El Levante se quita de encima la Copa

El Levante se ha quitado de encima la Copa del Rey... y si no lo ha hecho, lo ha parecido. Si la derrota de Pontevedra no formaba parte del plan de esta semana por Galicia, el equipo de Julián Calero completó anoche un partido impropio del fútbol profesional. Sin tensión, sin presionar a un rival de Primera RFEF y sin aprovechar las escasas ocasiones que generó por inercia, el conjunto granota se despide con toda justicia del torneo del KO.

El encuentro, es cierto, molestaba después de casi un mes sin competir, lo que va a endurecer el calendario en las próximas semanas. Ya hay dos encuentros aplazados y disputar una segunda eliminatoria de Copa sobrecargaba la agenda del Levante. El foco, la necesidad del club, es subir a Primera. La parte positiva de la derrota en Pontevedra es que ahora Julián Calero se podrá centrar al 100% en lo que toca.

Si es que no se ha hecho ya a la hora de preparar este encuentro que fue aplazado, por primera vez, el día después de la trágica DANA. De hecho, la expedición granota no pudo volar en la noche en la que el agua desbocada anegó media provincia de Valencia. El choque se ha ido posponiendo en estas tres semanas hasta que el deporte de la Comunitat se ha reactivado. Una cosa es volver a la actividad y otra competir. Y eso fue lo que no hicieron los granotas. La puesta en escena del Levante proclamó lo evidente: que el partido importante de esta gira gallega es el del viernes en Ferrol.

Cierto que el equipo tuvo que jugar con diez prácticamente todo el partido por la expulsión del joven Navarro. El lateral izquierdo pecó de inexperiencia en una dura entrada sobre Pelayo al pelear un balón dividido. Llegó tarde y golpeó al futbolista del Pontevedra, que quizás le pusiera algo de dramatismo al dolerse sobre el césped. Roja y a remar.

Bueno, no, porque el Levante tampoco es que remase demasiado. Más bien estuvo a merced del Pontevedra, ya no sólo en lo que restó de primera parte, sino prácticamente todo el partido. Los gallegos se adelantaron pronto con un remate de Héctor Fernández. En esa media hora inicial de encuentro se decidió la eliminatoria, porque pocos minutos después Espí se plantó ante Vizoso, pero el guardameta local le ganó la partida al canterano.

Tanto el joven futbolista como Fabricio necesitaban este partido para reivindicarse. Como Víctor. Está claro que la Copa del Rey era un estorbo, pero estas eliminatorias iniciales pueden servir para reenganchar a futbolistas que no están siendo importantes en este inicio de temporada. Y el joven talento llegado desde el Valladolid pasó desapercibido. Tanto que Calero lo retiró en el descanso para dar entrada a Dela y remendar la defensa.

Que no significó que esto escondiera sus vergüenzas. Porque un 4-1 ante un rival de categoría inferior en un partido donde el portero es el mejor, no deja de ser más que un sonrojo. Por mucho que la Copa no sea el objetivo del Levante. El segundo tanto llegó poco después del paso por los vestuarios, obra de Fontán.

Un gol que fue un espejismo

Calero dijo basta. Una cosa es perder y otra cosa, caer goleado. Movió el banquillo, con los minutos en las piernas que eso implica para futbolistas que deben ser vitales en la Liga: los Andrés García, Pablo Martínez, Carlos Álvarez o Morales. Y el Comandante, en un córner, metió en la eliminatoria al Levante.

Que nadie crea que a partir de entonces el Pontevedra las pasó canutas. Para nada. Los granotas no supieron embotellar a un rival que aprovechó la superioridad numérica para mover el balón con inteligencia. Y el tiempo añadido, lejos de disputarse sobre el área de Vizoso, fue un manjar para los futbolistas locales, que aprovecharon los espacios para darse un festín. Se puede renunciar a la Copa, pero no así.