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Brugué y Azón disputan el balón durante el Levante-Zaragoza. LUD

Dela guía el camino del ascenso

Un golazo del central tumba al Zaragoza y acerca al Levante al play-off

Sábado, 6 de abril 2024, 17:48

Normalmente cuando uno piensa en un jugador estrella de un equipo mira a los delanteros o quizá a un centrocampista talentoso. Pero en este Levante, ... el buque insignia se llama Adrián de la Fuente, le gusta que le llamen Dela, y juega de central. Bueno, juega de lo que quiere. Defiende, distribuye, organiza, lidera, comanda, despeja y desde los últimos partidos, asiste y marca. Lo hace todo y todo lo hace bien. No se cansa de brillar y de echarse al equipo a la espalda. Con su golazo al Zaragoza demostró una vez más que es un jugador al que la Segunda se le queda corta y que es con diferencia uno de esos jugadores diferenciales de la categoría de plata. Qué ojo tuvo Miñambres trayéndoselo del Villarreal B y haciéndole capitán general —sin brazalete— desde su internada como técnico. Tres puntos que acercan al Levante al play-off y continúan la buena dinámica que lleva el equipo con seis jornadas sin perder.

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El partido empezó como siempre se desea, con todo de cara y el viento a favor. La intensidad inicial arrolladora del Levante encerró al Zaragoza en su área, que terminó concediendo tres saques de esquina consecutivos. Y precisamente en el tercero Pablo Martínez sacó su varita para trazar un centro a baja altura al corazón del área, donde Roger Brugué se anticipó a su marca para rematar con una sutil peinada de cabeza al segundo palo. El extremo, delantero o carrilero catalán juega de todo y en todas lo hace bien. Y sobre todo, tiene olfato goleador. Con Javi Calleja, su participación era residual, que no se olvide. El éxtasis inicial del gol dejó noqueado a un Zaragoza que seguramente tenía otros planes trazados. Durante el siguiente cuarto de hora el Levante debió apretar más y buscar el segundo, pero tuvo dificultades para encontrar la portería rival. Fabrício, enzarzado en un duelo de altas tensiones con Jair, estuvo más pendiente de recibir y aguantar el balón de espaldas que de buscar las carreras al espacio, su punto más fuerte.

Pero de la nada, llegó el gol del empate. En una transición, el Zaragoza aprovechó un envío largo a la carrera de Valera, que centró atrás. El despeje de la zaga granota no fue contundente y cayó en la frontal, desde donde Toni Moya sacó un zapatazo imparable. Un misil tierra-aire que entró por toda la escuadra. Absolutamente imparable para un Andrés que no pudo hacer más que resoplar. Si te tienen que meter un gol, que sea así, debió pensar el guardameta. De la nada, los visitantes encontraron petróleo y revivieron en el encuentro, al igual que su grada visitante, que se encendió con el tanto. A partir de ahí y hasta el tiempo de descanso, el dominio y las sensaciones fueron para los maños, que opacaron a un Levante que no terminaba de entender qué había pasado para perder la ventaja en el marcador. La tuvo Fabrício eso sí, pero su disparo se al primer palo se marchó al lateral de la red. La toma de decisiones es algo que debe mejorar, puesto que pudo haber pasado al segundo palo o haber definido cruzando el balón. Antes del paso por vestuarios, el Ciutat le dedicó una sonora pitada al colegiado, entendiendo que no estaba pitando faltas del Zaragoza y que había sacado una amarilla a Fabrício similar a una que no mostró a un jugador visitante.

Tras la reanudación, el Zaragoza apretó a Andrés con un lejano disparo de Bakis, provocando la estirada del guardameta granota, que hasta entonces, no había tenido grandes actuaciones. El partido se embarullaba con faltas e interrupciones y Fabrício se jugó la segunda amarilla en una entrada a destiempo. Miñambres no se fió y decidió sustituir al brasileño, que no estaba teniendo su tarde, para evitar que su desesperación acabase convirtiéndose en expulsión. Entró Dani Gómez en su lugar para aportar algo distinto arriba. Poco después, el frágil físico de Róber Ibáñez dijo basta tras no conseguir aportar gran cosa en esa banda izquierda, dejando su lugar para Iván Romero. El Zaragoza empezaba a dar por bueno el empate y buscaba perder todo el tiempo necesario cuando fuera posible hacerlo. Pero entonces llegó Dela y reventó la red. Desde más de treinta metros, el central sacó un zapatazo a la escuadra que nadie vio venir, ni si quiera Badía. Un gol de esos que cambia dinámicas y que vale tres puntos.

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