Inyección de moral en Vila-real

Más de un millar de aficionados levantinistas pusieron pie en La Ceràmica, aprovechando el buen horario y la evidente cercanía, con el objetivo de alentar a su equipo hacia un triunfo clave para mantenerse vivo en la pelea por el play-off de ascenso.

Todavía hay esperanza. Y si la hay, es por esos seguidores que se dejan su dinero y sus horas en carretera para seguir a su equipo a pesar de los malos resultados. El 0-3 cosechado ante el Villarreal B no se puede definir de otra forma que no sea una inyección de moral. No fue el mejor partido, ni el más vistoso ni el más emocionante. Pero funcionó. El Levante ganó y no hay que preguntar mucho más. Tuvo dos ocasiones en la primera parte y no especuló. Y tras el descanso, sentenció. A la cazuela las tres y a defender. Si no perdonas, mejor. Difícil explicar también que el filial del submarino terminase sin hacer gol.

El equipo de Miguel Álvarez, con multitud de chicos en edad juvenil —varios de ellos que hace meses todavía estaban en el 'C'— juega a un gran nivel y tiene mucho mérito que esté peleando un año más por seguir en la categoría de plata. Ese técnico tiene madera y quizá Felipe Miñambres, que observó el encuentro desde el palco por su sanción, debería anotar su nombre y su teléfono por si este verano se queda sin ese entrenador que supuestamente ya tiene atado.

Sorprendió eso sí con la alineación y el retorno de Oriol Rey a la titularidad en detrimento de un sobrerevolucionado Kochorashvili que quizá encaja mejor como revulsivo. De hecho, entró al descanso por Pablo, que estuvo desacertado. Arriba, Dani Gómez volvió a ser el nueve en lo que se puede entender como otro recadito a Fabrício. Necesita espabilar el brasileño. No le van a regalar más titularidades si no empieza a enchufarlas.

También hubo cambio en la zaga, con la entrada de Cabello por Maras. El serbio falló ante el Cartagena y el director deportivo volvió a confiar en el canterano que respondió con una salvada crucial. Pero el que no falla nunca es Álex Muñoz. 'Doc' cazó un rechace de Iker Álvarez, que no acertó en su intento de blocar una falta de Pablo, y metió el balón en la portería con un acertado toque para abrir la lata en la primera ocasión real del Levante.

Tras el 0-1, el Villarreal B tomó el protagonismo del encuentro, encerrando a los granotas en su área y con un dominio asfixiante, gozó de varias ocasiones que llegaron por errores en la salida de balón granota. Estuvo providencial Cabello para arrebatarle el balón a Forés cuando ya encaraba un mano a mano, similar a la que salvó Andrés García tras perder él mismo el balón ante Altimira. Pablo, que perdió un balón y provocó un tiro lejano de Ontiveros, pagó su frustración tras una enésima pérdida con una falta clara que le costó la amarilla. Miñambres dio la orden y tras el descanso se quedó en el banquillo para no peligrar la segunda, porque no estaba jugando bien.

Apenas tuvo que intervenir en el primer tiempo Andrés Fernández, pero la que tuvo, la despejó hacia un lado correctamente y sin complicarse, no como el guardameta groguet. Y de la nada, tras varias ocasiones del filial castellonense, llegó un destello granota. Lozano se sacó un pase al hueco de la chistera y conectó con el desmarque de Brugué. El catalán controló y rápidamente sacó una vaselina por encima de la salida de Álvarez, para poner el 0-2. Golazo y golpe sobre la mesa del Levante. Éxtasis en la grada, que deliraba con cánticos como si fuese el mismísimo Gol Alboraya.

Finalmente, tras el descanso, Dani Gómez cazó un balón tras centro lateral de Andrés García, ganándole la partida al a inexperta zaga del Villarreal B, para meter el tercero y sentenciar la primera victoria lejos de casa desde octubre, cuando se venció en Albacete. Ya son 55 puntos, y a falta de lo que hagan los rivales directos, el Levante duerme igualado a puntos con Racing, Sporting y Oviedo por la última plaza del play-off.