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Esta Copa del Rey, la de las eliminatorias a partido único, invita a soñar a esos equipos que, por su historia y su economía, están acostumbrados a sufrir. El técnico del Levante, Paco López, no se ha volcado en el torneo del KO. Ni mucho menos. Pero tampoco lo ha desdeñado. Ha realizado las rotaciones justas para presentar alineaciones competitivas y avanzar con paso firme. Y el premio ilusiona. Mucho. El conjunto azulgrana, intenso en cada una de las rondas, se impuso ayer al Valladolid en un encuentro de alternativas y ya se ha plantado en los cuartos de final. Una eliminatoria que no alcanzaba desde 2014. Sólo una victoria separa a los granotas de unas semifinales que marcarían un antes y un después.
El nombre propio de ayer era Enis Bardhi, quien disfrutó de su primera titularidad después de la hernia discal que sufrió a mediados de noviembre. El macedonio actuó como enganche, unos metros por detrás de Sergio León, y se sintió cómodo. Por su parte, Son ejerció de extremo, con las espaldas cubiertas por Coke.
El partido arrancó con ritmo en el José Zorrilla. Muy diferente al disputado por los mismos equipos el pasado viernes en Liga. El Valladolid tardó poco en golpear. Antes del cuarto de hora, Kike Pérez desarboló el sistema defensivo del Levante filtrando un pase hacia Toni Villa, quien aceleró y aprovechó la falta de contundencia de Toño y Postigo para marcar.
Apenas tres minutos después, el Levante demostró que el gol no iba a minar su moral. Los de Paco López reaccionaron con una clara doble ocasión. Malsa lanzó un cañonazo al palo y el rechace fue recogido por Son, quien se topó con el corpulento Roberto Jiménez en el mano a mano.
Malsa se acercaba con ímpetu al área rival, aunque se mostraba impreciso con el balón en los pies. El exceso de confianza se presenta como una de las asignaturas pendientes del joven francés, cuyo potencial resulta descomunal. El Levante, que llegaba con recursos al ataque, necesitaba acertar en el último pase. Sin embargo, el empate llegó por una vía que se le resistía a los granotas desde hacía más de un año: el golpe franco.
Bardhi, como no podía ser de otra forma con su regreso, asumió la responsabilidad en el lanzamiento de la falta. La posición era peligrosísima. El macedonio no recurrió al virtuosismo, sino a la picardía. Intuyó que la barrera iba a saltar, por lo que coló el balón por debajo con un tiro ajustado al palo. El arquero del Valladolid se quedó petrificado, viendo cómo el esférico entraba en su portería.
El último gol de libre directo del Levante se remontaba al 5 de octubre de 2019, cuando Campaña sorprendió a Soriano en Butarque. Por su parte, Bardhi rompió una mala racha particular que se alargaba demasiado. El balcánico, pese a alzarse como un especialista en la materia, no marcaba de falta directa desde hacía 27 meses.
El duelo estaba abierto. El Valladolid hacía daño por la banda de Toño y un misil de Waldo se iba muy cerca del larguero. Ida y vuelta. Un territorio en el que los atacantes del Levante se suelen sentir cómodos. En una gran conexión entre Bardhi y Rochina, el saguntino enseñó su magia para acabar estrellándose con Roberto.
La alegría estaba reservada para el minuto 45. Una cesión de Vilarrasa al arquero blanquivioleta se convirtió en un regalo para Malsa. El francés, muy atento, interceptó el pase, sorteó la salida del guardameta y, en una posición escorada, envió el cuero al interior de las mallas. Inmejorable manera de irse al vestuario.
El segundo acto comenzó con el mismo dinamismo que había caracterizado al primero. Y las oportunidades más claras tenían color azulgrana. Son puso a prueba a Roberto con un duro disparo cruzado. El guardameta madrileño estaba dispuesto a erigirse en el mejor futbolista de su equipo. En el córner inmediatamente posterior, el arquero del Valladolid salvó a los suyos atajando con los pies un cabezazo picado de Coke cuando en el banquillo granota ya prácticamente celebraban el 1-3.
En el minuto 55, Paco López decidió regular los esfuerzos de Bardhi, quien fue sustituido por Radoja. Así, Melero se desplazó a la posición de enganche.
En su segunda ocasión, Coke no perdonó. Rochina sacó una falta lejana, Postigo cabeceó y el despeje llegó a Coke. El lateral recortó con la pierna derecha y remató con la izquierda. Como si de un delantero nato se tratara. El gol encarrilaba la clasificación.
Valladolid
Jiménez, Villarrasa, Fernández (Alcaraz, 45'), Pérez, Hervías, Mesa, Kike, Villa (Guardiola, 66'), Zalazar, Rubio (Weissman, 65'), Benito (Orellana, 64').
2
-
4
Levante
Cárdenas, Coke (Duarte, 81'), Vezo, Postigo, Toño (Clerc, 82'), Son, Malsa, Melero, Bardhi (Radoja, 55'), Rochina (Morales. 68'), León (Dani Gómez, 68').
GOLES: 1-0, Toni Villa (min 13). 1-1, Bardhi (min 23). 1-2, Malsa (min 45). 1-3, Coke (min 59'). 2-3, Weissman (min 65). 2-4, Morales (min 80) de penalti.
ÁRBITRO: Pizarro Gómez. Amonestó a Orellana y Alcaraz por los locales.
Sergio González realizó un triple cambio que tuvo un efecto inmediato. Orellana y Weissman, quienes acababan de entrar en el campo, fabricaron el 2-3. El chileno centró y el israelí, quien ganó la espalda a Vezo con tremenda facilidad, batió a Cárdenas.
Minutos después, el portero catalán voló para evitar el empate de Alcaraz. El Valladolid crecía por momentos y apretaba. Paco López buscó frescura en los metros finales con Morales y Dani Gómez. Y la tranquilidad llegó desde los once metros. Alcaraz golpeó por detrás el pie de Postigo y el VAR señaló penalti. Morales engañó a Roberto para dejar la eliminatoria resuelta. Con tal de amarrar la victoria, el entrenador valenciano metió en el campo a Duarte y Clerc, implantando una defensa de tres centrales. Los cuartos de Copa hacen volar la imaginación.
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