Nuevo naufragio en la orilla del Guadalquivir

Este es otro Levante. U otro Paco López. El entrenador de Silla ha evolucionado este verano para abrazar una filosofía futbolística con más músculo. En esta nueva versión de un equipo claramente de autor ya no se apuesta siempre por el intercambio de golpes. Está permitido ponerle cemento a la medular y hormigón al centro de la defensa. Dar un paso atrás para explotar la velocidad de hombres como Morales, Roger, o De Frutos cuando al Comandante se la ha acabado la gasolina. La evolución de la maquinaria granota se lució el domingo en Pamplona, pero volvió a naufragar en Sevilla. Como la temporada pasada en Liga, el conjunto de Orriols remó y remó para ahogarse en el último suspiro, cuando ya acariciaba un merecido y valioso punto.

Esta derrota volverá a dar carnaza para hablar del central de jerarquía. Óscar Duarte hizo una mueca cuando, a su llegada, el pasado verano se le preguntó si a él podía considerársele el 'central de jerarquía' que parece buscar el Levante desde su regreso a Primera. «Claro, he jugado un Mundial...», replicó el costarricense con cierto disgusto. Lo cierto, sin embargo, es que entre unas cosas y otras no acaba de brillar. Al contrario que Vezo, uno de los mejores en el Pizjuán.

Y lo peor de todo para Duarte es que quedó retratado al llegar un segundo tarde al centro de Navas en el minuto 91 y pico. También estuvo permisivo Postigo, que precisamente había entrado al campo para apuntalar la defensa en los últimos instantes de acoso del Sevilla. Se juntaron todos los astros para que quien sí conectase el remate fuese En-Nesyri, criticado por fallón en otras ocasiones, pero que para disgusto de los granotas cabeceó fuera del alcance de Aitor.

El equipo no quedó noqueado. El zarpazo le dejó K.O., tanto que ni siquiera fue capaz de buscar a la desesperada la portería de Bono. «Es una pena que se nos haya escapado en la última jugada», se lamentaba después Postigo. 'Como el año pasado', le faltó añadir. Entonces el verdugo fue De Jong, otro delantero que en aquellos momentos necesitaba reivindicarse en el Sevilla.

Quien ya no necesita justificarse es Paco López. A ver quién osa acusarle de ser un entrenador demasiado ofensivo. El Levante ayer tuvo el balón un 35% del tiempo, cometió más faltas que el rival y acabó jugando con tres centrales y dos mediocentros de corte defensivo. Frente a un rival de Champions, sobre todo en la segunda parte, era lo que tocaba. Porque en la primera también dominó el Sevilla, pero su mejor ocasión se desencadenó por un despiste granota: el de Vukcevic que no aprovechó Ocampos.

El intermedio llegó en el mejor momento para los granotas. Después de que el VAR estudiase un posible penalti por mano (codo) de Rakitic. Y sobre todo, tras el único fallo -grosero, eso sí- de Diego Carlos que Morales, esta vez mucho menos acertado que en El Sadar o en Mestalla, no supo aprovechar ante Bono.

En la segunda mitad el Sevilla elevó paulatinamente el nivel y al Levante no le quedó más remedio que enfundarse el mono de trabajo. A Melero se le acabó la gasolina y Morales no lograba sortear el muro de Koundé y Diego Carlos... ¡vaya pareja de centrales ha encontrado Monchi!

La primera maniobra de Paco López fue apuntalar el centro del campo y dar más velocidad al ataque. Para ello entraron Malsa y De Frutos. El mediocentro, que ya brilló en Pamplona, volvió a aportar músculo. El ex del Real Madrid se topó contra la misma pared que Morales, que topó con Koundé hasta defendiendo: fue en la acción polémica, en el gol de Munir a la contra, tras un córner del Levante. Estrada Fernández necesitó la asistencia del VAR para anular el tanto sevillista por el agarrón del central sevillista sobre De Frutos.

En-Nesyri, Óliver Torres, Óscar, Franco Vázquez... Lopetegui fue lanzando pólvora desde el banquillo, un tanto desesperado al ver que pasaban los minutos y el Levante le tapaba los avances por la franja central y defendía con solvencia las incursiones por los flancos. A los granotas les faltó asustar en el área de Bono, un mero espectador en ese cuarto de hora final. Los de Paco López acabaron apelando a la brega de Roger y De Frutos, que en este caso no obtuvieron premio a su esfuerzo incansable.

Y cuando daba la sensación de que el Sevilla no encontraba la receta, con Lopetegui desesperado y expulsado, Navas conectó al fin un centro perfecto. Y se produjo el único error del Levante dentro del área propia. El equipo ya había gastado el comodín con la ocasión de Ocampos. Un rival diseñado para la Champions rara vez te perdona dos veces. Y así, el testarazo de En-Nesyri volvió a causar el naugrafio granota a orillas del Guadalquivir.