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Óscar Clemente, tratando de llegar a un balón. LUD
Un punto de coraje y oficio

Un punto de coraje y oficio

El Levante aguanta los envites del Tenerife y rasca un empate en el Heliodoro. A pesar de que Calleja dijo que quería ir a ganar, los granotas firman las tablas y suman otra portería a cero fuera de casa

Marc Escribano

Valencia

Sábado, 21 de octubre 2023, 18:04

Minimizar los daños. Eso hizo el Levante en su visita a Tenerife. Y es que un empate, fuera de casa, y ante uno de los rivales directos por el ascenso, se debe valorar como un buen resultado. Y más con el contexto de los últimos minutos, en los que Ander Capa se tuvo que retirar del campo —con los cambios ya utilizados— por un golpe en el ojo. Con 10 y ante un rival que no se cansó de atacar, los granotas supieron defender con solidez y no dejaron huecos aprovechables. Un punto de coraje y oficio. Con casta y la veteranía de un líder como Postigo, el Levante mostró su versión más fiable lejos del Ciutat y demostró que va a ser un equipo difícil de vencer. Si no puedes ganar, como mínimo, empatar. Ya lo dijo el propio Javi Calleja en la previa: «Vamos a todos los campos a ganar, nunca hemos salido a un partido a empatar. Después, si a lo mejor no estamos acertados de cara a gol, lo menos malo es empatar». Exactamente lo que sucedió en el Heliodoro Rodríguez López. Ese campo de mal recuerdo donde se quería resarcir el Levante de la mala imagen mostrada la pasada temporada donde se esfumó el ascenso. No pudo ser la victoria, pero el empate finalmente se dio por bueno. Un 0-0, sin encajar, y a pensar en el Andorra.

CD Tenerife

Sorian, Mellot, Amo, Williams, Nacho (Buñuel, 62'), Sergio (Bodiger, 77'), Corredera, Belza (Dauda, 57'), Waldo (Ángel, 62'), Roberto López y Gallego (Alassan, 77').

0

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Levante UD

Andrés, Dela, Postigo, Vezo, Capa, Oriol Rey (Algobia, 56'), Lozano (Kocho, 69'), Pablo Martínez (Cantero, 82'), Clemente (Romero, 56'), Dani Gómez (Ibáñez, 69') y Bouldini.

  • Árbitro Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó a Oriol Rey, Postigo, Bouldini, Buñuel y Mellot.

  • Incidencias 19.102 espectadores en el Heliodoro Rodríguez López de Tenerife.

Pese a que el resultado final fue positivo, el Levante volvió a salir dormido en Tenerife, como en la pasada temporada, y eso que Calleja quería quitarse la espinita del que dijo que fue el peor partido desde que es entrenador del Levante. Precisamente este sábado cumplió su partido número 50 y un año en el banquillo. Los primeros minutos fueron un dejà vú. Será el largo viaje en avión o la hora menos en Canarias, pero empieza a ser algo recurrente lo del Levante en el Heliodoro. Suerte tuvo esta vez que el VAR salvó el esperpento anulando el rocambolesco y tempranero gol de Sergio González, que en cuestión de cuatro minutos ya había adelantado a los chicharreros. En un saque de esquina, el centro lateral había superado a una débil zaga granota que hizo aguas en el juego aéreo —escalofrío— y que permitió al centrocampista llegar desde atrás para rematar. Se protestó una falta e incluso una mano, pero finalmente el videoarbitraje detectó un fuera de juego previo que anuló la jugada.

El ritmo del partido lo marcaba el Tenerife, muy dominante en el primer período. Oriol Rey, pasado de revoluciones, se jugó la expulsión teniendo ya amarilla cometiendo una falta en la frontal que fue muy protestada por los canarios, que atacaban especialmente por la banda derecha granota buscando las cosquillas a Dela, que fuera de posición, estaba incómodo. Es por ello que Calleja no tardó en mover a Capa a su posición natural y desplazó a Dela a la izquierda, asumiendo su error antes de que fuese demasiado tarde.

La primera mitad no tuvo ocasiones destacables. Poca chicha. El Levante achicaba agua ante un Tenerife insistente y punzante, que no permitía respirar y que se animaba con el apoyo incondicional de su afición. Tímidos intentos de Dani Gómez —muy desaparecido— y de Bouldini, que estuvo más peleón y sacrificado en defensa que centrado en enchufar una entre los tres palos. Alejado del área rival, el Levante echó mucho de menos a un jugador como Fabrício, lesionado, que hubiese ayudado en un contexto como el de este partido. Con el equipo replegado, se intentaban buscar contragolpes, pero sin jugadores veloces por las bandas, era misión imposible. Lozano y Pablo Martínez estuvieron desacertados. Quizá, porque al igual que Bouldini, estuvieron más pendientes de defender que de generar algo ofensivo.

Ya en el segundo tiempo, el Levante mostró una mejor versión, con alguna llegada a la portería defendida por Soriano, que apenas tuvo trabajo. Un gol anulado a Bouldini por fuera de juego de Clemente no subió al marcador. La jugada ensayada en un saque de esquina funcionó, pero claro, el jugador granota estaba unos metros por delante. Posteriormente, ya en la recta final, apareció un remate muy centrado de cabeza de Postigo en un córner, que detuvo Soriano en su única parada del encuentro.

El partido, especialmente en la recta final, tuvo muchas interrupciones. Es por ello que ya en la primera mitad el colegiado tuvo que añadir cinco minutos. En la segunda, fueron otros diez. Un cuarto de hora extra de encuentro que se hizo eterno para aquellos granotas que no pueden evitar morderse las uñas. El Levante aguantaba como podía, especialmente desde el minuto 70 más o menos, donde empezó a dar la sensación de que el equipo daba por bueno el empate y no iba a forzar la máquina para sacar los tres puntos. Mejor asegurar uno que jugársela y salir de manos vacías dando alas a un rival directo. El tramo final fue agónico, porque el Levante terminó jugando con diez. No hubo ninguna expulsión, pero al haber utilizado ya todos los cambios, Ander Capa no pudo ser sustituido tras recibir un codazo de Mo Dauda en el ojo en torno al minuto 88. Pese a los intentos de los servicios médicos de atender al lateral vasco —que estuvo imperial en los duelos individuales—, su visión estaba afectada y no pudo continuar. Con un hombre menos, la misión de sobrevivir en Tenerife se complicaba todavía más, pero a los locales también se le empezó a acabar la gasolina.

Con el pitido final, el alivio llegó y el Levante pudo respirar. Un punto y a casa. Próxima parada, Andorra. Y después, a pensar en la Copa ante el Varea, donde tendrán oportunidades de jugar los menos habituales.

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