos de la grada en algunos tramos del encuentro. El empate sabe a poco teniendo en cuenta el potencial de los azulgrana y la dinámica negativa que arrastraba el Tenerife, que llegaba a la cita tras encadenar tres derrotas y un empate en Liga y quedar eliminado en los octavos de final de la Copa. El Ciutat de València no pudo disfrutar de la cuarta victoria consecutiva.

Incluso los antecedentes históricos jugaban completamente a favor del Levante. Sin embargo, por primera vez desde la temporada 1973-74, el Tenerife puntuó en Orriols. El conjunto canario había perdido en sus últimas nueve visitas ligueras al Ciutat. Este sábado, rompió el maleficio para desgracia de los de Calleja.

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El Levante intentó dominar el esférico desde el principio, cocinando las jugadas en un centro del campo donde Carlos Álvarez comenzaba a hacer de las suyas, irrumpiendo con diagonales y cambios de ritmo. El joven sevillano, el chico de moda en Orriols, está creciendo como la espuma. Incluso se ha adueñado de las acciones a balón parado.

Precisamente, de las botas de Carlos Álvarez nació la ocasión más clara del primer acto. El andaluz recuperó el esférico en zona defensiva y arrancó la maquinaria para desnudar al rival. Conectó con Dani Gómez, quien cabalgó y acabó asistiendo a Bouldini. El delantero marroquí, demasiado forzado, se topó con Soriano.

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Vezo, muy seguro a la hora de cortar los ataques rápidos del Tenerife, lideraba la retaguardia. El hecho de que el central portugués recupere su mejor versión es fundamental. Sin sufrir atrás, el Levante apretaba, mordía, abría el campo con lucidez, amenazando con cada vez más recursos... Pablo Martínez, el cerebro en la medular, caía a la banda izquierda, pero estaba en todos los sitios. Lástima que no le acompañó la precisión en algunas acciones clave. Sobre todo en un contragolpe de manual. El madrileño devoró metros con el balón en los pies mientras Dani Gómez, solo en el carril central, esperaba la asistencia relamiéndose, con los colmillos afilados. Pero el cuero no llegó a su destino por un fallido pase con el exterior del pie.

Dani Gómez estaba con ganas. Muchas ganas. Actuando como un dolor de cabeza para los zagueros del Tenerife, se peleaba con todo aquel que se cruzaba por su camino. Más allá de los tres goles que lleva en lo que va de Liga, que suponen una cifra discreta para un delantero, sus desmarques de ruptura y sus arrancadas hacían sudar al rival.

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El Levante se apagó tras el descanso. Un problema que no es nuevo. Los azulgrana retrocedieron sus líneas de forma exagerada y temeraria, dando vida al Tenerife. Los defensas achicaban como podían el peligro. Un posicionamiento que podía costar caro, como pudo comprobar Calleja en el minuto 60. En medio del barullo, Roberto López mandó al poste un misil. Había que despertar, tal y como avisaba la grada a través de los silbidos.

Calleja tomó nota y, a falta de media hora para el final, metió dos futbolistas con descaro. Sergio Lozano y Andrés García entraron en lugar de Algobia y Pablo Martínez. El joven extremo valenciano volvía a competir después de más de cuatro meses fuera debido a un edema óseo que llegó a desesperarle. Su ausencia se ha hecho larga. El canterano, la sensación de las primeras jornadas, no jugaba desde el 16 de septiembre. Este sábado volvió a cabalgar por la banda.

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Lozano lo intentó desde fuera del área y Andrés Fernández salvó un punto al demostrar que los humanos también pueden volar. Lo hizo para sacar en la misma línea de gol un remate mordido de Enric Gallego que parecía imposible de detener.

El Tenerife, que valoraba el punto, consiguió que apenas se jugase. Y sólo la expulsión de León por doble amonestación en el minuto 80 dio alas al Levante. Iván Romero, quien acababa de entrar en el campo y también regresaba tras una lesión, disparó al poste y Bouldini recogió el rechace para marcar. Pero el marroquí estaba en fuera de juego. Los azulgrana sufrieron un apagón.

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